Javier Urra: “Lo importante no es el yo, son los otros”
Javier Urra, doctor en psicología, primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, director del Máster online para Educadores en Salud Mental infanto-juvenil… con más de 80 publicaciones en su haber y, sin duda, nuestro psicólogo más mediático. Su intensa y prolífica producción bibliográfica ha estado marcada por tres etapas. En la última, dice, ha querido ahondar en la raíz de muchos de nuestros desequilibrios y angustias: la falta de sentido de la vida, el vacío espiritual de la persona.
Pero a su velocidad de procesamiento, los poco más de 20 minutos de charla, dan para muchas más cuestiones: violencia de género, móviles en las aulas, rupturas matrimoniales, pedagogía del esfuerzo, pornografía infantil, etc.
El último rasgo de su intensa personalidad y con el que me quedo: su buen rollo, su optimismo contagioso. Por su profesión, en demasiadas ocasiones ha presenciado las tinieblas que pueden envolver al corazón humano y –sin embargo o tal vez por eso– dice sentirse rodeado de gente estupenda.
Muchas gracias, Javier, por haber venido, sobre todo considerando que estás todavía un poco convaleciente…
–Bueno, yo he estado un mes con una conjuntivitis y te recuerda que somos humildes.
¿Qué has hecho en este tiempo de recuperación?
–He estado escuchando conferencias; algunas maravillosas y otras de gente que tú dices ¿cómo se atreve a hablar si no sabe nada? Pero es muy importante escuchar.
Somos mortales, ¿verdad?
–Somos mortales muy limitados. Aunque también creo que lo que hay que ponerle es una razón de ser a la vida. ¿Cuál es la razón de mi existencia?
Estás muy espiritual, últimamente…
–Sí, sí lo estoy.
¿A qué se debe esto?
–Bueno, tengo 66 años y empecé escribiendo libros de psicología forense, en los que hablé de psicópatas y de violadores. Tras ello, pasé al ámbito educativo y ahora, en una última etapa, he escrito tanto de que el ser humano es un ser espiritual como de la vida íntima, pero siempre como una fórmula de prevención contra la patología social y la enfermedad mental. Porque me doy cuenta que el ser humano es físico, biológico, social, cultural y espiritual.
Es como ir a la raíz, ¿no?
–Es ir a la raíz, sí. Es plantearnos cuál será la última pregunta de la vida y cómo me la contestaré.
¿Y cuál crees que será esa respuesta?
–Yo anticipo que será ¿para quién he vivido? Es decir, ahora estamos charlando tú y yo. Lo importante no somos ni tú ni yo; serán las personas que nos vean y que van a traducir lo que decimos. Por lo tanto, lo importante no es el yo, son los otros. Eso es lo que yo he querido transmitir siempre a los jóvenes con los que he trabajado.
Pasando a un tema más dramático, hace un par de semanas un padre asesinó a su hijo de cinco años para hacer daño a su mujer, supuestamente, por violencia. ¿Qué nos está pasando?
–Dependencia emocional que lleva a un síndrome de Medea. He tardado 66 años en darme cuenta de que hay hombres que son dependientes de la mujer. Entonces un día dicen: “No la soporto más. La voy a matar y luego me suicido”, y lo hacen para así poder dañar en vida a la persona que dicen haber querido pero que han retomado su amor en odio.
Aproximadamente 11 cada año se suicidan inmediatamente. Lo importante aquí es el inmediatamente. Porque no ha dado tiempo a la culpabilidad ni al arrepentimiento. Lo que surge es el decir «yo la mato y le pego un corte de mangas a la sociedad y a la justicia».
Aproximadamente 11 cada año se suicidan inmediatamente. Lo importante aquí es el inmediatamente. Porque no ha dado tiempo a la culpabilidad ni al arrepentimiento
¿Y esto es solamente machismo?
–Sin duda. Luego hay algunos aspectos que eclosionan. Los procesos de separación. Por eso desde la ley hicimos que los procesos de separación sean lo más cortos posibles. Pero a veces luego está todo el tema del régimen de custodia, de visitas de los hijos, el tema de alimentos, de pasar dinero al otro.
Te pregunto lo de si es solo machismo, Javier, porque has dicho que el pacto de Estado funciona, pero las cifras no bajan.
–No, las cifras no bajan. Aunque hay que decir que las cifras son muy bajas comparado con el resto del mundo. Los países nórdicos que tanto admiramos con los estudios PISA, matan mucho más que donde nace la cultura del mundo.
¿Quiere decir que hay más machismo en los países nórdicos que aquí en España?
–No. Yo he sido presidente de la red europea Defensores del Menor. No hay más machismo en general, pero sí hay unos hombres muy machistas. Tú vas a Noruega, a Dinamarca, a Suecia, a Finlandia, y la igualdad es total en muchos ámbitos. Sin embargo, hay un grupo de hombres que dicen que los avances de la mujer se ponen en contra mía.
Aquí hay un tema muy interesante con la violencia de género que está mal explicado desde mi punto de vista. Dicen que la ley tiene que ser igual para hombres y para mujeres. ¿Eso es verdad? Porque el planteamiento de la ley no es ese.
¿Podrías dar un ejemplo de a qué te refieres con esto?
–Por ejemplo, hablando de educación. ¿Tú tienes un niño que es síndrome de Down? Nace con cardiopatía congénita. Cuando tiene 18 años, el Estado le da un 3% de puestos de trabajo a personas con discapacidad. ¿Eso es justo? Totalmente justo. ¿Es igualitario? No. Es que como ha nacido de esa manera porque la vida no es justa, pues lo hacemos de esa manera.
Otro ejemplo que me surge es cómo los hombres matan a más mujeres en España que ETA llegó a matar. Entonces, si bien es cierto que puede haber alguna mujer que mate a un hombre, es algo minoritario. Entonces hay que crear una ley que busque educar. La educación es fundamental, sobre todo en los varones. Hay que saber lo que siente el otro.
Cambiando de rama, ¿cuáles son las tres causas de trastornos mentales en los menores?
–Acoso escolar (que es la mayor causa de suicidio infantojuvenil), la depresión y la sobreprotección. Hay muchos padres que quieren comprar el cariño de sus hijos y entonces crean jóvenes como el cristal: duros pero frágiles. La vida no es un parque temático y van a haber momentos de injusticia. Por tanto, a la vida hay que pedirle lo que la vida puede dar.
La vida no es un parque temático y van a haber momentos de injusticia. Por tanto, a la vida hay que pedirle lo que la vida puede dar
Me decía el otro día un profesor de formación profesional que el 80% del tiempo del claustro de profesores, de las juntas de evaluación, lo dedican a resolver problemas. (Problemas de adicciones, problemas de conflictos, de salud mental). ¿Hay que formar al profesorado en estas cuestiones?
–Sí.
Creo que diriges un máster…
–Sí. Este es un máster que está sostenido por Aula Siena y por la Universidad Camilo José Cela, que es el Máster online para educadores en salud mental infanto-juvenil, del que tengo el honor de dirigirlo.
¿En qué consiste este máster?
–En este, de la mano de un equipo de 33 profesionales buscamos convertir a los profesores, orientadores y directores de los colegios en los fonendoscopios de la realidad. Que se pregunten el porqué ese niño no tiene amigos; el que otro no lleva manga corta porque se autolesiona, que hay una chica que llega los lunes destrozada.
Entonces, a partir de esta detección, evitar que los jóvenes lleguen al ámbito clínico o terapéutico, porque no se empieza así, y hay que coger estas cosas a tiempo. Porque luego se dice “joder, yo no esperaba que las cosas fueran tan allí”. Es que al final no todo son psicofármacos. Muchas cosas que ocurren en el ámbito son socráticas: de que el profesor u orientador hable con el chaval y le haga una serie de preguntas para que tenga un pensamiento alternativo.
Por otra parte, ¿qué difícil se está volviendo educar?
–Sí, pero hay maneras con las que facilitarlo. ¿Sabes cuál es el truco mío con los niños, con los jóvenes? Les quiero mucho. Y me respetan.
También les invito al debate y les doy voz. Por ejemplo, les puedo preguntar: si el COVID hubiera sido en la iglesia clásica ¿Habríamos dejado morir a los viejos o a los jóvenes? O, ¿qué hacemos con los menores marroquíes y argelinos? Plantear esa clase de dilemas para que el chico te de ideas me parece genial
Por otra parte, ¿qué difícil es quitarle el móvil a un joven?
–Bueno, yo te voy a decir una cosa de mi centro, en el que han pasado 1.200 jóvenes. Desde hace 13 años no hay móvil. No hay móvil. Y están 11 meses. Mañana, tarde, noche. Chicos de 15, 17, 18 años. Por cierto, yo tengo 127 profesionales. Entre psiquiatras, psicólogos, médicos. No tienen móvil.
En los colegios no debería entrar el móvil…
–No. A mí me preguntó una vez la presidenta de la Comunidad de Madrid sobre si quitaría el móvil de las aulas y le expliqué mis motivos. Tras eso lo quitó.
Yo doy clase en el Centro Cardenal Cisneros de la Universidad Complutense de Madrid. Algo que me hace gracia es que, al poner las notas, los alumnos dicen que se trauman. Primera tontería; no, no te traumes. Estudia.
Ahora, cuando yo doy clases no me falla ninguno, pero le pongo ganas y pasión. Ven que doy lo mejor de mí. Entonces, es curioso que haya clases donde 27 alumnos con un profesor son maravillosos y con otro son un desastre.
¿A qué crees que se debe esto?
–Yo creo que se debe a que, si bien es cierto hay profesores que son maravillosos, hay otros que demuestran ser bastante incultos. Por lo que vale preguntar ¿cómo llegaron ahí? Es decir, yo gané mi plaza compitiendo con 1.765 personas para cuatro plazas. Yo demostré una valía. Y hay que exigir que los profesores y las profesoras sean los mejores, los más cultos y los más reconocidos socialmente. Porque nuestros niños no son el futuro. Son el presente.
Hay que exigir que los profesores y las profesoras sean los mejores, los más cultos y los más reconocidos socialmente. Porque nuestros niños no son el futuro. Son el presente
Por otra parte ¿Qué piensa un chaval cuando ve a su padre consumir pornografía?
––Que lo va a hacer. Los hijos tendemos a imitar a los padres y los criticamos. Esto porque el padre es como un frontón que te sirve para apoyarte y para chocar. Por ello, los padres deben dar un buen ejemplo. Tener la autoridad con la que explicar lo que hay que hacer.
Tendemos a echar balones fuera de todas maneras, ¿no? Las familias. Es decir, siempre echamos la culpa de los problemas de los hijos al colegio, tal. Es decir, somos un poco “adultescentes”, ¿no?
–Estoy totalmente de acuerdo contigo. De hecho, dentro de poco voy a entregar un libro a la editorial Dickinson cuyo título es Inmadurez colectiva. El nombre se debe a que me encuentro con gente que tiene 50 años y son unos Peter Pan. No quieren crecer y proponen que no quieren discutir con sus hijos y ser sus amigos. No debe ser así. Su hijo ya tiene sus propios amigos.
¿Eso afecta al profesado también?
–Sí, pero primero radica en que hay muchos padres inmaduros. Les dices: “oiga, si su hijo hace esto hay que sancionarlo”, y te responden “yo no soy capaz de sancionar a mi hijo”. ¿Por? ¿Usted por qué se deja chantajear?
En ese hilo de ideas, también hay algunos profesores que son inmaduros. Por ello, hay que dejar en claro que ni en el aula ni en la casa debe haber igualdad. Esto no es una democracia. Hay una gente que es adulta y que toma decisión. Ya está. Por ejemplo, al corregir un trabajo de una alumna vi que había copiado el 60%. Tras acusar esta realidad ella me pregunta ¿y qué va a hacer? A lo que le respondí, cero, cero, como la cerveza. Esa es la nota que tiene usted. Ahí se ha acabado.
Hay mucho colegueo, ¿no? Entre el profesor y el alumno a veces de hola profe ¿qué tal?
–Yo creo que hay que tratar con respeto. Cuando llegan a mi centro o a mi aula universitaria, los saludo y los trato de igual a igual. Por ejemplo, si en clase alguien no está de acuerdo con lo que planteo doy espacio al debate y a que argumente frente a la clase el porqué de su posición. Toda opinión es respetable y hay cosas que hay que decirlas.
Por ejemplo, yo soy un señor que va a la COPE, a la Cadena SER, que escribe en El País y en el ABC, y que puede hablar de temas que pueden generar controversia como lo es la transexualidad. En este hilo de ideas, tengo un compañero que ha entrado en la Academia de Psicología de España y que ha sacado un libro muy bueno titulado Nadie nace en un cuerpo equivocado. El ha ido a diferentes universidades para presentarlo y no lo dejan exponerlo, cosa que me parece terrible pues no le han dejado siquiera presentar su planteamiento.
¿Se nos ha ido a la mano con los temas de género y LGBTI?
–Siempre ha habido heterosexualidad, siempre ha habido homosexualidad y siempre ha habido transexualidad, y hay que respetarlo. El problema está en que todo chaval que tiene un problema ahora te pregunta… ¿No seré transexual? En algún caso, sí. Y eso es como hay que tratarlo. Pero en otro caso es que tienes un problema obsesivo-compulsivo, que tienes ideaciones extraña o que tienes un trastorno límite de personalidad. Entonces, ahora se piensa que todo es eso cuando no tiene porqué ser así.
Fuente: Magisnet