Dime cómo te hablan y te diré cómo creces
En Japón, cuando alguien está estresado por algún proyecto o tiene miedo de suspender un examen escapa de cualquier palabra con connotaciones negativas: que nadie a tu alrededor diga “caer”, “perder”, “fallar”, “tropezar”… o estarás en un apuro, independientemente de lo mucho que te hayas preparado.
“Lo que les decimos y cómo lo decimos será muy relevante en aspectos como la imagen que construyen de sí mismos, la seguridad afectiva o la autoestima”. Así lo explica Marisol Justo de la Rosa, de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE).
Es esta línea, la psicóloga Ana G. Martín puntualiza que la manera de dirigirnos a ellos en la primera infancia es crucial: “Las palabras positivas tienen repercusiones directas en el funcionamiento de cualquier cerebro, imaginaos en el de un niño. Esto los vuelve receptivos y tolerantes a la frustración, y les ayuda a promover la autonomía y fortalecer su autoestima, a generar su autoconcepto”
Y es que las palabras pueden infundir miedo, hacer reír, hacer llorar… nos ayudan a construir nuestras realidades en las que nos formamos y vivimos. Porque todo lo que decimos y hacemos tiene un efecto y una consecuencia.
“Algo que considero muy importante, relacionado con las palabras que usamos, es que hay que evitar toda clase de amenazas que hagan que perciban falta de amor o cariño” explica Martín. “Como por ejemplo un ‘si sigues así al final te vas a un internado’, ‘si no haces esto no te llevo al parque’, ‘si te portas así es que no me quieres’… son una serie de chantajes que muchas veces hacemos de manera inconsciente pero que envían el mensaje equivocado. Lo más importante es dar el mensaje siempre en positivo: “si lo recoges todo nos vamos al parque”.
La manera en la que los menores se exponen a su realidad los condiciona en su desarrollo. Para Ana G. Martín esto puede observarse en conductas diarias como miedo a errar, dificultad para socializar o expresarse o para gestionar sus emociones. “Creo que los adultos que se enfocan en educar a sus hijos en ambientes positivos, con buenas palabras y con conductas adaptativas, consiguen que estos tengan una mayor autoestima y un mejor desarrollo socio-emocional que niños que se desarrollan en ambientes más volubles. Y esto quiere decir que no solo son palabras bonitas y positivas, sino también aprender decir y aceptar el ‘no’, enseñarles límites, enseñarlos a que solucionar sus problemas, y la realidad de que no siempre se solucionan de manera instantánea…”.
9 Claves de comunicación
¿Cómo hacer entender a los más pequeños que queremos que nos hagan caso? Dependerá de la edad del niño o la niña, de su nivel evolutivo, de su lenguaje comprensivo y expresivo… Pero de forma general, estas son las claves que nos dan desde AMEI-WAECE para “hacernos entender sin hacer daño”:
- Mirarlo a los ojos cuando le hablamos
- Asegurarnos de que entiende lo que decimos
- Repetirlo con distintas palabras
- Utilizar frases cortas y concisas
- No gritar, no descalificar ni amenazar
- Felicitar sus logros y dar mensajes positivos7. ejercer autoridad sin autoritarismos
- Normas claras, pero no excesivas
- Evitar la sobreprotección y permisividad