Pablo Morillo Pérez: “Para nosotros los libros son motores de cambio social”
Pablo Morillo Pérez nos explica en esta entrevista todas las iniciativas que la Fundación José Manuel Lara, que dirige, tiene en marcha para mejorar la competencia lectora, que van desde las más conocidas, como el concurso Enseñamos a leer, a otras más recientes que están demostrando un tremendo impacto, como el programa de acompañamiento lector Leer+.
¿Por qué la fundación que representa ha hecho del fomento de la lectura entre los jóvenes su particular batalla?
–Llevamos muchos años convencidos de que es importante trabajar en la mejora de la comprensión lectora y la competencia lectora, especialmente de los menores. Evidentemente, es importante tener una competencia lectora en todos los ámbitos de edad, pues hay gente adulta que firma contratos que no entiende, o llega a acuerdos por no entender lo que lee y luego se arrepiente, pero creemos que es especialmente importante trabajarla desde la base, sobre todo desde el segundo ciclo de Primaria, porque es la formación en este periodo la que determinará sus competencias futuras.
Estamos convencidos, y está demostrado científicamente, que los niños y niñas que leen no solamente más sino mejor, que tienen una buena competencia lectora, son niños y niñas que tienen un mejor rendimiento académico, mayor capacidad crítica y mejores notas no solamente en Lengua y Literatura, sino en otras asignaturas como Matemáticas o Ciencias. Hay niños que suspenden no porque no sepan aplicar los contenidos, sino porque no saben lo que les está preguntando el problema o el enunciado del examen.
Niños y niñas que leen más, que leen mejor, que entienden mejor lo que leen son niños y niñas con un futuro más prometedor, porque su rendimiento académico así lo provocará y porque van a ser niños y niñas más críticos, más libres y, al fin y al cabo, más felices. Qué bonito es trabajar e intentar hacer niños y niñas más felices a través de la mejora de su competencia lectora.
¿Podríamos decir que la competencia lectora es un predictor del éxito en la vida?
–Hay que tener en cuenta que casi todo lo que aprendemos lo aprendemos leyendo. Hoy casi todos los niños en cierta edad saben la mecánica lectora, leer saben leer casi todos los menores, afortunadamente. El problema está en saber traducir lo que lees, llevarlo a tu vida diaria, inferirlo, relacionarlo con otras cosas que has aprendido, lo que llamamos la competencia lectora. La competencia lectora es la base del buen rendimiento académico y, por tanto, gran parte del éxito vital de una persona.
¿Qué le parece el plan de refuerzo escolar propuesto desde el Gobierno, centrado precisamente en competencia lectora y en matemáticas?
–Las matemáticas, por un lado, y la lectura, por otro, son los pilares de una educación de éxito. Tiene todo el sentido del mundo esta revisión que están haciendo de la ley educativa, porque los bajos índices que tenemos en PISA y en PIRLS dicen que ahí tenemos un problema como sociedad, más allá de los problemas educativos que tenemos por no tener una ley educativa estable. Por eso creo que es importante llegar a pactos de estado como este.
Por encima de la ley educativa que esté vigente, por encima del partido político que esté gobernando, por encima de la comunidad autónoma que tenga la competencia, trabajar en la mejora de la competencia lectora de los pequeños y pequeñas debe ser un pilar innegociable y totalmente inamovible, sea quien sea quien esté al frente de esa consejería, de ese ministerio.
Por lo tanto, veo acertado este debate que hay ahora, y sobre todo veo acertado destinar recursos. Hay que destinar recursos a mejorar la competencia lectora de los niños y a formar a los profes, que son los grandes activos que tenemos. Ponemos el futuro de nuestros menores y de nuestra sociedad en sus manos, y hay que darles herramientas y recursos para que puedan trabajar lo mejor posible.
¿Debería empezarse por mejorar la formación de los docentes?
–La formación a los docentes es una pata fundamental para llegar a este mejor rendimiento académico, pero aquí hay que darle una vuelta de tuerca. Cuando me preguntan “¿Qué estamos haciendo mal?” “¿Por qué salen estos resultados tan preocupantes en comprensión lectora en PISA y en PIRLS?” yo creo que uno de los grandes puntos es compartir esa mochila de responsabilidad que se le ha dado siempre al profesor de Lengua y Literatura.
Esto lo estamos empezado a revertir; por ejemplo, en Andalucía este año se ha instaurado media hora de lectura obligatoria diaria, independientemente de la asignatura. Un paso importante es hacer ver que la lectura es importante en cualquier asignatura, que debe ser algo transversal, que los niños y niñas tienen que saber leer e interpretar cualquier texto, sea de la materia que sea, con lo cual hay que dar herramientas no solo a los profesores de Lengua y Literatura, sino de cualquier asignatura, para que sean capaces de desarrollar un plan lector y para que la mejora de la competencia lectora sea responsabilidad del claustro en general, del centro en su totalidad y de cada profesor de manera individual.
La Universidad Internacional de Valencia (VIU) comparte con nosotros esa visión, esa preocupación de dar herramientas y formación específica a los profesores en este sentido y por eso se unieron a nosotros en este proyecto desde el principio.
La VIU está a vuestro lado en la formación de docentes y también, en Enseñamos a leer.
–Sí, tenemos programas de actuación sobre el profesorado en el que incluimos, además de una formación y acompañamiento para que desarrollen su proyecto lector en las aulas, un concurso, Enseñamos a leer. Este es su sexto año en Andalucía, Ceuta y Melilla, con más de 500 proyectos de fomento de la lectura y más de 35 bibliotecas y centros que han participado.
Su fin es poner en valor a aquellos docentes con un especial interés, una especial vocación, por mejorar la competencia lectora de sus alumnos, que va más allá de sus obligaciones curriculares, lo que les lleva a poner en marcha proyectos innovadores. Lo que pretendemos es reconocer la labor de estos docentes, darles la visibilidad que se merecen, y lo que hacemos es premiar estos proyectos con formación, porque creemos que lo mejor que podemos darle al profesorado es formación. Y aquí entra la Universidad Internacional de Valencia.
Estos proyectos tienen también un seguimiento desde la fundación, se les dota económicamente para que el proyecto tenga vida en el aula y en redes los damos a conocer, para crear una red de profesorado implicado en el fomento de la lectura y un repositorio de proyectos que otros profesores puedan conocer y llevar a sus aulas.
Uno de los objetivos es poner en común buenas prácticas en el fomento de la competencia lectora.
–Es uno de los objetivos que estamos empezando a poner en marcha y es la gran aspiración: crear una red nacional de profesores involucrados en el fomento de la lectura, expertos en fomentar la lectura entre los menores, que haya un intercambio de experiencias entre ellos y que digan “Oye, si en un colegio pequeño de la Alpujarra granadina funciona este proyecto, ¿por qué no va a funcionar en un pueblo pequeño de los Pirineos o de Cantabria?» La idea es crear una sinergia entre profesores con las mismas inquietudes. Si un proyecto funciona en un colegio de Andalucía, por qué no va a funcionar en uno de la Comunidad Valenciana o de Madrid.
De hecho, Enseñamos a Leer se ha extendido este curso a la Comunidad Valenciana ¿Debería haber más sinergias en lo educativo entre comunidades autónomas?
–Las cosas que funcionan hay que compartirlas, hay que copiarlas, y dejar esa visión tan mediocre de “como es de otro partido, aunque funcione, no lo copio”. Castilla y León ha tenido una política de competencia lectora que ahora se está aplicando en Andalucía, la media hora obligatoria. Andalucía ha hecho suyo el proyecto. Si en Andalucía y Castilla y León una propuesta ha demostrado que está mejorando la competencia lectora de su alumnado, que se comparta con el resto de comunidades autónomas. Habría que llegar a una serie de pactos en materia de competencia lectora, porque estamos jugando con nuestro futuro. Nuestros futuros abogados, periodistas, médicos, políticos… son estos niños y niñas con los que ahora estamos trabajando en mejorar su competencia lectora.
Otro de los objetivos de Enseñamos a leer es dignificar la profesión docente.
–Sí, yo tengo a mis hijas escolarizadas en escuelas públicas, pero yo he estudiado en escuela privada, y yo creo que no somos conscientes de la importancia del papel del profesor en nuestros hijos e hijas. Por eso, primero es importante reconocer el trabajo de este profesorado, segundo, ayudarles en el camino y darles herramientas y formación y motivarlos, porque considero que cuando se reconoce el trabajo de un profesor se le motiva. En nuestra gala de entrega de premios, el mensaje común cuando recogen su premio es: “Gracias porque me habéis ayudado para seguir con esto, porque me encuentro solo y es muy complicado después de todo el trámite burocrático y curricular que tenemos encima poner en marcha este proyecto de manera voluntaria”.
Entre las novedades con la expansión del certamen a Valencia hay una nueva categoría, relacionada con la inclusión educativa.
–Este concurso ha ido creciendo: Empezó solamente para profesores de Secundaria, luego lo ampliamos a Primaria, luego metimos también una categoría que en Andalucía sigue vigente, que se llama Futuro Docente, para aquellos graduados en Educación que todavía no están ejerciendo, pero que sí pueden tener su TFG, su TFM. Y ahora, en la Comunidad Valenciana, hemos añadido un premio Especial a la Educación Inclusiva en el Fomento de la Lectura para chicos y chicas con capacidades distintas, porque si ya es difícil tener un proyecto de fomento de la lectura para el grupo de aula imagínate para un grupo de aula con chicos de altas capacidades, con alguna diversidad funcional… También queremos poner en valor esa dificultad extra, y por eso hemos creado este premio especial.
Dentro de los ítems que se valoran en este certamen está el uso de nuevas metodologías donde se incluyen las TIC, ¿no siempre tienen por qué estar reñidas la lectura en papel y las pantallas?
–Es un gran debate, y la Fundación José Manuel Lara tiene muy claro que es necesario que los chicos y chicas tengan sus ratos de desconexión digital, que lean en papel, que sepan lo que es coger un libro, que sepan lo que es concentrarse solamente con un libro en las manos, conversaciones con uno mismo, y salir de esa inmediatez y de esa digitalización que traen las pantallas.
Nosotros potenciamos en la Fundación el activar tu modo libro, es decir, igual que se puede activar el modo avión en los móviles y desconectar durante el vuelo, que los chicos y chicas pudieran activar durante 15, 20 minutos al día de las pantallas, de las distracciones y activar su modo libro y fuera estímulos digitales, fuera estímulos de inmediatez, y que tengan un rato de lectura en papel. Y no lo decimos por capricho, sino que hay estudios científicos que demuestran que leer en papel mejora la competencia lectora en un grado superior a si se lee en pantalla.
Eso no quita que las herramientas digitales deban ser aliadas para llegar a fomentar la lectura entre los más pequeños y pequeñas, y por eso creemos que las redes sociales o los booktubers obookstagrammers, es decir prescriptores de lecturas a través de las redes sociales, son grandes referentes de lectura para muchas comunidades y hay que tenerlos como aliados para llevarlos al camino del “Es importante leer”. Porque no es lo mismo que a un chico le sugiera un profesor o su padre “léete este libro” que un referente como un booktuber, un futbolista, un modelo o una cantante un cantante se lo diga. Hay que buscar cómo llegar a esos referentes para los chicos y chicas y que estos referentes hablen de la lectura como algo positivo, algo que les va a hacer mejores. Si eso es a través de las redes sociales, perfecto, pero nosotros sí tenemos muy claro que es importante que se potencia el libro en papel y que la lectura en formato analógico y el trabajo con los libros debe seguir existiendo en las aulas, porque les permite a los niños adquirir conocimiento de una manera distinta a como se adquiere en pantalla.
¿No es partidario de listas de libros obligatorios?
–La vida evoluciona, los gustos de los jóvenes también. Seguramente los libros que leía yo cuando tenía la edad de cursar Primaria no son los libros que ahora existen. Hay que adaptarse a los tiempos. Si un niño o niña es lector o lectora, al final su evolución lectora le va a pedir una serie de libros, pero es normal que no empiecen leyendo el Lazarillo o no les enganchen los grandes clásicos, porque están acostumbrados ahora mismo al entretenimiento audiovisual con otros ritmos, donde pasan muchas cosas en poco tiempo y eso les lleva a otro tipo de lectura… y necesitan engancharse con cosas que entran dentro de su canon lector.
Los cánones lectores varían con los tiempos. No puede ser que sigamos aplicando el canon lector de hace 20 años. Por eso digo que es importante también formar a los profes, para que estén actualizados, sepan qué libros son ahora mismo los que más atraen a los chicos, y luego, poco a poco: “Si has leído este libro en concreto y te ha gustado, ¿por qué no lees este, que te puede gustar también?” Ya tú le vas orientando hacia otro tipo de lecturas que creas como profesional y como docente que le van a aportar más, pero siempre es importante engancharlos con cosas que puedan ser atrayentes para ellos.
Hay que revisar los cánones lectores y las lecturas obligatorias. Yo no digo que en la EBAU no haya que leer ciertos textos, pero en Primaria a lo mejor tienen que empezar con otro tipo de libros. Yo recuerdo, por ejemplo, Fray Perico y su borrico, que yo creo que es un libro que niños de mi generación hemos leído todos en clase, pero ese libro a lo mejor ahora los niños no lo entienden, y a lo mejor tienen que empezar leyendo otros libros que están más relacionados con la actualidad y luego leerán Fray Perico y su borrico, pero a lo mejor no es el primer libro para leer un niño de Primaria hoy en día, porque cambia el lenguaje, la sociedad, y es normal que cosas que nos enganchaban a nosotros hace 30 años no les enganchen a ellos.
Aparte de Enseñamos a leer, ¿qué otras iniciativas tienen en marcha desde la Fundación José Manuel Lara para fomentar esa competencia lectora?
–Evidentemente, estamos centrando el foco en los profesores, pero hay que mejorar la competencia lectora en todos los ámbitos de la vida de un niño. Hay que incidir sobre los profesores, por supuesto, pero también sobre el propio chico y chica y sobre la familia.
En este sentido, tenemos, por ejemplo, el proyecto LEER+, de acompañamiento lector a niños de Primaria en zonas vulnerables. Es un proyecto piloto, y con él hemos demostrado que con una hora de lectura a la semana con un tutor, un mentor, estos niños y niñas han mejorado su rendimiento académico. Son niños y niñas que tenían problemas de absentismo escolar y se han reincorporado al sistema educativo, niños y niñas que no leían en sus casas y ahora le piden a los padres libros, otros que leen a sus hermanos… Hemos cambiado la dinámica, y con una herramienta al alcance de todos; enseñar a los niños que hay una vida más allá de la tableta y el móvil, que se llama libro.
Con tantos distractores, esto a veces es un poco lucha contra gigantes.
–Es complicado, pero cuando lo prueban les gusta. Tener a un niño leyendo a tu lado una hora… Al principio se desubicaba, se diluía, se ponía nervioso, pero cuando pasan las sesiones te das cuenta de que le sabe a poco esa hora: “Oye, ¿me puedo llevar el libro a casa para seguir leyéndolo? ¿Pero ya hemos acabado? ¡Pero qué rápido!”.
Como decía, sobre todo es importante que el niño elija su lectura, acompañado por su mentor. En el proyecto Leer+ y la formación que hacemos a profesores insistimos mucho en esto. Cuando damos con la tecla y el chico o la chica encuentra un libro que le atrae, que le atrapa, luego ya se queda. Lo malo es cuando las primeras experiencias lectoras son con libros que no atrapan. Ahí tenemos un problema, porque el niño huye de la lectura, porque lo relaciona con aburrimiento, con algo tedioso. Es importante tener un buen catálogo de lectura donde el chico o la chica pueda elegir, acompañado, bien asesorado. Si todo va bien su complejidad lectora irá creciendo, pero es importante acercar la lectura a los chicos y chicas con libros que les sean atrayentes y que les diviertan. No olvidemos que, por supuesto, la lectura es una herramienta educativa, pero ellos deben verlo al principio como algo divertido, porque si no le encuentran lo atractivo, lo divertido, a la lectura se van a despegar de ella.
Desde la fundación también se trabaja con las familias.
–Sí, el siguiente punto en nuestro modelo de mejora de la competencia lectora son las familias. Es el punto que nos queda por desarrollar, y dentro de nuestro plan estratégico esperamos desarrollarlo entre el año 2025 y el año 2026, pero la idea es formar a padres y familias que quieran saber cómo continuar el trabajo que hacen esos profesores en las aulas.
Eso sí, ya en el acompañamiento lector les hemos implicado en los actos de cierre, para ver qué valoración hacen, es importante los datos cualitativos que las familias aportan, y también se les han facilitado materiales para que les sirvan de ayuda para continuar fomentando la lectura en sus hijos durante las vacaciones.
Sin profesores lectores y padres lectores, ¿se puede conseguir que el alumno sea lector?
–Por eso para nosotros es fundamental trabajar la formación a profesores y a la familia, y por eso este acompañamiento lector lo estamos haciendo inicialmente en centros de zonas más vulnerables, porque por desgracia en esos contextos socioeconómicos el niño no tiene un referente lector en casa. Que eso no quiere decir que en los contextos socioeconómicos más altos lo tenga, pero en principio, por lógica, el acceso a libros y a un entorno lector a priori se sobreentiende.
Es importante que en el entorno del menor este vea un ambiente lector. El profesor en clase no puede leer, pero en el momento que conoce, lee y le puede orientar demuestra un bagaje lector, que es importante, como es el bagaje lector de los padres, los hermanos…
Yo creo que si en todas las casas se dedicase media hora a leer, por ejemplo, todos los días de 19.30 a 20.00 paramos todo, apagamos la tele, los móviles y hoy vamos a hacer lectura compartida, o hoy toca que cada uno lea el suyo, si conseguimos eso, igual que se hace hoy en Andalucía, media hora al día todo el centro para y se pone a leer, sea la asignatura que sea, si luego eso tuviera esa media hora de continuidad en las casas, creo que daríamos un paso importante, porque creamos hábito. Al fin y al cabo, los humanos (y los niños entre ellos) somos animales de costumbres, y si le creas un hábito…
Lo difícil es introducirlos en esa costumbre, pero es una rutina que les va a gustar. Yo no conozco ningún niño que una vez que se han hecho a la lectura diga que no le gusta leer. El problema está en que no encuentran libros que le enganchen a la lectura, y para eso tienes que tener el hábito de lectura, prueba y error, hasta que encuentres el que te gusta.
Las bibliotecas escolares son lugares donde se puede lograr ese enganche.
–Las bibliotecas escolares son fundamentales. Hasta no hace mucho las bibliotecas escolares eran los sitios de castigo: “Castigado, a la biblioteca”. Entonces, relacionabas la biblioteca con un lugar normalmente en sótanos, escondido, oscuro, al que ibas castigado a hacer los deberes cuando te portabas mal en clase. Y si encima al frente de la biblioteca no hay un profesor al que le guste leer… Porque ya no existen en los centros escolares expertos en bibliotecas, normalmente la lleva alguien del claustro de profesores o incluso rotatorio.
Para mí son fundamentales tres ejes de cambio en una biblioteca escolar. Primero, que al frente haya alguien motivado con la lectura, que la biblioteca la dirija o la gestione alguien que realmente crea en la lectura como medio transformador. Luego, que haya libros, que se renueve el fondo bibliotecario. Hoy en día no tiene sentido una biblioteca en la que solo haya enciclopedias, atlas… Tiene que haber libros que a los niños les atraigan, que haya títulos que sean novedad, que los niños quieran leer. Y lo tercero es el espacio. Yo creo que es fundamental hacer de la biblioteca un espacio acogedor. A lo mejor ya no tiene por qué haber mesas y sillas: puede haber puffs, cojines, con mucha luz… que sea un sitio en el que el niño, la niña, quiera estar, al que le apetezca ir, porque es un espacio en el que se encuentra cómodo. Yo creo que es fundamental la persona que está al frente, el fondo bibliográfico y el espacio.
Se me viene a la mente Galicia, que invirtió mucho en bibliotecas escolares. Otro buen ejemplo que se podría copiar en el resto de comunidades autónomas.
–Sí, Galicia hizo una muy buena política de adecuación de bibliotecas escolares y los resultados están ahí: Galicia es una de las comunidades que tiene mejores resultados en PISA y en PIRLS.
Yo creo que todo suma. Suma tener los profesores motivados y reconocidos en este sentido. Suma que los chicos y chicas se acerquen a la lectura de una manera lúdica, eligiendo sus propias lecturas y que poco a poco se vayan enganchando a ese hábito lector, dejando de lado las pantallas durante un tiempo. Suma el involucrar en esta tarea no solamente al profesor de Lengua y Literatura sino a toda la comunidad educativa y a los padres, a las familias. Y, por supuesto, suman las bibliotecas, tanto escolares como no escolares, que las bibliotecas se conviertan en un lugar de encuentro y de diversión y que a raíz de ese encuentro con los libros, sirvan para mejorar su vida, porque los libros cambian la vida. Para nosotros los libros son motores de cambio social, y aquellas personas que llegan a tener un acceso a la lectura tienen mayores posibilidades de futuro.