José Manuel Cabrera: “No podemos pedir a la escuela que resuelva problemas que van más allá de la escuela”
Contar con el presidente de Adide, la más progresista de las asociaciones de inspectores, para número dos de una consejería del PP tiene su cosa… Dice mucho y bien en favor una visión abierta y plural de la Educación aunque nos pueda deparar sorpresas divertidas. Por ejemplo, Cabrera se desmarca de la línea oficial del PP al no considerar que los currículos Lomloe tengan carga ideológica.
Al margen de pellizcos, defiende con uñas y dientes el trabajo del profesorado y su papel esencial para una educación 360 del alumno en tiempos de IA. Para ello, llama a la responsabilidad a las familias y a la sociedad en su conjunto porque, dice, «los profesores a veces se sienten solos».
Pregunta. Ha habido cambio de gobierno en las Islas y la pregunta es obligada. ¿Se han encontrado con alguna sorpresa en los cajones?
–Sí, nos hemos encontrado sorpresas, aunque no precisamente en los cajones. La principal y más comentada ha sido el no tener aulas finalizadas para niños de dos a tres años en muchos centros. Eso implicó que el alumnado que estaba matriculado no pudiese empezar las clases en su fecha.
Menudo lío. ¿Cómo lo han resuelto?
–Hemos tenido que derivar alumnado de la escuela pública a centros educativos infantiles privados. Sin embargo, solo hemos podido derivar al 25% del alumnado previsto porque en Canarias tenemos la dificultad de que faltan centros de Infantil privados ara atender a todo el alumnado.
Además, por la idiosincrasia de Canarias, las escuelas infantiles privadas e incluso las municipales de gestión privada están concentradas en zonas metropolitanas y apenas hay en poblaciones rurales, por lo que no hemos podido ofrecer una plaza a esas familias. Esto está ya superado, pero fue una dificultad inicial.
Si lo entiendo bien, ¿fue una negligencia del equipo anterior que ha pagado el nuevo gobierno?
–Sí, entendemos que la previsión no fue la acertada. Es el peligro de ofertar plazas e incluso matricular alumnos cuando todavía las aulas no están en condiciones. Además, conocemos la dificultad de construir esas aulas, que tienen una normativa específica y unos requerimientos que no se consiguen de un día para otro. Ha habido problemas de licitación y ejecución de obras.
¿Qué porcentaje de familias que se han quedado sin plaza, ni siquiera en la privada?
–Un porcentaje más alto del que hubiéramos querido. Para nosotros ha sido una sorpresa que haya tan poca oferta privada para niños de entre cero y tres años. Además de no tener suficientes plazas en las escuelas infantiles privadas y municipales, hay que considerar que el traslado de las familias desde zonas alejadas es un problema.
¿Apostáis por un modelo mixto público-privado de Educación Infantil?
–Nosotros queremos que las familias dispongan de todas las posibilidades. La escolarización 0-3 es imprescindible para la conciliación familiar y laboral hoy en día, por lo que las familias tienen que tener acceso. La realidad impone que solo con aulas públicas no podemos llegar, por lo cual donde no podamos llegar consultaremos con otros sectores. Esa es la idea.
Hay quien dirá que se está privatizando la Educación Infantil…
–Nosotros miramos este problema desde el punto de vista de las familias. En este momento, si hay que concertar escuelas infantiles para darle soluciones a las familias, pues habrá que hacerlo. Eso no quita que nosotros sigamos ampliando el número de aulas en los centros públicos para que todas las familias puedan tener acceso a esa conciliación familiar y laboral. Pero queremos que puedan optar.
¿No hay un posicionamiento de partida a favor de la pública o de la privada?
–No podríamos hacerlo. Porque la educación pública no puede atender a todas las familias y menos en un momento en el que la realidad está cambiando y exige un mayor número de aulas disponibles para conseguir esa conciliación.
Se lo pregunto porque también se les ha criticado por privatizar supuestamente las Aulas Enclave en las que se atiende al alumnado de Educación Especial… ¿Han contratado profesorado externo?
–Ahí hay una distorsión de la información. No es exactamente así. El profesorado externalizado ya estaba y que hace otras funciones. Es un personal laboral que ayuda y complementa al profesorado del centro. Por otra parte, también se comenta que en alguna ocasión en vez de contar con profesorado laboral de ayuda se ha contado con profesorado funcionario especialista.
El problema es que tenemos dificultades para conseguir profesores que acudan a determinados municipios porque, al final, tienen que residir, tienen que vivir… Puede ser que por eso se haya generado el debate, pero nada ha cambiado: as aulas enclave son aulas especiales para tener niños con dificultades que tienen su maestro especialista y a un personal auxiliar que les ayuda.
En todo caso, ¿usted qué piensa que les importa a las familias, cómo se presta el servicio o quién lo presta?
–Sí, claro, yo creo que lo importante es que sus hijos e hijas estén bien atendidos. Y, para ello, buscamos la mejor forma de conseguirlo.
También ha sido motivo de controversia el tema de la climatización de las aulas… ¿Qué piensan hacer?
–Sí, lo tenemos previsto y sabemos las dificultades que va a entrañar. Tenemos más de 1.000 centros educativos, cada uno con su antigüedad, superior a los 30 ó 40 años en muchos casos. Habrá que ver qué medios podemos aplicar… Estamos trabajando en instalaciones de placas fotovoltaicas. Por nuestro clima y teniendo las horas de sol, tiene que ser una prioridad instalar energía solar. Y luego, por supuesto, mejorar las instalaciones.
Pero es cierto que al recorrer los centros nos estamos dando cuenta de que la mayoría no están en las mejores condiciones y eso va a requerir de un plan de infraestructuras ambicioso y en consecuencia muchos ingresos para poder afrontar esta situación.
Pasemos de la macroeducación a la microeducación. Uno de los dos temas de agenda informativa más preocupantes es lo relativo a la salud mental de los menores… ¿Me da su valoración?
–Mi valoración es que Canarias ha sido pionera en llevar la educación emocional a las aulas. Hemos sido de las primeras comunidades en incluirla en el currículo como un área educativa en toda Primaria. En este curso se incluyó en cada etapa.
¿Qué implica?
–Implica trabajar con el alumnado sobre todo en la prevención.
¿Y en Secundaria?
–Lo estamos haciendo con programas. En concreto, estamos ultimando un protocolo para la prevención del suicidio.
Además, nos hemos coordinado con la Consejería de Sanidad. Queremos colaborar en esta detección temprana que con frecuencia se realiza en la atención sanitaria primaria cuando se detecta un problema de salud mental. Desde Educación estamos en continuo proceso de estudio y análisis para mejorar el protocolo de atención sanitaria y el protocolo de acoso escolar. Vamos a seguir vigilando todo aquello que pueda afectar negativamente al alumnado.
¿Las redes y la proliferación de dispositivos puede tener algo que ver con el malestar emocional de los chavales?
–Sí. Pero lo que creo es que no podemos pedir a la escuela que resuelva problemas que van más allá de la escuela. Todos tenemos que ir en la misma línea: la sociedad y también las familias. Muchos de estos problemas no se originan en la escuela, sino que se originan en casa y tienen que ver con los hábitos que ahí se crean.
¿Un poco de hipocresía social?
–Yo lo que creo es que todos sabemos –yo también, que soy padre– que muchas veces cuesta poner límites a nuestros hijos. Por ese cariño que les tenemos pensamos que nuestros hijos no tienen que tener límites y que no tenemos que exigirles tanto esfuerzo… pero todos sabemos que a veces hay que pasarlo mal para luego pasarlo bien.
A partir de ahí, muchas de esas cosas vienen a la escuela y la escuela, sin la ayuda de las familias y del resto de la sociedad, se siente sola. El profesor tiene que manejar un grupo de entre 25 y 30 chicos, cada uno con sus experiencias, y es complicado.
30 chicos y cada uno con su móvil…
–La tecnología mal utilizada está afectando, por supuesto. Hay estudios que indican que está afectando la salud del alumnado.
Razón de más para enseñarles desde las primeras edades, a través de programas, cómo trabajar con la tecnología… pero tenemos que hacerlo con la familia. Es una labor de los dos, tenemos que unirnos en esta carrera.
Cuando salta a los medios un caso de acoso, de violencia o de suicidio, siempre se responsabiliza al tutor, a la dirección del centro, a la inspección… pero ¿donde estaban la familia, los amigos, la industria tecnológica, los medios…?
–Sin duda aunque no se trata de buscar culpables. Estamos ante un fracaso de la sociedad y un fracaso que además puede tener unas consecuencias muy graves. Vuelvo a lo mismo: tenemos que trabajar todos juntos.
Por supuesto que nosotros tenemos que hacer todo lo posible desde las las escuelas y las administraciones públicas para que ningún niño o niña lo pase mal. A veces recibimos críticas de que miramos a otro lado y creo que son muy injustas. No creo que nadie quiera ver sufrir a un chico o una chica.
¿Cómo actúan en concreto ante una incidencia?
–Aquí se investigan todas las incidencias que se comunican y la gran mayoría no pueden catalogarse como casos de acoso escolar. Hay algunas que sí, entonces se interviene y se actúa. Nunca ha existido tanta preocupación dentro del sistema educativo para atajar estos comportamientos.
Además, queremos incentivar también el trabajo con los iguales. Que el propio alumno ayude a detectar estos casos y ayude a quienes puedan estar sufriendo. En este sentido, la tutoría y la ayuda del propio alumnado es clave.
El otro gran tema de agenda informativa es la Inteligencia Artificial y cómo va a afectar a los procesos de enseñanza-aprendizaje. ¿Qué le diría al profesorado que está preocupado?
–Es normal que tengan esa incertidumbre porque no sabemos todavía cómo van a afectar todo esto.
Si tengo claro que hay un componente que aporta el profesor –más allá de dar formación, contenido…– que no lo va a suplir ninguna inteligencia artificial, que es el componente emocional, el componente de vinculación con el alumno, el ayudar al alumno o alumna a obtener lo mejor de si mismo, el inculcarle determinados valores que son necesarios e imprescindibles en toda la sociedad.
¿Ahora se hace más necesaria, si cabe, una mirada 360?
–Es que no sirve tener unos conocimientos amplios en una materia o tener unas capacidades si al final no eres buena persona, si no sabes utilizarlos de la mejor forma y no dispones de unos buenos valores que te guíen.
Por eso, creo que hay que tranquilizar al profesorado porque, ahora más que nunca, van a ser una pieza fundamental. Por supuesto, habrá que ayudarles con los medios que necesiten.
¿Por ejemplo?
–Por ejemplo, con una reducción del trabajo burocrático, que muchas veces no incide en la mejora educativa. Esto es un objetivo de esta Consejería.
Uno de los temas más cuestionado de la Lomloe fue la cara ideológica de sus currículos. ¿Estaban justificadas esas críticas?
–Sobre esto habrá opiniones para todos los gustos. La Lomloe en algunas cuestiones tiene su carga ideológica, pero no en lo que afecta a la práctica educativa, es decir, en lo que se realiza en las aulas.
Es cierto que cambian algunas cuestiones que me parecen interesantes como, por ejemplo, la incorporación del perfil de salida. Hay otras cosas en las que simplemente se cambian los términos, pero al final es lo de siempre. Por eso, en lo que afecta a la práctica docente, no creo que haya mucha diferencia dentro del aula.
Cuestión distinta es que esta ley tenga componentes adicionales con respecto a temas como la religión o la libertad de enseñanza… Esas cuestiones que cada partido orienta más hacia su visión de lo que es la Educación.
Pero los currículums nuevos no te parecen que estaban tan sesgados como se comentó en los medios, ¿no? Por ejemplo, las historias, que había mucha perspectiva de género… Te parecía que estaba muy exagerado todo esto, ¿no?
–En mi opinión, más que ideología lo que hay es un mayor énfasis en unas cuestiones respecto a otras. Por ejemplo, se comentó que algunos saberes básicos habían sido eliminados y que deberían continuar porque eran saberes de toda la vida…
Por otra parte, los libros de texto los hacen las editoriales y dudo que las editoriales tengan una intencionalidad ideológica al elaborarlos.
Parece que la autoridad del profesorado está en crisis. ¿Cómo restaurarla?
–Lo que hay que hacer –además de reforzar al profesorado desde las administraciones– es reforzar esta autoridad en la sociedad y en las familias, por ejemplo, para que no se discutan las decisiones que toma el profesorado.
Al cuestionar las decisiones del profesor delante de los hijos le estamos quitando autoridad. Muchas veces es la propia sociedad la que se la quita.
Le pongo un ejemplo. Recientemente, en Canarias tomamos la decisión de suspender las actividades dos días ante el riesgo por temperaturas elevadas. Pues bien, dentro de la sociedad hubo críticas porque consideraban que los profesores eran unos privilegiados… Creo que las personas que hicieron esas críticas no se las pueden creer porque ellos conocen el trabajo, la dedicación y el compromiso del profesorado con sus propios hijos e hijas.
El trabajo del profesor es muy complicado. No solo por el tiempo que están en el centro, sino también porque se llevan los problemas a casa. Con frecuencia, terminan ejerciendo de padres y madres de muchos hijos con problemáticas muy complejas.
¿Piensa que los padres no deberíamos criticar a los profesores delante de nuestros hijos?
–Así lo creo. Hay una crisis de autoridad en general que afecta no solo en el profesorado. Basta ver cómo se trata a los cuerpos de seguridad, a la judicatura, a los fiscales, a los médicos… Yo creo que tendríamos que ser más cuidadosos como sociedad y dar ejemplo a nuestros hijos.
¿Y en el ejercicio de la dirección escolar? ¿también falta autoridad?
–Hay que seguir mejorándolo. Nosotros lo tenemos como un objetivo estratégico fundamental. Sabemos que el buen funcionamiento de un centro educativo reside, en gran medida, en la dirección escolar que tenga. Por eso, habrá que darle incentivos al director o directora.
En Canarias, igual que en otras muchas regiones, nos encontramos con muchas vacantes de directores. Es comprensible porque ser director implica una gran responsabilidad, implica trabajar en un horario mucho más extenso y llevarse la preocupación del centro al hogar. Eso muchas veces es difícil de asumir cuando no existen incentivos.
¿Qué tipo de incentivos?
–Por ejemplo, el País Vasco ha mejorado mucho en este sentido. Queremos incluir algunos de los incentivos que han implementando allí: tener un horario más flexible, eliminar la burocracia…
Hay otras medidas como que, al terminar una dirección escolar que ha sido fructífera y valorada positivamente, esos directores puedan tutorizar a otros directores que están comenzando. Creemos que la formación que pueden dar los buenos directores a los que comienzan es fundamental. Como esas, existen muchas otras medidas sobre las cuales estamos trabajando.
Queremos escuchar a los directores y directoras y mantener una relación continua con las plataformas de directores, tanto de Primaria como de Secundaria. Queremos escuchar pero, sobre todo, darles respuestas. Porque si les escuchamos pero no les damos respuestas ,se pierde la confianza.
¿No sería necesario crear un cuerpo de directores?
–Se ha debatido mucho al respecto y la idea que tenemos en casi todas las administraciones es que no es necesario. Creemos que es lo que es necesario es mejorar las condiciones.
¿No le gusta el modelo anglosajón de director administrador o gestor?
–No. Aquí tenemos un modelo en el que el director tiene una función con tintes pedagógicos, por lo que tiene que conocer lo que sucede en el aula. Lo que ocurre es que muchas veces no lo conoce a fondo por todas las tareas adicionales que se le encomiendan.
Eso es lo que hay que mejorar, que estas gestiones administrativas, que van más allá de lo pedagógico, se reduzcan para que puedan dedicarse a liderar pedagógicamente su centro. Pero mee parece que el modelo es bueno.
Fuente: Magisnet