Mochilas llenas, bolsillos vacíos
Una solución para evitar desigualdades que termina volviendo locos a padres y madres.
Son las nueve de la noche de un domingo de septiembre y muchas familias ya saben lo que significa: “Mami, mañana tenemos que llevar cuatro cartulinas de colores, tijeras punto roma y un rotulador de punta fina. Que duermas bien”.
Y es que las listas de material para los más pequeños son cada vez más largas y específicas. “A nosotros nos la dan esta semana, y ya tengo miedo” cuenta Brais, que por primera vez va al comprar material para Primaria.
“Pues nosotros tenemos una profesora que te indica la marca, color y modelo del material: una libreta Oxford verde, block de dibujo marca X modelo Y…” le advierten los demás padres.
Pero ¿por qué es tan específico? “Por su ergonomía y dureza no todos los lápices son iguales, y pedimos marcas de libretas concretas porque la cuadrícula, pauta o gramaje del papel no es igual en todas…” explican desde el Colegio Virxe Milagrosa.
Nadie se escapa: nos rascamos el bolsillo, independientemente del nivel o la escuela donde empezamos el nuevo curso. Desde papelería hasta libros, a veces pasando por los uniformes. Entre colores, estuches, material sensorial, cuadernos, libros que no son obligatorios pero casi sí…¿estamos hablando de educación “gratuita”?
“Es cierto que en muchos casos las familias van a la librería con la lista de material y compran todo nuevo, cuando por nuestra parte especificamos que pueden traer material usado” apuntan desde el centro, que, para algunas asignaturas, está siguiendo un método cada vez más extendido entre las escuelas: guardar el material de años anteriores para repartirlo al comienzo del nuevo curso.
Por último, otro gran motivo tras esta selección de productos tan a pies juntillas es la desigualdad: “marcaría las diferencias entre aquellos que pueden permitirse lo mejor y los que no”.
Aún así, las familias novatas suspiran y se resignan: “Creo que voy a comprar una goma redonda”.
Fuente: Faro de Vigo