Otras maneras de que aprendan los niños durante el verano
Psicólogas, logopedas y asociaciones de padres y madres coinciden en declaraciones a Efe que «hay otras rutinas y maneras de aprender que sirven para reforzar el nivel académico», en palabras de la psicoterapeuta familiar y experta en infancia Mercedes Bermejo. En su opinión, las excursiones, juegos de cartas, visitas a museos o ciudades, «pueden ayudar a los niños a poner en práctica lo aprendido durante el curso». En esta línea, la psicóloga Silvia Álava, coincide en que el juego es una manera de aprender diferente: «Podemos automatizar procesos de lectura y escritura, con repetición, pero eso no significa que haya que estar horas haciendo deberes». Ambas coinciden en que los días son largos y hay que buscar tiempo para que los niños lean o escriban durante un tiempo establecido, como puede ser media hora. «Lo recomendable sería que durante el verano los niños pudieran dedicar su tiempo de ocio a aquellas actividades que les gustan y que durante el curso académico les resulta más difícil realizar», explica la logopeda Lidia Arroyo.
Asimismo, Mercedes Bermejo defiende fomentar la elección de los niños sobre estas tareas de lectura para que no sientan que es una obligación: «Son ellos quienes tienen que elegir, porque si obligamos a un niño a hacer deberes, va a perder la motivación». Tras venir de un periodo de exigencia académica, Bermejo considera que aburrirse y no hacer nada es importante y puede fomentar la creatividad de los niños. «Si la enseñanza se da bien en clase, no deben llevar deberes a casa», es la opinión de la presidenta de la Confederación Española de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa), María Capellán.
Con una campaña que sacan durante los periodos vacacionales, «En la escuela me falta una asignatura: mi tiempo libre», desde la Ceapa tienen claro que el objetivo de las vacaciones estivales es poder descansar. Desde la organización consideran que los niños sufren bastante presión durante todo el año como para también tener que «estar preocupados» de los deberes en verano, lo que consideran que es un «castigo», según dice María, tanto para los alumnos como para las familias. Una desconexión necesaria durante los tres meses de verano ya que no lo hacen durante el resto del año: mañana, tarde y noche, fines de semana, vacaciones de Navidad y Semana Santa; siempre tienen tareas que hacer y entienden que «la educación durante todo el día no es de calidad».
Una idea que sostiene la logopeda Arroyo, ya que en la mayoría de los casos que se reúnen las familias, realizan desplazamientos y no disponen del tiempo suficiente para realizar las tareas. «Si a los adultos nos gusta descansar en verano, ¿a los niños por qué no?», plantea tajante la presidenta de la Ceapa.
Fuente: Magisnet