Alejandro Cebrián: “La tecnología nunca va a sustituir la labor del docente”
Alejandro Cebrián, director general de Edelvives España explica en qué consiste 4IU, un sistema que incorpora en su plataforma educativa Edelvives Digital Plus, un conjunto de herramientas de inteligencia artificial entre las que destaca ChatGPT. Todo esto a través de un proyecto de validación en el que participarán centenares de docentes y estudiantes.
La nueva herramienta artificial que Edelvives ha instaurado en su plataforma educativa apuesta por el buen funcionamiento del proceso educativo y el aprendizaje del alumno, aportando diversidad y simplificando el lenguaje para que el alumnado pueda acceder de igual manera a todos los contenidos que se expongan en el aula.
¿En qué consiste exactamente esta nueva iniciativa de instaurar ChatGPT en vuestra plataforma virtual? ¿De qué manera vais a utilizar este sistema de chat con inteligencia artificial?
—Nosotros entendemos que no somos ajenos al debate que hay actualmente con respecto a la inteligencia artificial. De hecho, queremos participar de ese debate de una manera responsable, que es validando la tecnología. La integración que estamos proponiendo de ChatGPT y de distintos motores de inteligencia artificial consiste, primero, en un entorno acotado, es decir, potenciar el aprendizaje únicamente utilizando el contenido que está a disposición del docente y del estudiante. Y, por otro lado, lanzamos una propuesta con unos “Prompts” ya predefinidos. En el ámbito del estudiante, no va a tener un lugar donde va a abrirse con total libertad a interactuar con ChatGPT, sino que sobre el contenido que está trabajando abre distintas opciones, por lo que clicando de manera automática las puede hacer valer. Una tiene que ver con la simplificación de los contenidos, el estudiante puede sugerirle a la plataforma que le simplifique el lenguaje para que tenga un mejor entendimiento o bien que le ponga a prueba, le amplíe conocimientos, siempre dentro de un contenido que está acotado.
En el caso del docente, puede también usar el contenido para hacer resúmenes o bien puede utilizar el contenido con el que está trabajando para que el sistema le proponga actividades concretas sobre ese contenido para trabajarlo en el aula.
Para mí, la parte fundamental, es que vamos a validar esta herramienta. Los docentes van a tener la oportunidad de integrar la plataforma en sus aulas. Hemos incorporado la herramienta 4IU en nuestra plataforma educativa Edelvives Digital Plus para que lo prueben, con el objetivo de validar que realmente está cumpliendo la función por la que nosotros la hemos diseñado, que es mejorar en el ámbito educativo, la accesibilidad, la atención a la diversidad, que facilite como una herramienta más y ayude en el proceso de aprendizaje. Para eso vamos a estar muy pendientes escuchando de primera mano a los docentes y estudiantes que la estén probando y también a las familias. Queremos comprobar que esta herramienta aporta valor, porque si no aporta valor en el proceso educativo no tiene sentido. Tenemos abiertas en hoja de ruta muchas más funcionalidades, pero de momento lo que hacemos es sacar una versión muy acotada para validar esta primera iniciativa.
Esta inteligencia artificial va a facilitar el trabajo de los profesores en el aula ¿Crees que esta iniciativa puede suplir de alguna manera la figura del profesor?
—Para nada. Más que nunca la labor del docente es fundamental. Si la inteligencia artificial algo va a ayudar es en poner en valor el perfil docente. El desarrollo del pensamiento crítico, la habilidad social, la capacidad de atención, la capacidad de relacionarse, la parte emocional… son ámbitos que pertenecen fundamentalmente al docente, esa es la labor primordial. El trabajo del docente no consiste solo en distribuir contenido entre sus alumnos, sino que lo que hace es gestionar el aprendizaje, crear los entornos, esto es una labor que la tecnología nunca va a sustituir. De hecho, pensamos que hoy en día con toda la aparición de este tipo de tecnologías, el docente adquiere, más que nunca, un papel clave en la educación.
¿De qué manera puede influir a que los alumnos se vuelvan dependientes de este tipo de herramientas y no desarrollen la capacidad de tener pensamiento crítico?
—Cuando aparece una nueva tecnología nunca hay que mirarla con ojos del pasado. Hay que entender que este tipo de tecnología ha venido para quedarse y te obliga a subir el listón. La nueva reforma educativa ya propone unas metodologías educativas que de alguna manera ponen en valor las situaciones de aprendizaje y el desarrollo de competencias. Este tipo de debates ya han existido en el pasado, cuando apareció la calculadora, que parecía que iba a acabar con la labor de los profesores de matemáticas… Efectivamente el hecho de que aparezca esta tecnología lejos de que nos convierta en vagos, lo que tiene que hacer es ayudar a facilitar procesos, pero para generar más pensamiento crítico. Hay muchos centros educativos que ya están dejando de evaluar el trabajo en sí mismo de entrega. El debate está en si están evaluando en concreto la entrega del trabajo o la adquisición de contenidos, el entendimiento del contenido. Esto lo que va a hacer es cambiar la manera en la que nosotros educamos pero que, de alguna forma, los centros educativos, los docentes, y la nueva ley, ya lleva un tiempo trabajando en este tipo de cosas. El hecho de que tengas acceso de clic a mucha información no significa que tú no tengas derecho a aprovechar esa herramienta para posicionarte en un nivel medio-alto, y desde ahí tendrás que generar otros contenidos, generar pensamiento crítico, relacionar con otros proyectos, trabajar de manera transversal… Al final se trata de subir el nivel, ahora bien, si lo que se está evaluando por ejemplo es la manera de redactar, este tipo de tecnologías limitan y chocan. Lo que nosotros entendemos es que hay que utilizar la inteligencia artificial en las aulas de manera responsable y hay que validarla, con el propósito de mejorar, no con el propósito de sofisticar, porque creo que uno de los errores que se pueden cometer es sofisticar las cosas para que sigan igual, nosotros no queremos eso, queremos generar propuestas que mejoren.
La tecnología está haciendo que el sector de la educación avance, pero, ¿puede peligrar la pérdida de relaciones sociales con este tipo de iniciativas? ¿Crees que esto puede generar una pérdida de humanidad en el proceso educativo?
—La tecnología influye en las relaciones, no solo en el ámbito de la escuela, sino también en el ámbito familiar y fuera de ella. La tecnología en sí misma nos afecta en nuestra manera de relacionarnos y nos está afectando sobre todo en nuestra capacidad de atención. Ahora bien, es una realidad que tenemos que entender y gestionar con responsabilidad. Más que nunca tenemos que fomentar las relaciones sociales. Un alumno en el aula no está todas las horas con tecnología ni mucho menos, cada vez más se trabaja en los colegios con el trabajo cooperativo. Creo que la pregunta es necesaria, no podemos olvidarnos de que primero es la persona y esto es algo que debemos de entender y que la persona tiene que primar por encima de los distintos medios sobre los que el alumno estudie, ya sea el papel, la Tablet, el ordenador, unas gafas de realidad virtual… Es un elemento más al que debemos de prestar atención, pero no obviamos.
¿Consideras que se está apostando de más por el uso de las tecnologías en el sistema educativo?
—Sí. Creo que hay un exceso de infraestructura tecnológica por varios motivos: no todos los espacios están preparados, y lo más importante, las competencias digitales tanto de los docentes como de los estudiantes, en la mayoría de los casos, no están a la altura de toda la tecnología que hay hoy en día en las aulas. Lo que pasa es que nosotros también estamos influidos por la Agenda 2030 que marca una línea de desarrollo de competencia digital que debemos seguir. La tecnología sin propósito no vale de nada, la tecnología como un fin no vale de nada. Lo primero que hay que preguntarse es “para qué” y la tecnología ayuda en muchos procesos, pero tampoco es la solución a todo, ni tampoco la tecnología es sinónimo de innovación, hay muchos ámbitos de la innovación que nada tienen que ver con la tecnología. Pero también he de decir que los cambios normalmente son pendulares, a veces para cambiar y mejorar algo te tienes que ir a los extremos, y yo creo que ese es el momento en el que estamos, en un momento de extremos. Nosotros como editorial somos unos defensores absolutos del papel, creemos que ayuda al desarrollo de unas habilidades y competencias que la tecnología no hace, pero la tecnología también ayuda en otros ámbitos que el papel no, ese es el equilibrio que debemos encontrar. Y quiero insistir en el matiz de hablar del papel y no del libro de texto en sí, ya que por un lado, el libro tal como lo conocíamos ha pasado de ser el centro de todo a convertirse en una expresión más dentro de una multitud de recursos, y por otro lado porque el libro de texto se encuentra en un proceso de transformación absoluta de su definición que acabará derivando a ocupar una nueva posición de aportación de valor, pero en cualquier caso, entendemos será una pieza más, distinta en el fondo y forma, pero no desaparecerá.
¿Cuáles son las necesidades que hay que cubrir en el ámbito educativo? ¿Cómo va a ayudar esta nueva iniciativa de 4IU a que se cubran?
—Hoy en día la diversidad en el aula es máxima, no solamente estamos hablando de estudiantes que tengan necesidades especiales, todos somos diversos en general, todos tenemos unas ciertas peculiaridades. Yo puedo ser diverso en mi manera de aprender las matemáticas y otro puede ser diverso porque tiene un exceso o un déficit de algo. Este es el principio universal del aprendizaje. El diseño universal del aprendizaje dice que al final todos tenemos que llegar a un mismo fin pero que los caminos son distintos. La tecnología permite niveles de personalización que un docente a veces no puede hacer en pequeños matices. Con tecnología tú puedes fácilmente adaptar un temario en función del conocimiento que tiene ese estudiante, pero sin la labor del docente detrás tutorizando ese aprendizaje no vale de nada, esto es lo más importante. A nivel de accesibilidad, la tecnología permite que distintos formatos, niños con problemas auditivos, visuales o de entendimiento, puedan entender el lenguaje simplificándolo. Al final, el estudiante adquirirá el aprendizaje de esta forma. Hay niños que por ejemplo necesitan aprender a través de las imágenes o que tienen mayor facilidad para aprender de esta forma. La tecnología en este sentido lo permite, también teniendo la capacidad de “trocear” el contenido, personalizarlo. Para mí estos son varios de los beneficios más importantes de la tecnología para superar uno de los mayores retos que tienen hoy en día las aulas, que es la multitud de entornos, caracteres y personalidades distintas que conforman las aulas y que a veces a un docente este tipo de herramientas le ayudan. Pero insisto, son herramientas que pueden estar a disposición del profesor para facilitar su labor, nunca para sustituirla.
¿Cuáles son los principales riesgos que puede tener vuestra nueva herramienta 4IU? ¿Crees que puede ser un arma de doble filo?
—Uno es la sofisticación sin propósito, sofisticar las cosas para que no mejoren, que se convierta en un fin y no en un medio. Que prevalezca la forma respecto al fondo. Por eso nosotros queremos hacer esa validación. Nosotros podríamos haber abierto tanto a docentes como a estudiantes un conjunto de herramientas mucho más ambiciosas, pero de momento queremos probar estas. Luego ya abriremos la puerta a nuevas herramientas conforme veamos que el proceso avanza en positivo. El segundo es que tiene que ser democrático, lo tenemos que hacer accesible para todos, el mayor riesgo es que genere polarización. Nosotros en todos los proyectos tecnológicos que emprendemos este es uno de los principios de diseño que prevalece, que aquello que lancemos sea accesible a todo el mundo. Siempre decimos que hay que “democratizar los proyectos”, conseguir que cualquier familia pueda pagar el proyecto. Cuando hablo de democratizar, no sólo me refiero al aspecto económico, me refiero también a hacerlo accesible dentro de un contexto social, de infraestructura tecnológica o de estar capacitado competencialmente para ello. Hay que pensar en todas las variables que afectan al hecho de que un proyecto pueda ser accesible a todos los estudiantes.
Y, por último, la parte de los valores, hay que humanizar la tecnología, esto tiene que prevalecer por encima de todo. Son únicamente herramientas, no son las soluciones de nada. También considero que hay un reto importante que tiene que ver con que la personalización nos pueda llevar a un etiquetado del estudiante, es algo sobre lo que tenemos que luchar. A raíz de la polarización, se está personalizando tanto que acabas catalogando y etiquetando, hay que huir de las etiquetas y me parece importante resaltarlo.
Fuente: Magisnet