“Los jóvenes ven la violencia como forma de relación social”
El agente reconoce que esta «normalización de la violencia» provoca que tanto él cómo sus compañeros tengan que intervenir «casi a diario ante situaciones de gravedad» en las que están implicados menores.
Sánchez fue protagonista a mediados de abril por dar la voz de alarma de los presuntos abusos sexuales de un profesor de Educación Física a, al menos, 12 adolescentes del instituto Prado Mayor, aunque prefiere no hablar de ello porque «es un hecho muy grave, que continúa abierto, y la condena social marca de por vida, tanto al supuesto agresor como a las víctimas». Aun así, aclara que tenía los indicios suficientes para denunciar, fruto de su relación cercana y de confianza con los 53 jóvenes que participan en el programa de acción juvenil «Aula Konect@», en el que el policía totanero escucha y busca dar solución a sus problemas relacionados con el absentismo escolar, la soledad, el acoso, las drogas, las conductas sexuales inapropiadas, la violencia machista, el consumo de alcohol y drogas o los conflictos familiares, entre otros.
Así, esgrime que su vínculo con los jóvenes constituye «una fuente de información muy valiosa» que le ha servido para conocer muchas situaciones igual o más graves que la del profesor de educación física, «porque esto se puede ver como una conducta atípica de una determinada persona adulta, pero hay otros sucesos que se deben a un modelo de convivencia en el que la violencia está muy integrada en el día a día de la juventud».
Este policía, único agente tutor de la población, explica que «ahora hay más relaciones tóxicas» que cuando empezó a trabajar hace 16 años, y que uno de los factores que más ha agravado estos comportamientos ha sido «la gran dependencia de Internet y las redes sociales, como Instagram o TikTok». En esta línea, apostilla que «se trata de elementos relativamente nuevos, por lo que desconocemos el alcance que pueden llegar a tener en niños y adolescentes, al igual que sucedía con el tabaco en los años 50».
Igualmente, Sánchez alerta de que han potenciado «la sexualización» de los niños a edades muy tempranas, como demuestra un informe de la Agencia Española de Protección de Datos de 2021 que indica que la edad media de acceso a la pornografía en menores es de 8 años, algo que, según él, «distorsiona la realidad de las relaciones sexuales y hace que se acorte la infancia, con la aparición de conductas propias de la adolescencia». Por ello, remarca que este consumo prematuro e inadecuado de porno puede derivar en comportamientos insanos y violentos, como una agresión sexual.
En este sentido, también critica que en 2022 haya habido 4.500 suicidios y apenas se le dé difusión, ni tampoco al «aumento exponencial de los trastornos de salud mental en la infancia y la adolescencia». «No conozco ningún ayuntamiento que tenga un servicio de atención psicológica infantil», informa Sánchez con la resignación propia de quien trabaja cada día con menores de diferentes edades, razas, religiones, ideologías y situaciones de vida, a los que ayuda, aconseja y acompaña en cuestiones importantes de su vida, «con el objetivo de que desarrollen todo su talento, porque me han demostrado que son personas maravillas», concluye con orgullo y lágrimas en los ojos.