“Educamos para el futuro, pero no podemos saber de todo”
Para lograr ser un buen profesor no basta con ser un experto en nuestro campo, hace falta contar con otro tipo de actitudes extraescolares.
Hablamos de las competencias profesionales docentes que, lejos de ser solo una recomendación, están contempladas por la Consellería y se incluyen en los programas de las Facultades de Educación. El Ministerio de Universidades expuso la necesidad de una renovación de las mismas para los próximos cursos, en las que se considera necesario que los profesores sean: especialistas en su materia, comunicadores en lenguas maternas (y extranjeras) y competentes en TIC. Así mismo, se incluyen novedades como las competencias laborales del futuro, sensibilización e igualdad y educación emocional.
Hablamos con Isabel Dans, profesora en la Facultad de Ciencias de la Educación, sobre la idoneidad de estos cambios.
Todos ellos ¿son adecuados?
Revisar competencias profesionales docentes es siempre una maravilla. Galicia se caracteriza por ser una comunidad que va a la vanguardia del cambio educativo, y en la formación del profesorado se trabaja desde hace tiempo con tesón.
Significa que tenemos una comunidad educativa y reflexiva fuerte y dinámica, que no se queda atrapada en ideas felices, sino que busca adaptarse con versatilidad a las necesidades de la sociedad y de las personas. Con esto y todo, deseo que las diferencias de criterio no puedan enturbiar un diseño curricular de calidad, profundo, riguroso y que llegue hasta la última aula del país. De la calidad de nuestros docentes depende en gran medida la calidad de nuestra educación.
Responden a la agenda internacional, por lo que son previsibles hasta cierto punto. La única que debo pensar es la “competencia laboral del futuro”. Creo que no educamos para la oficina y para rendir, como si fuéramos parte de una cadena de montaje laboral y ya está, sino que los docentes pueden ayudar a vivir bien en sentido pleno. Educando grandes personas habrá trabajadores excelentes.
Entonces, si el programa escolar adapta las necesidades de los estudiantes a un “mundo cambiante” ¿qué ocurre con los profesores
El conocimiento es cultural y es lógico que no sea el mismo que hace cien años, por tanto es normal que aparezcan nuevas asignaturas. Pero es necesario también aprender procesos, desarrollar el carácter y la ética. Por tanto, en cuanto al saber disciplinar que aportan los campos de conocimiento (matemáticas, legua, música, etc.) los docentes debemos ser muy autoexigentes en nuestra propia formación.
El docente ha de ser un experto en innovación: líder en su campo de estudio. Para mí, la competencia fundamental de un docente es el estudio profundo. Por eso practico y animo a la lectura y la autoformación a quien se prepara para educar a otros.
Calibrando las nuevas competencias y la necesidad de abrir el papel de maestro, ¿crees que a los profesores se les pide demasiado?
Desde un punto de vista objetivo y legal las funciones del profesorado son amplísimas. Desde un punto de vista subjetivo, puede afectar a cómo nos sentimos.
Entre los docentes sí hay una sensación de desbordamiento, semejante a la que se vive en el ámbito sanitario. Lo que no puede ser es que se ponga toda la carga al compromiso y buen corazón de un profe: se necesitan especialistas y apoyo profesional.
Ahora bien, no podemos saber de todo y necesitamos equipos interdisciplinares en los centros. En esto hay que dar un tirón de orejas a quienes administran la educación, porque sin querer se están invadiendo otros terrenos o territorios profesionales: como muestra solo hay que ver la psicologización de la vida escolar. Lo central para mi es educar: educamos, mucho más que enseñar.
Fuente: Faro de Vigo