El “tercer maestro”, clave para el aprendizaje en la era digital
¿Es posible fomentar el aprendizaje y el bienestar físico y psicológico rediseñando las aulas tradicionales? La evidencia científica dice que sí. Las aulas tradicionales, organizadas generalmente en filas y columnas de sillas y mesas ante la mesa del profesorado y la pizarra, ya no responden a las expectativas y necesidades educativas actuales. La era digital demanda nuevos diseños de espacio para el aprendizaje. Tanto que esos espacios innovadores pueden considerarse el «tercer maestro», una figura clave que influye en la experiencia del aprendizaje del estudiantado. El grupo de investigación Smart Classroom Project, de la carrera de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), analiza ahora, mediante un proyecto de investigación financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, la relación entre los espacios escolares innovadores y las prácticas docentes.
«Queremos ver cómo estas prácticas se desarrollan en ellos y cómo afectan a los resultados de aprendizaje», explica Guillermo Bautista, investigador del proyecto El tercer maestro en la era digital: análisis de la relación entre espacios escolares innovadores, prácticas docentes y resultados de aprendizaje. Tanto estudios anteriores del grupo de la UOC como los de otros grupos en el ámbito internacional ya han definido modelos de espacios que ayudan a aprender mejor, «pero es necesario profundizar en obtener evidencias sobre cómo afectan estos espacios a factores tan importantes para el aprendizaje como la actuación del profesor o profesora, el aprendizaje colaborativo, la motivación, la proactividad durante el aprendizaje y el engagement, entre otros, así como a procesos cognitivos como la memoria o la atención«, afirma Bautista.
Laboratorio «en vivo»
Si el mobiliario tiene ruedas y se puede plegar fácilmente, ayuda a conseguir un espacio más flexible y a poder cambiar la actividad de aprendizaje durante la misma sesión u ofrecer diferentes disposiciones según la actividad. Al igual que las mesas circulares fomentan la comunicación e interacción colaborativa entre grupos pequeños. Son ejemplos de cómo influye la disposición y el mobiliario del aula en el bienestar y el aprendizaje. El grupo de investigación Smart Classroom Project ha podido comprobarlo en más de veinte centros educativos donde ha renovado aulas en los últimos cuatro años y que sirven como «laboratorio en vivo» para este proyecto.
Hasta la fecha, las impresiones del personal docente son positivas. En las evaluaciones realizadas mediante instrumentos validados, los resultados concluyen que los espacios, según el personal docente, «son realmente mucho mejores en todos los factores medidos que los de las aulas ordinarias en las que han trabajado antes», indica Anna Escofet, profesora de la Facultad de Educación de la Universitat de Barcelona y también investigadora en este proyecto, y añade que estas evaluaciones validan tanto el proceso como el modelo de espacio obtenido y permiten extraer unas primeras conclusiones. Por ejemplo, que no existe un modelo de aula único aplicable a todas las escuelas, espacios y proyectos educativos.
Tres maestros
Como explica Escofet, el de «tercer maestro» es un concepto que procede de las ideas de Loris Malaguzzi, inspirador de las escuelas de Reggio Emilia de Italia y su metodología. El docente, mediante su actuación y la creación de un escenario educativo configurado por la metodología y los recursos, jugaría el papel de primer maestro. La familia, con su indudable influencia educativa, sería el segundo maestro. Bajo este enfoque, al espacio, dados los resultados de las investigaciones sobre su influencia en el aprendizaje, se le ha denominado tercer maestro por el papel que puede llegar a tener en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Su influencia no se limita únicamente a las etapas de Infantil y Primaria, en que con frecuencia la disposición del mobiliario ha sido algo más flexible. Según los expertos, todos los niveles educativos requieren repensar el diseño del aula para mejorar las prácticas docentes. «A medida que progresa el nivel educativo, los cambios metodológicos y en el espacio resultan algo más complicados porque cobra fuerza la idea de que una disposición y un método tradicional asegura los aprendizajes. Es algo que no se ha demostrado científicamente, pero que está arraigado en un buen porcentaje de docentes. Sin embargo, todas las etapas tienen necesidad de repensar los espacios de forma acorde a los elementos mencionados«, afirma Bautista.
Los avances en este campo están permitiendo mejorar la experiencia del aprendizaje desde todos los ángulos. Sin embargo, según el personal investigador, aún queda mucho camino por recorrer. «Hacen falta estudios transversales que midan una determinada actuación o modificación del espacio y el aprendizaje inmediato, pero también estudios más transversales basados en resultados y percepciones del estudiantado y el profesorado. Estos estudios pueden enfocarse de muchas formas y poniendo la atención en diferentes factores que pueden tener que ver con el ambiente, la pedagogía y la tecnología o con dos o tres de estas dimensiones conjuntamente», señala el investigador del grupo Smart Classroom Project que está realizando el proyecto, en el que participa personal investigador de la Universitat Oberta de Catalunya, la Universidad de Barcelona y la Universitat Politècnica de Catalunya.