EL RINCÓN DE LAS CITAS: Hoy, tomar decisiones
LACITA DE HOY: Nunca cortes un árbol en el invierno. Nunca tomes una decisión negativa en los momentos sombríos. Nunca tomes tus decisiones más importantes cuando estás de mal humor. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará. La primavera llegará. (Robert H. Schuller)
REFLEXION
Las personas estamos obligados a tomar decisiones diariamente, lo que se convierte en una acción inherente a la vida.
Algunas de esas decisiones que debemos tomar son fáciles o no tienen una gran repercusión, como por ejemplo con quien salir a tomar un café hoy o que ropa voy a ponerme, pero otras son muy difíciles por la repercusión que pueden tener, porque puede afectar significativamente el curso de nuestra vida, como por ejemplo que carrera voy a estudiar o decidirme a cambiar de residencia.
A estas últimas nos vamos a referir en nuestra reflexión.
Cuando la mente esta perturbada hay que dejarla descansar y hay que darle tiempo para poder tomar decisiones acertadas. Tampoco podemos esforzarnos en calmarla porque se asentará ella sola. Debemos juzgar y tomar las mejores decisiones cuando mantenemos la calma.
Para decidir no se puede tener prisa, es necesario tomarse tiempo y analizar toda la información que tenemos y las posibles alternativas.
Algunas estrategias que nos ayudarán a tomar una buena decisión pueden ser: identificar el problema; hacer una lista de pros y contras (ventajas y desventajas) sobre la decisión que voy a tomar; prever resultados y sopesar el impacto de la alternativa; controlar el estrés en el momento de la toma de la decisión; trabajar la inteligencia emocional; observar el problema desde diferentes perspectivas; consultar con personas de confianza que puedan estar implicadas en la decisión que vas a tomar.
CONCLUSIÓN
Una vez que has hecho el proceso de pensar en los pros y los contras, valoradas las consecuencias posibles, hechas las consultas oportunas, vistas las implicaciones a nivel emocional… etc. No pierdas tiempo y actúa. Se valiente porque las consecuencias de la inacción pueden ser peores que las de la decisión en sí. Además, al no decidir, también decides y esa falta de decisión suele ser la peor de todas las decisiones.
¡No pierdas el tren porque no volverá a pasar por esta estación y la suerte solo llama a la puerta una vez!