Orientadores educativos: pocos, desbordados y sin recursos
«Llevo treinta años de orientadora y antes hacía una o ninguna derivación a salud mental al año, ahora hago una al mes», subraya a Efe la presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (Copoe), Ana Cobos. En 1970, la Ley General de Educación incluyó la figura del orientador en los colegios e institutos, entre cuyas funciones está la evaluación psicopedagógica, el asesoramiento académico y profesional y dar todo tipo de apoyo al alumnado con dificultades.
La profesora de la Universidad de Málaga y orientadora cree extrapolable a todos los centros del país lo que ha ocurrido en un instituto de Mislata (Valencia), cuyo equipo directivo dimitió hace unos días en bloque ante la falta de recursos y de respuesta de la Administración a los quince procedimientos por conductas suicidas, autolesivas o violentas entre su alumnado.
Las autoridades no comprenden la necesidad de orientadores
«Es una evidencia» que la pandemia ha disparado los problemas de salud mental, recalca Cobos, quien no cuestiona la gran apuesta de los fondos europeos para digitalizar la escuela, pero recalca la importancia del acompañamiento personal al alumnado. En este contexto defiende que no solo es necesario reducir las ratios en el aula «al menos hasta la mitad», sino también reforzar a los orientadores. «Calculamos que en España, aunque es difícil saberlo porque tenemos 17 sistemas educativos distintos, hay unos 10.000 orientadores y tendría que haber tres veces más, 30.000».
La recomendación de la Unesco es un orientador por 250 estudiantes, mientras que en España hay «uno por setecientos u ochocientos». En algunas comunidades, hay orientadores itinerantes en Primaria, con lo cual tienen a su cargo varios centros, y nadie tiene en cuenta a Infantil. «Si las autoridades tuvieran la voluntad real empezarían precisamente por las bases, por Infantil», la etapa en la que se pueden detectar y prevenir dificultades futuras.
«Si en un IES de 400 alumnos hay cuatro profesores de Matemáticas y un orientador y en uno de 800 alumnos hay ocho profesores de mates y sigue habiendo un solo orientador ¿Esto a qué lógica obedece?. Nuestra sociedad hoy es muchísimo más compleja y las autoridades parece que no lo comprenden». Por definición, añade, se trabaja con pocos recursos. «Cada día tenemos más funciones a las que atender y nos toca hacer malabares. Somos los ‘Tedax» a los que nos toca trabajar siempre con material sensible. Si hay una bomba se llama al orientador y si estalla te toca a ti y mueres seguro, pero si la desactivas nadie se entera». «Rezo porque me jubile, me quedan seis años, sin tener que ir nunca al entierro de un alumno» que se haya quitado la vida.
Nuevos problemas: el síndorme de «Hikikomori»
A los problemas de adicciones, autolesiones, ideaciones suicidas, acoso escolar y trastornos de alimentación, se suma ahora el síndrome del hikikomori», personas que se aíslan voluntariamente de la sociedad. Esto último «aún no es muy mayoritario, pero llegará porque hay cada vez más niños cuya vida social está en las redes», explica la presidenta de Copoe. La doctora en psicopedagogía no se muestra optimista con el futuro porque considera que la actual situación «va a ir a más y a una velocidad de vértigo».
La Confederación organiza los próximos días 21 y 22 de abril el XIII Encuentro Estatal de Orientadores educativos bajo el título La Orientación Educativa como Factor de Protección», en la ciudad de Murcia.