Juan Manuel Moreno: “Las ayudas fiscales por clases particulares son un error y una mala política”
La afirmación es del catedrático Juan Manuel Moreno, uno de los autores del estudio sobre clases particulares que ha publicado el Centro de Políticas Económicas de Esade y que eleva a 1.700 millones de euros anuales el volumen de negocio del sector en España, «más del 80% de economía sumergida», una cifra «similar» a otros países vecinos.
En una entrevista con Efe, el experto de la Facultad de Educación de la Universidad Nacional a Distancia (UNED) subraya que dichas deducciones fiscales «no ayudan a aumentar la confianza en el sistema público ni concertado, y además es ineficiente pues solo beneficia a las rentas altas y medias; las bajas no pagan IRPF y por tanto esa desgravación no les afecta. En definitiva –explica– son recursos públicos que se detraen y que podrían utilizar los centros, por ejemplo, en ofrecer tutorías individualizadas para prestar apoyo a quien más lo necesita. Sin embargo, «como todo en la vida tiene su cara y su cruz: esa política indirectamente tiene el beneficio de sacar de la sombra parte de ese mercado, obliga a regularizarse a esas academias a expedir facturas, aunque no compensa todos los efectos negativos».
Entre las comunidades que aplican las desgravaciones fiscales por clases particulares, en especial en concepto de idiomas, se encuentran Andalucía, Castilla-La Mancha, Madrid y Baleares.
Las familias no tendrían que pagar clases de refuerzo
De los 1.700 millones de euros que se invierten en España por este concepto, un tercio se dedica a reforzar las materias para combatir el fracaso. «Es un gasto que no deberían pagar las familias», sino el sistema educativo, subraya Moreno. «El problema número uno desde el punto de vista de las políticas públicas» es este gasto que abonan las familias menos pudientes.
Según el estudio Educación en la Sombra del Centro de Políticas Económicas del Esade, dos de cada tres euros desembolsados en clases privadas se dedican a perfeccionar conocimientos de todo tipo y un euro a clases de recuperación. Para las familias con menor renta «no es una apuesta sino una necesidad, porque simplemente el riesgo de fracaso entre los hijos de padres con menos recursos es mucho mayor que el de los de clases ricas. Esto es así aquí y en Honolulu».
En el mismo sentido explica que «hay una relación clara entre la riqueza y capacidad de gasto de una familia y el patrón de gasto en clases particulares. Cuanto más puede gastar la familia, más gasta en clases privadas, y cuanto menor es su renta, más necesidad perciben de invertir en clases para prevenir el suspenso y la repetición».
Más voluntad política y recursos
En el curso 2019-20, el porcentaje de alumnos que tomó clases privadas en España fue del 47%: un 46,5% en la red pública y un 50,1% en la concertada, con un volumen alto en ESO y Bachillerato (más del 60%). Advierte el catedrático de que dentro de ese 47 % está tanto «el estudiante que consume 500 horas al año como el que consume cinco antes del examen y cuentan igual; entonces habría que hilar más fino» con los datos.
A su juicio, «la solución es que las clases se dieran en el centro educativo y, pese a que el esfuerzo que están haciendo tras la pandemia es cada vez mayor, se necesitan más recursos, más confianza en el profesorado y más voluntad política». «Sabemos –recalca– que el número de alumnos que están recibiendo este tipo de apoyo (de refuerzo) en los centros no llega al 4%», una cifra que pudiera parecer baja, pero supone «muchos millones de gasto». Según Moreno, sería «injusto» decir que las administraciones no están haciendo «nada», pero el mensaje es que hay que hacer más.
¿Una sociedad cada vez más competitiva?
Por otro lado, Moreno apunta a la alta competitividad en la sociedad española y, «lo que es más importante», la «mucha mayor conciencia de las familias del entorno competitivo en el que sus hijos van a tener que moverse en el futuro; de ahí que los padres busquen la forma de dar a sus hijos una ventaja». En su opinión es una consecuencia lógica de «la democratización» y acceso universal a la enseñanza de Secundaria que se ha producido en España en las últimas décadas.
Esta carrera por destacar comienza cada vez a edades más tempranas como refleja el dato «sorprendente» de que el 30% de los niños del segundo ciclo de Educación Infantil (3-6 años) acuden a clases particulares. «No sabemos si esto ocurre desde siempre, aunque creo que es un fenómeno muy reciente y que el idioma, el inglés, está detrás de estas cifras», junto a apoyos como primeras técnicas de estudio o refuerzo de la lectura.