La soledad no deseada también existe en la infancia (aunque no se hable de ello)
Se habla mucho de la soledad no deseada entre las personas mayores. Y es, sin duda, un problema social al que hay que prestar mucha atención y dedicarle recursos para poder revertirlo. Pero la gente mayor no es el único colectivo que sufre la soledad no deseada. Aunque no se hable tanto de ello, la soledad también la sufren los jóvenes y los niños y niñas, y de una manera mucho más acusada de lo que, a priori, podríamos imaginar. De hecho, a pesar de que hasta ahora la soledad no deseada en la infancia había quedado oculta porque nunca se había hecho esta pregunta a los niños y niñas, ahora podemos afirmar que de todos los grupos de edad a los que se ha preguntado, los niños, niñas y adolescentes son los que más han reconocido sentirse solos.
Gracias a la Estrategia municipal contra la soledad, Barcelona no sólo ha puesto el foco en esta problemática emergente sino que se ha procupado de medirla con detenimiento en todos los grupos de edad, no sólo en las personas mayores. Desde el Instituto Infancia y Adolescencia nos hemos encargado de medir el alcance de esta problemática por primera vez entre los niños y niñas de 10 y 11 años, en el marco de la segunda edición de la Encuesta de Bienestar Subjetivo de la Infancia de Barcelona (EBSIB 2021). El detalle de los resultados se presenta esta semana en las Jornadas Internacionales sobre Soledad de Barcelona.
¿De qué hablamos cuando hablamos de soledad?
Antes de abordar los resultados es necesario apuntar dos cuestiones importantes para entender de qué hablamos cuando hablamos de soledad. La primera es que sentirse solo (sentimiento subjetivo) no es lo mismo que estar en situación de aislamiento social (situación objetiva). Es decir, que personas con participación activa y un entorno relacional amplio pueden sentirse solas y, en cambio, personas con un número muy pequeño de contactos sociales pueden sentirse suficientemente incluidas. La segunda es que por sí, la soledad no es un problema si es querida; al contrario, para los niños y niñas es necesario empezar a hacer cosas por sí mismos sin los adultos de su alrededor a la hora de ir construyendo su identidad. Pero es diferente cuando el sentimiento de soledad no es desado y se agudiza y perdura a lo largo del tiempo.
Uno de cada 10 niños de Barcelona se siente solo
En Barcelona, 1 de cada 10 niños/as de 10 y 11 años (12,6%) se siente solo a menudo o muy a menudo, según el EBSIB de 2021. Es el porcentaje más alto, junto con el de los adolescentes de 13 a 19 años que también es del 12,6%, según la encuesta FRESC de 2021, entre todos los grupos de edad a los que se les ha hecho esta misma pregunta. Entre los jóvenes de 25 a 34 años que se sienten solos a menudo o muy a menudo el porcentaje baja al 7,4%, sigue bajando en torno al 3% entre los adultos de 35 a 64 años y hasta el 2,1% de las personas mayores de 65 años y más, según la encuesta Omnibus de Barcelona de 2022.
Aparte de los niños y niñas que se sienten solos habitualmente, el 10,7% han dicho haberse sentido aislados, el 11% excluidos/as y el 12,9% han oído que no tenían a nadie con quien hablar a menudo o mucho a menudo. Y, si tenemos en cuenta a los niños y niñas que no se sienten así habitualmente pero que se han sentido así alguna vez, estos porcentajes se amplían alrededor del 40% por todas las situaciones analizadas. En términos absolutos, estos porcentajes nos indican que unos 3.000 niños entre 10 y 11 años habrían tenido estos sentimientos habitualmente y unos 10.000 niños se habrían sentido así al menos alguna vez (es una extrapolación que hacemos teniendo en cuenta sólo los 25.000 niños y niñas barceloneses de entre 10 y 11 años y no todos los niños y niñas de hasta 17 años).
Merece la pena remarcar que la soledad no deseada en la infancia y la adolescencia no es ajena a las desigualdades de género y las desigualdades socioeconómicas. Por un lado, tanto las niñas como las chicas adolescentes se sienten más solas que los niños y niñas (casi el doble). Por el otro, los niños y niñas que crecen en contextos desfavorecidos sufren más soledad que los de contextos favorecidos (también casi el doble).
Las consecuencias de sufrir soledad en la infancia
Como apunta la Estrategia Municipal contra la Soledad, la soledad no deseada en la infancia puede afectar negativamente y derivar en comportamientos poco saludables, problemas de salud mental y peor rendimiento cognitivo, así como con una visión más pesimista del mundo y con una mayor percepción inseguridad en el entorno.
De hecho, el análisis de los primeros datos del EBSIB 2021 nos aporta dos grandes conclusiones de la soledad no deseada y la satisfacción de los niños y niñas con su vida. En primer lugar, los niños y niñas que se sienten solos a menudo o muy a menudo se muestran menos satisfechos con su vida en global de forma sustancial: mientras que la media de satisfacción con la vida en global de los niños y niñas que no se sienten solos es de 9, 1 sobre 10, la satisfacción con la vida en global de los que se sienten solos a menudo o muy a menudo es sólo del 6,7 sobre 10 (2,4 puntos inferior). En segundo lugar, estos niños que sufren soledad no deseada también se muestran menos satisfechos con todos y cada uno de los ámbitos de su vida, como su seguridad en el día a día, el propio cuerpo, el uso del tiempo libre, la autonomía personal, la cantidad de tiempo libre, las cosas que tienen, sus amistades, los compañeros y compañeras de clase o la vida en el barrio, entre otros.
Por lo que se ha podido constatar a partir de los talleres sobre la soledad realizados con la infancia por parte del Ayuntamiento de Barcelona en el marco de la Estrategia municipal contra la soledad, a los 8 y 9 años los niños y niñas ya tienen una comprensión del concepto de la soledad no deseada y percepción de sus efectos contraproducentes, aunque la palabra “soledad” no les da miedo ni representa un prejuicio, tal y como ocurre en el mundo adulto.
Conocer por transformar: estrategias para revertir la soledad no querida en la infancia
El hecho de disponer de todos estos datos, inéditos hasta hace pocos meses, es, en sí mismo, un paso adelante en la lucha contra la soledad en la infancia. Pero el programa Hablan los niños y niñas, que está íntimamente ligado al derecho de la infancia a ser escuchada y que sus opiniones sean tenidas en cuenta, no es la única de las actuaciones municipales que se alinea con la Estrategia municipal contra la soledad. También lo son las actuaciones Barcelona contra la soledad con ojos de niño, en cuyo marco se han desarrollado talleres de cocreación con niños para una mejor comprensión de qué es la soledad en perspectiva de infancia, y para inspirar las bases del juego «Antídotos» (min 1:21 en adelante), una propuesta lúdica que permite identificar situaciones de soledad y propone antídotos para superarlas, o también el diseño de un itinerario social sobre soledad en el marco escolar; todas ellas están recogidas en el Plan de Infancia 2021-2030 de Barcelona.
Este artículo se ha publicado coincidiendo con la participación en las I Jornadas Internacionales sobre Soledad de Barcelona.