Escuela de padres 3.0: stop bullying con el inicio escolar
Y nos preocupa porque según destacan los estudios, 1 de cada 5 alumnos escolarizados sufre acoso en nuestro país. España es el cuarto país de Europa con el índice más alto en acoso escolar.
Para algunos niños ir a la escuela se convierte en una auténtica tortura. A su alrededor todo son burlas, amenazas y aislamiento. Y si cuentan lo que está sucediendo o se defienden, todavía puede ser peor.
En el presente artículo nos gustaría explicar muy bien de qué estamos hablando cuando hablamos de acoso escolar o bullying ya que se trata de un problema demasiado importante y delicado como para que utilicemos este término a la ligera y desde el desconocimiento.
Por tanto, el bullying consiste en cualquier forma de maltrato intencionado y repetido, ejercido por uno o más estudiantes contra otro u otros compañeros. Suele tener lugar en el aula (cambios de clase), en el patio (en las zonas no vigiladas), servicios o baños, autobús escolar, etc. Pero puede darse también en otros contextos: actividades extraescolares, deportivas…
El acoso se desencadena sin causa aparente o por un hecho insignificante: cometer un error en clase, sacar una nota muy alta o muy baja, el aspecto físico… Entonces, ¿qué nos indica que se trata de acoso escolar? Estos son los indicadores clave:
- Intencionalidad: Existe la intención de hacer daño (físico, verbal o psicológico). Hay una intención, un deseo de sometimiento y dominación por parte del agresor.
- Repetición: No se trata de una agresión esporádica sino que tiene continuidad en el tiempo de forma reiterada.
- Desequilibro de poder: Hay una desproporción de poder entre víctima y acosador (de fuerza física, popularidad, etc.)
- Vulnerabilidad de la víctima.
- Falta de apoyo por parte de la víctima que siente asilada y asustada por temor a represalias.
Debemos ser muy cautos. No podemos hablar de acoso escolar por un desencuentro puntual con un compañero, una pelea en la que se ha visto envuelto con algún amigo, etc. Eso NO ES ACOSO ESCOLAR.
Debemos estar alerta y atentos ante cualquier pequeño detalle que haga disparar nuestras alarmas y ponernos en marcha activando la actuación ante un posible caso de bullying. Para ello debemos hablar y comunicarnos mucho más con nuestro hijo, observar su actitud y reacciones. Hay que recordar que tan solo el 15% de las víctimas de bullying lo confiesa a sus familiares. De ahí la importancia de que madres, padres y docentes estemos atentos a las señales.
- Estas son algunas que deberían hacer “saltar nuestras alarmas”:
- Se queja con frecuencia de que se meten con él, le hacen la vida imposible o le pegan.
- No quiere ir al colegio de manera continuada y pone excusas para faltar.
- Explica o justifica la pérdida de material escolar todos los días.
- Llega a casa con la ropa rasgada, moratones o heridas y trata de justificarlas con frecuencia.
Hay otros signos no tan evidentes:
- Baja su rendimiento escolar sin causa aparente.
- Deja de mostrar interés por actividades y amigos con los que hasta ahora lo eran.
- Cambios bruscos de humor sin causa aparente.
- Regresión a comportamientos de etapas anteriores.