Tecnología, la enemiga de la ortografía
Los avances tecnológicos están presentes en el ámbito educativo, en el que, debido al uso de redes sociales y servicios de mensajería instantánea, surgen nuevos hábitos de escritura que empeoran la ortografía de los jóvenes. La escasez de lectura, el uso de abreviaturas, el limitado manejo del libro y la aparición de anglicismos provocan un empobrecimiento del lenguaje, hoy en día visible en las aulas de Galicia. Pegadogogos y profesores gallegos examinan estas tendencias y tratan de ofrecer soluciones a una problemática cada vez más presente entre los jóvenes de la comunidad
Durante muchos años, cometer una falta de ortografía era algo intolerable en los estudiantes, y de evitar esos errores se ocupaban los numerosos dictados y ejercicios que realizaban diariamente en las escuelas. Si bien hoy en día no es un problema del que haya que preocuparse, el aumento del uso de las redes sociales y los servicios de mensajería instantánea han creado nuevos hábitos en los jóvenes a la hora de escribir.
“La permisividad de la propia sociedad ante las faltas de ortografía se ha normalizado y se ha convertido en un factor negativo”, explica la directora de la Asociación de Directivos de IES de Galicia (Addiga) y directora del IES Eusebio Da Guarda, Isabel Ruso. La importancia que se daba antes a la correcta escritura “se ha minimizado y se ha estimulado una pérdida de valor”, asegura Ruso, que apunta a la existencia de anglicismos como causante de la falta de uso de vocabulario de nuestra propia lengua.
La tecnología manda en el día a día de los jóvenes. Cualquier momento del día es bueno para mandar mensajes exentos de conversación, como emoticonos, fotos o vídeos. Esta realidad, acompañada de las diferentes variantes de escritura que se utilizan en este contexto tecnológico, “provoca un descenso de riqueza ortográfica”, dice el presidente de la Asociación de Pedagogos de Galicia (Apega), José Manuel Suárez. “Los jóvenes trasladan las abreviaturas del WhatsApp, por ejemplo, a la vida y lenguaje real, donde no existen”, comenta. En las aulas gallegas ya se detectan estos nuevos hábitos ortográficos. “Los niños escriben con ordenadores y se fijan menos en la gramática porque ya hay un corrector integrado que realiza esa función”, afirma el presidente de Apega.
El catedrático de Didáctica en la Universidade da Coruña (UDC) Jurjo Torres, no es consciente de la existencia de errores ortográficos en los estudiantes universitarios, ya que el problema, dice, es otro: “Lo que se ve en general son faltas a la hora de expresarse y componer una redacción”, señala.
El declive de la lectura
La lectura, como apunta la directora del IES Eusebio da Guarda, “ha disminuido mucho en el tiempo de ocio de los jóvenes”, un hecho que considera un agravante en la situación de pobreza ortográfica actual. El uso de la tecnología en el ámbito educativo es inevitable. La misma escuela introduce objetos de esta ciencia, como es el caso de los libros electrónicos o interactivos. Los denominados “nativos tecnológicos” siguen la tendencia que los avances marcan. “Siempre hay una cosa que atrae más que la otra”, explica Suárez. “Cada época tiene sus modas. Ahora los adolescentes quieren un móvil o un ordenador, cuando antes todo se basaba en leer y escribir”, asegura.
Estas modas hacen que el manejo del libro sea menor y, “aunque todavía se lee mucho”, no es una lectura formal, ya que “se hace a través de la pantalla”, mantiene el pedagogo. El problema también se observa en las actividades extraescolares, donde antes “la idea era usar un libro por encima de todo, pero ahora los niños prefieren actividades deportivas, de juegos, etc.”, dice.
La publicidad juega un papel muy importante dentro de este conflicto. “Hace años se promovía la lectura al empezar el curso y se anunciaban novelas, clásicos literarios… Ahora ya no ocurre lo mismo”, expone Suárez.
La lectura mediante una pantalla perjudica no solo a la ortografía de los jóvenes, sino que también empobrece su discurso. “Están acostumbrados a ir en busca de informaciones esenciales a la hora de leer algo en internet, como las frases que están en negrita dentro de un texto”, apunta Jurjo Torres. “La tendencia evoluciona hacia una expresión escasa, en el sentido sintáctico de la palabra”, concluye.