Después del ‘cole’, mejor divertirse
Al iniciarse el calendario escolar una de las tareas de los padres es decidir si los niños irán a actividades extraescolares y cuáles serán estas. Los pedagogos y psicólogos gallegos consultados por este periódico recomiendan que siempre se tenga en cuenta la voz de los más pequeños y que sean ellos quienes escojan. Recuerdan que los niños ya sufren una carga lectiva importante y que, aunque las horas extraescolares pueden ayudar a mejorar algunas capacidades del menor, siempre se debe respetar su voluntad a la hora de decantarse por una u otra opción
Después de pasar unas seis horas en el colegio, muchos niños asisten a actividades extraescolares. Es habitual que los padres intenten compensar algún déficit académico de los pequeños en este tiempo y los idiomas, por ejemplo, se cuelan en lo que se supone un momento de ocio. Los expertos recomiendan desvincular estas actividades a las tareas escolares y que sean los propios niños quienes las elijan para que nunca supongan un sacrificio ni momento de estrés.
“Deben tener efectos positivos para ellos, así que lo mejor es que escojan ellos mismos”, recomienda Ana María Ulloa, vicepresidenta de la sección de psicología educativa del Colegio de Psicólogos de Galicia, quien advierte que nunca se les debe imponer una de estas actividades pues se trata de crear un momento de diversión.
Para aquellos niños más indecisos o desmotivados recomienda darles algunas opciones según sus capacidades e incluso hablar con los profesores para conocer sus preferencias y habilidades. “El niño tiene que ir a pasárselo bien, debe ser un momento lúdico, no de continuación de las clases”.
Estela Portillo, coordinadora del servicio de psicología de la Asociación Niños Hiperactividad y/o Déficit Atención (Anhida), explica que “hay que tener en cuenta que los menores ya pasan las horas académicas esforzándose y enfrentándose a cosas que no tienen porqué gustarles”, así que “lo ideal es que en las actividades extraescolares se sientan cómodos y no se repitan los factores estresantes que se pueden dar en el aula”, explica. La experta recomienda algunas actividades según el carácter de los pequeños.
Hiperactivos. Cuando un niño es muy inquieto e incluso se le diagnostica hiperactividad los deportes suelen ser una buena manera de entretenimiento porque liberan ansiedad y se descargan de la tensión del día. Portillo destaca que esto no quiere decir que tengan que estar todo el día haciendo deporte, pues “no hay que saturarlos”: “Parece que como son inquietos necesitan mucha actividad, pero ellos también se cansan aunque parezca que tienen que seguir moviéndose”. Activar un momento de relajación y descanso en su día es primordial.
Problemas de concentración. Tanto para un perfil muy inquieto como para aquellos que sufren problemas de concentración y también déficit de atención se recomiendan las manualidades, artes como la música o la pintura, y las técnicas de relajación. “La introducción de la metodología oriental en Occidente les permite asistir a clases donde aprenden a controlar sus impulsos, a parar el curso del pensamiento y a no dejarse llevar por los sentimientos negativos”, comenta la psicóloga, que señala que pueden empezar desde muy pequeño y conforme van creciendo ampliar sus capacidades. “De esta manera también aprenden a conocerse, a identificar sus sentimientos y saber cómo afrontarlos, sobre todo aquellos niños con déficit de atención, pues sufren muchos momentos de frustración en su día”, valora. Otra alternativa a la música o la pintura son las artes marciales, por la disciplina y autocontrol que emplean en sus técnicas. También el ciclismo, porque no tiene unas reglas tan estrictas de participación y juego como otros deportes. “Además están en contacto con la naturaleza, que siempre les viene bien porque relaja; es bueno para mejorar la coordinación y la capacidad motora y se hace en grupo, por lo que siguen beneficiándose de los aspectos sociales del deporte”, complementa Portillo.
Impulsivos. Para los niños más impulsivos, aquellos que no miden las consecuencias de sus actos, el ajedrez es su actividad. La experta explica que les ayuda a desarrollar la capacidad de prevenir, pues este deporte exige anticiparse a los movimientos del contrario y, a la vez, medir los efectos de las propias acciones.
Falta de empatía y destrezas sociales. Hay niños con tendencias Asperger, sin serlo, pero que muestran falta de destrezas en el aspecto social. Lo ideal para ellos es apuntarse a una actividad en la que puedan destacar evitando el rechazo social. “A lo mejor es una actividad individual o a lo mejor es en grupo, pero tiene que permitirle desarrollar su potencial, aquella capacidad en la que destaca”, aclara Portillo, que añade que lo ideal es que el adulto al cargo de esta actividad adopte una actitud motivadora y paciente.
Fuente: La Opinión A Coruña