Trabajando la Educación Inclusiva
Aunque hoy en día tanto la comunidad educativa como la sociedad en general consideran, de forma muy mayoritaria, que la mejor forma de conseguir la integración social y lograr el máximo potencial de aprendizaje en los niños con necesidades educativas especiales (NEE) es integrarlos en el aula ordinaria, no siempre ha sido así. Hasta hace pocas décadas, la tendencia general era separar a la población escolar en diferentes tipos de alumnos en función de su rendimiento con distintos profesores y en ambientes (aulas e incluso centros) separados.
Hasta la primera mitad del siglo XX, la rigidez en los sistemas educativos era absoluta en prácticamente todo el mundo. Se establecía una diferenciación entre niños deficientes, considerados ineducables más allá de algunos conceptos básicos, y normales.
No es hasta los años 50 cuando se empiezan a tener en cuenta factores como el entorno social y cultural de cada individuo, el comienzo de su escolarización o las dificultades en el aprendizaje de algunos escolares. Se comienza a separar el concepto de educación especial con el de los trastornos del aprendizaje y los conceptos de inclusión educativa e integración comienzan, poco a poco, a abrirse paso.