Los Hijos: Instrucciones de Uso
Estimulación precoz, bits de inteligencia, desarrollo de la creatividad, del cerebro musical o del talento artístico…, son todos ellos conceptos muy atrayentes para los que somos padres o madres de niños pequeños, porque somos testigos día a día de su sorprendente capacidad de aprender, de adquirir nuevas habilidades y de comprender conceptos cada vez más complejos. “Son esponjas”, solemos decir, entonces programamos las clases de inglés a las que van a asistir, las horas de conservatorio que van a necesitar o las tardes de domingo que vamos a invertir en enseñarles a jugar al ajedrez.
Pero no es bueno empeñarse en “fabricar” hijos inteligentes… por al menos dos motivos. Primero, porque no hay evidencias de que existan procedimientos realmente eficaces. En segundo lugar, porque un exceso de interés en fomentar el área intelectual puede interferir negativamente en su desarrollo afectivo y emocional.
Un niño que se siente permanentemente evaluado, medido y valorado por sus logros, puede perder su seguridad y autoestima al entender que el amor de sus padres no es incondicional: depende de sus progresos o éxitos al alcanzar los objetivos que le marcan sus progenitores. Además, sin un desarrollo emocional equilibrado le será muy difícil alcanzar niveles de excelencia intelectual.