Cambio de tendencia: ya hay más titulados que personas con estudios primarios
Cambio de tendencia en la formación de los españoles. Por primera vez en la serie histórica de la Encuesta de Población Activa (EPA), los estudios primarios no son los más frecuentes entre la población de más de 16 años. Según las estimaciones del INE, más de 10 millones de personas tienen la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), seguidos muy de cerca por los 9,9 millones de titulados universitarios. Los estudios primarios han dejado de ser los más habituales y ahora se encuentran en tercera posición, con algo menos de 9,5 millones de personas.
Para Alejandro Tiana, rector de la UNED y catedrático de Teoría e Historia de la Educación, este cambio de tendencia llega tarde en relación con el resto de países occidentales. “Las personas con menor formación suelen ser las de mayor edad, por lo que es lógico que se produzca este cambio a medida que va aumentando la proporción de jóvenes”, apunta. Tiana recuerda que uno de los objetivos de la Unión Europea establece que el 80% de los ciudadanos de un país tenga un nivel educativo equivalente al Bachillerato o la Formación Profesional.
“No creo que la crisis haya llevado a una mayor formación de los españoles”, responde por su parte Begoña Cueto Iglesias, doctora en Economía por la Universidad de Oviedo, al tiempo que también justifica este fenómeno por “una división generacional muy importante por niveles educativos”. Y resalta: “Los estudios básicos predominan en los mayores. Conforme la gente de más edad va muriendo, el porcentaje de población más formada aumenta”.
En cuanto a los jóvenes, Cueto habla de “una estructura de reloj de arena, con muchos universitarios y personas con baja cualificación, pero con poca gente con formación de nivel medio”. La profesora de Economía Aplicada también hace referencia al descenso de la tasa de abandono escolar temprano, “ya que la crisis ha forzado a los jóvenes a seguir estudiando”.
Según datos elaborados por Europa Press a partir de la última EPA, la tasa nacional de abandono escolar temprano se encuentra en el 23,5%, aún muy por encima de la media europea, que en 2011 se situaba en el 11,6% para las mujeres y en el 15,5% para los hombres.
Los datos relativos a los cuartos trimestres de 2008 y 2013 ponen de manifiesto estas tendencias. Mientras el número de analfabetos y el de personas con estudios primarios se reducía en este periodo en un 19 y en un 15%, respectivamente, los titulados universitarios aumentaban en un 14% y los que finalizaron la educación secundaria, en un 5%.
De acuerdo a la última EPA, elaborada a partir de 180.000 entrevistas personales, la brecha educativa generacional también es patente. Así, el 71% de los analfabetos y el 65% de las personas con estudios primarios se concentran en la población de más de 60 años. En cambio, dos de cada tres universitarios tienen entre 25 y 49 años.
“A medida que se ha expandido el sistema educativo, el nivel formativo medio también ha mejorado”, apunta Cueto, al mismo tiempo que lamenta la “polarización” de la educación en España. “Tenemos más jóvenes universitarios y con estudios básicos que muchos países europeos, pero nos falta la especialización profesional”, añade.
La mala fama de la formación profesional
Sobre la proliferación de universitarios, la profesora de la Universidad de Oviedo considera que el sistema educativo español conduce al alumno a los estudios superiores. “Hemos entendido que el éxito vital pasa por la universidad y para mí es un error. La formación profesional sigue teniendo una mala fama que no se corresponde con la realidad y las familias la ven como una segunda opción”, subraya.
En este sentido, Cueto alerta del “riesgo de devaluar determinados títulos universitarios”. Y ejemplifica: “Si tenemos muchos graduados, lo que va a diferenciar a una persona de otra para un puesto de trabajo será el máster. Al final las empresas acabarán pidiendo más formación y el riesgo de sobrecualificación será mayor”.
Para evitar este riesgo, la doctora en Economía propone “potenciar sectores con alto contenido tecnológico y de investigación para aprovechar la mano de obra cualificada y evitar que se vaya a otros países”. Sin este cambio de modelo productivo, la experta vaticina que “nos quedaremos con personas de baja cualificación y habrá menos empleo y menor crecimiento económico”.
Alejandro Tiana coincide con Cueto y se muestra partidario de “apostar por aquellos sectores con una mayor contribución de valor añadido”. El que fuera secretario general de Educación entre 2004 y 2008 añade que “un cambio del proceso productivo en este sentido repercutiría en una mayor riqueza para el país”, aunque es consciente de que “en los tiempos que corren es más fácil decirlo que hacerlo”.
Respecto a las personas con menos formación, Begoña Cueto recuerda que “hace 40 años alguien con educación básica podía incorporarse al mercado de trabajo porque había empleo de sobra. Esto no se da ahora ya que no sólo se compite con otras personas con estudios primarios, sino también con gente con una educación superior”. Y añade: “Incluso para los puestos de menos cualificación se necesita una cierta formación”.
Las mujeres jóvenes, con mejor nivel educativo que los hombres
Otro de los cambios en las últimas décadas concierne a la formación femenina. Mientras las mujeres de más edad tienen un nivel educativo inferior al de los hombres, esta situación cambia con las nacidas a finales de la década de 1960. Así, casi cuatro millones de mujeres de menos de 50 años tienen un título universitario, por 3,25 millones de hombres. Esta mayor formación femenina en las generaciones más jóvenes también se observa en los niveles de Primaria y Secundaria, en los que hay más hombres que mujeres.
“Se trata de un cambio cultural que se da por la conciencia de las mujeres de la dificultad a la hora de acceder al mercado de trabajo, y en este caso el nivel educativo es fundamental”, constata Begoña Cueto. La profesora de la Universidad de Oviedo también alude al “elevado coste de oportunidad que representa para las mujeres tener un trabajo con un salario muy bajo”, en referencia al cuidado de los hijos y al desempeño de las tareas domésticas.
Por su parte, Alejandro Tiana se muestra preocupado por el bajo rendimiento escolar de los chicos. “Quizá haya influido que en los últimos años las líneas productivas hayan estado más ligadas al trabajo masculino, como el caso de la construcción, pero es un fenómeno que obliga a pensar sobre ello”, sostiene el catedrático de Teoría e Historia de la Educación.
En cuanto a la distribución por comunidades autónomas, País Vasco, Madrid, Navarra, La Rioja y Cantabria son los territorios en los que predominan los titulados universitarios. En el lado opuesto de la balanza se sitúan Cataluña, Castilla y León, Aragón y Asturias, donde la mayor parte de la población tiene estudios primarios. La educación secundaria es la más habitual en el resto de regiones.
Para Alejandro Tiana, rector de la UNED y catedrático de Teoría e Historia de la Educación, este cambio de tendencia llega tarde en relación con el resto de países occidentales. “Las personas con menor formación suelen ser las de mayor edad, por lo que es lógico que se produzca este cambio a medida que va aumentando la proporción de jóvenes”, apunta. Tiana recuerda que uno de los objetivos de la Unión Europea establece que el 80% de los ciudadanos de un país tenga un nivel educativo equivalente al Bachillerato o la Formación Profesional.
“No creo que la crisis haya llevado a una mayor formación de los españoles”, responde por su parte Begoña Cueto Iglesias, doctora en Economía por la Universidad de Oviedo, al tiempo que también justifica este fenómeno por “una división generacional muy importante por niveles educativos”. Y resalta: “Los estudios básicos predominan en los mayores. Conforme la gente de más edad va muriendo, el porcentaje de población más formada aumenta”.
En cuanto a los jóvenes, Cueto habla de “una estructura de reloj de arena, con muchos universitarios y personas con baja cualificación, pero con poca gente con formación de nivel medio”. La profesora de Economía Aplicada también hace referencia al descenso de la tasa de abandono escolar temprano, “ya que la crisis ha forzado a los jóvenes a seguir estudiando”.
Según datos elaborados por Europa Press a partir de la última EPA, la tasa nacional de abandono escolar temprano se encuentra en el 23,5%, aún muy por encima de la media europea, que en 2011 se situaba en el 11,6% para las mujeres y en el 15,5% para los hombres.
Los datos relativos a los cuartos trimestres de 2008 y 2013 ponen de manifiesto estas tendencias. Mientras el número de analfabetos y el de personas con estudios primarios se reducía en este periodo en un 19 y en un 15%, respectivamente, los titulados universitarios aumentaban en un 14% y los que finalizaron la educación secundaria, en un 5%.
De acuerdo a la última EPA, elaborada a partir de 180.000 entrevistas personales, la brecha educativa generacional también es patente. Así, el 71% de los analfabetos y el 65% de las personas con estudios primarios se concentran en la población de más de 60 años. En cambio, dos de cada tres universitarios tienen entre 25 y 49 años.
“A medida que se ha expandido el sistema educativo, el nivel formativo medio también ha mejorado”, apunta Cueto, al mismo tiempo que lamenta la “polarización” de la educación en España. “Tenemos más jóvenes universitarios y con estudios básicos que muchos países europeos, pero nos falta la especialización profesional”, añade.
La mala fama de la formación profesional
Sobre la proliferación de universitarios, la profesora de la Universidad de Oviedo considera que el sistema educativo español conduce al alumno a los estudios superiores. “Hemos entendido que el éxito vital pasa por la universidad y para mí es un error. La formación profesional sigue teniendo una mala fama que no se corresponde con la realidad y las familias la ven como una segunda opción”, subraya.
En este sentido, Cueto alerta del “riesgo de devaluar determinados títulos universitarios”. Y ejemplifica: “Si tenemos muchos graduados, lo que va a diferenciar a una persona de otra para un puesto de trabajo será el máster. Al final las empresas acabarán pidiendo más formación y el riesgo de sobrecualificación será mayor”.
Para evitar este riesgo, la doctora en Economía propone “potenciar sectores con alto contenido tecnológico y de investigación para aprovechar la mano de obra cualificada y evitar que se vaya a otros países”. Sin este cambio de modelo productivo, la experta vaticina que “nos quedaremos con personas de baja cualificación y habrá menos empleo y menor crecimiento económico”.
Alejandro Tiana coincide con Cueto y se muestra partidario de “apostar por aquellos sectores con una mayor contribución de valor añadido”. El que fuera secretario general de Educación entre 2004 y 2008 añade que “un cambio del proceso productivo en este sentido repercutiría en una mayor riqueza para el país”, aunque es consciente de que “en los tiempos que corren es más fácil decirlo que hacerlo”.
Respecto a las personas con menos formación, Begoña Cueto recuerda que “hace 40 años alguien con educación básica podía incorporarse al mercado de trabajo porque había empleo de sobra. Esto no se da ahora ya que no sólo se compite con otras personas con estudios primarios, sino también con gente con una educación superior”. Y añade: “Incluso para los puestos de menos cualificación se necesita una cierta formación”.
Las mujeres jóvenes, con mejor nivel educativo que los hombres
Otro de los cambios en las últimas décadas concierne a la formación femenina. Mientras las mujeres de más edad tienen un nivel educativo inferior al de los hombres, esta situación cambia con las nacidas a finales de la década de 1960. Así, casi cuatro millones de mujeres de menos de 50 años tienen un título universitario, por 3,25 millones de hombres. Esta mayor formación femenina en las generaciones más jóvenes también se observa en los niveles de Primaria y Secundaria, en los que hay más hombres que mujeres.
“Se trata de un cambio cultural que se da por la conciencia de las mujeres de la dificultad a la hora de acceder al mercado de trabajo, y en este caso el nivel educativo es fundamental”, constata Begoña Cueto. La profesora de la Universidad de Oviedo también alude al “elevado coste de oportunidad que representa para las mujeres tener un trabajo con un salario muy bajo”, en referencia al cuidado de los hijos y al desempeño de las tareas domésticas.
Por su parte, Alejandro Tiana se muestra preocupado por el bajo rendimiento escolar de los chicos. “Quizá haya influido que en los últimos años las líneas productivas hayan estado más ligadas al trabajo masculino, como el caso de la construcción, pero es un fenómeno que obliga a pensar sobre ello”, sostiene el catedrático de Teoría e Historia de la Educación.
Fuente: El Confidencial
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