Atención educativa a los alumnos y alumnas con altas capacidades
Todos nosotros hemos oído hablar o hemos tenido contacto con algún niño, niña o adulto superdotado y, por poco que nos motive el tema, seguramente nos hemos preguntado:
¿En qué piensa?
¿Qué tiene de diferente?
¿Por qué no le ha hecho gracia aquel chiste tan bueno?
¿Por qué no nos gustan los mismos programas de televisión?
¿Cómo pueden decir que es tan inteligente si siempre está solo,
es tan tímido y habla tan poco?
¿Por qué no se parece al superdotado tan raro que salía en aquella película y que provocaba tantas risas?
¿Por qué prefiere relacionarse con niños mayores o con adultos?…
En la escuela, los maestros y profesores tenemos contacto con una gran diversidad de niños, por razones de carácter, cultura, situación social, intereses, capacidad intelectual, motivación, …, y cuando analizamos nuestra labor seguramente nos preguntamos:
Si dicen que hay tantos, ¿cómo es que no he detectado nunca ninguno en mis clases?
¿Es superdotado aquel alumno que siempre saca un diez en todos los exámenes?
¿Se aburre algún alumno en mis clases porque son demasiado simples?
¿Cómo pueden decir que es superdotado si suspende muchas asignaturas?
¿Cómo se debe sentir un alumno superdotado en unas clases de nivel medio, basadas en
la simple repetición de conceptos y ejercicios casi idénticos, una y otra vez, año tras año, con unos contenidos rígidos que se vuelven a repasar cada año, sin avanzar apenas, con una secuenciación única para todos, determinada por el profesor y por la programación de la asignatura?
¿Debe ser motivador para el alumno repetir 10 ejercicios idénticos a aquel primero que ya ha entendido, esperando a que el mayor número de alumnos de la clase lo pueda llegar a entender?
¿Es gratificante ver como muchos compañeros de clase no tienen ningún interés por los contenidos que se trabajan en el aula y que los “empollones”, ignorados y/o marginados, no pueden avanzar porque se repiten estos contenidos para los alumnos que de todos modos no están interesados? ¿Es divertido? ¿Es productivo? ¿No es para no volver a la escuela?
Desde el mundo de la política, de la cultura, de la sociedad en general, nos podemos preguntar:
¿Funciona bien nuestro sistema educativo?.
Si el fracaso escolar es tan grande, ¿por qué no se realizan cambios significativos?.
¿Qué hacemos para potenciar a nuestros cerebros privilegiados, a nuestros alumnos sobredotados?
¿Puede avanzar una sociedad sin fomentar el estudio, el esfuerzo, la creatividad, la imaginación, el aprendizaje eficaz?
¿Es bueno para un país frenar el desarrollo mental de los niños y niñas, haciéndolos encajar en un sistema educativo igualitario que no potencia la excelencia sino la mediocridad, todos iguales?
Si dos niños de la misma edad llevan zapatos o ropa de diferente medida, individualizada según su talla y preferencias, ¿por qué han de recibir las clases de la misma manera y todos a la vez sin hacerlas a medida según su capacidad mental y sus intereses?
¿Se ponen al alcance de los centros educativos los recursos económicos y materiales que se necesitan para atender correctamente la diversidad?…
Y para acabar, nos debemos preguntar:
¿Por qué se señala con el dedo a un superdotado?
¿Por qué es un problema ser un superdotado y un milagro sobrevivir a la etapa escolar con “éxito”?
¿Por qué sentimos angustia los padres?
¿Por qué muchos superdotados son fracasados escolares?
¿Por qué la sociedad margina la sobredotación intelectual y, en cambio, la sobredotación física se valora y se admira en el deporte?
Conocemos personajes “mediocres” como Platón, Leonardo DaVinci, Einstein, Newton, Napoleón Bonaparte, Marie Curie, Goethe, Simone de Beauvoir, Stephen Hawking, Confucio, Galileo Galilei, Mozart, Rembrandt, Copérnico, Gary Kasparov, … ¿No eran todos ellos “diferentes”?
¿Por qué no se ve a los superdotados como lo que son, unas mentes maravillosas con una potencialidad superior a la normal y que, si se estimula adecuadamente, pueden producir avances importantes, imposibles para el resto de las personas, avances de los que todos
nos podemos beneficiar?
Esta GUÍA es un intento de aproximar el superdotado al ambiente escolar, o quizás, la escuela al superdotado, para que los educadores, que tenemos la suerte de conocerlos en el ejercicio de nuestra VOCACIÓN, conozcamos sus características, descartemos los falsos mitos que existen y podamos tratar su maravillosa diferencia de una manera eficaz y productiva, en beneficio de ellos, satisfacción nuestra y provecho de la Humanidad.