Convives nº2
Revista digital de la Asociación Convives – número 0 – marzo 2012.
Asociación para la convicencia positica en los centros educativos.
“Existen individuos que no casan con la extendida definición de los “ninis”, jóvenes que ni estudian ni trabajan. Hay más grados en este estado, en esta jerarquía de la impotencia. Además de los conocidos, también están los que ni estudian ni trabajan ni dejan estudiar a los que quieren estudiar. Son los “ninis” disruptivos inmersos en el sistema educativo, los que interfieren el proceso de enseñanza, porque debe de ser muy aburrido estar seis horas en un aula sin tener nada que hacer y sin querer hacer nada … Cansan y hasta sacan de quicio”. Con estas palabras comentaba el pasado quince de septiembre la situación de las aulas A. Illán, profesor de Secundaria y columnista habitual de un semanario de Toledo. Palabras que no hacen sino confirmar lo señalado por diversos informes, como el del Observatorio Estatal de la Convivencia, o el informe Talis, que señala a los profesores/as españoles como los que más tiempo deben dedicar a poner orden y callar a sus alumnos/as para poder empezar la clase. Más allá de las estadísticas, hay una percepción colectiva entre el profesorado sobre el incremento de la dificultad para dar clase, especialmente a los alumnos de la etapa de la ESO.
El presente monográfico pretende profundizar en este fenómeno de las conductas disruptivas. ¿Cómo se manifiestan, qué comportamientos abarcan? ¿Por qué tiene lugar este tipo de conductas? ¿Qué pueden hacer los profesores y profesoras, de forma individual y colectiva para abordar estas conductas? ¿Qué buenas prácticas han desarrollado los diferentes centros educativos para prevenir y atajar los comportamientos disruptivos? Son estas las preguntas básicas que queremos contestar en los diversos artículos.
Para ello, en primer lugar, se describen las conductas disruptivas, analizando sus tipos y frecuencia y las consecuencias de las mismas; desde el modelo propuesto por Galtung, se analizan sus tres dimensiones, la visible, la estructural y la cultural, planteando la necesidad de cambiar nuestra forma de ver este tipo de conductas situándolas en un marco más amplio. Rosa Mª Marchena aclara y profundiza esta idea, desarrollando los planteamientos del modelo ecológico en el que son fundamentales las interrelaciones entre los diversos actores, frente a un modelo individualista centrado en la conducta de los alumnos/as, a quienes se hace responsables de todos los problemas que tienen lugar en las aulas. Analiza y describe el tipo de interacciones positivas, centradas en la comprensión del alumno/a frente a las interacciones opuestas al alumnado que se manifiestan de formas muy diversas.
Pilar López y Carlos Fernández analizan los cambios necesarios para prevenir y disminuir las conductas disruptivas. Para ello, analizan el currículo real de los centros y su concreción en los contenidos, metodología y formas de evaluación; también analizan la organización de las clases y del propio centro, proponiendo cambios necesarios en cuanto al curriculum y la organización actualmente vigente. En el último artículo, Isabel Fernández, tras la exposición de los cambios adoptados por el Ministerio de Educación y su repercusión en las aulas, analiza el papel que tienen los profesores/as en la creación y mantenimiento del clima del aula, centrándose principalmente en cómo actuar ante las distintas situaciones disruptivas, proponiendo una amplia gama de estrategias y protocolos de actuación ante las mismas.
Se han seleccionado cuatro experiencias de centros, reconocidas y premiadas todas ellas por las distintas Administraciones educativas. El CEIP “María Sanz de Sautuola”, de Santander, nos narra su experiencia de trabajo de las emociones en Educación Infantil, consideradas base para el desarrollo personal y para la convivencia; explican el proceso que llevan a cabo en cada uno de los cursos y la forma de trabajo empleada.
Desde el CEIP “Nuestra Señora de los Remedios” de Santo Tomé (Jaén), su directora Carmen Montoro expone las distintas necesidades a las que querían dar respuesta, así como las acciones que han emprendido y que han configurado un verdadero plan de convivencia de todo el centro en el que han jugado un importante papel no sólo los profesores/as del centro, sino también los alumnos/as y los padres y madres.
El IES “Averroes”, de Córdoba, analiza los problemas de conducta y de desmotivación de los alumnos/as a los que querían hacer frente, superando un planteamiento exclusivamente punitivo y adoptando un enfoque preventivo, en el que juega un papel clave el Departamento de Convivencia. Presenta su forma de actuación y los programas que ha puesto en marcha el Departamento, como el programa de alumnos tutores, señalando como conclusión cómo estas actuaciones pueden ser exportables a otros centros.
Por último, el IES “Portada Alta”, de Málaga, expone su experiencia de aulas de convivencia, núcleo vertebrador de toda la convivencia en el Instituto; desde ella se organizan todos los programas y actuaciones, como el plan de mediación o el programa de alumnado ayudante, siempre en colaboración y coordinación con el departamento de orientación y el equipo directivo. Exponen su forma de funcionamiento, los protocolos de actuación vigentes en el aula de convivencia y las distintas responsabilidades del profesorado respecto del aula. En definitiva, una experiencia también fácilmente exportable a otros centros.
Quiero manifestar mi agradecimiento a todas las personas que han colaborado y han hecho posible este nuevo número de la revista CONVIVES dedicado a las conductas disruptivas en las aulas. Espero y deseo que hayamos conseguido articular una revista útil para el profesorado, que contribuya al proceso de reflexión y a la búsqueda de soluciones acerca de cómo conseguir dar respuesta a estos problemas que tanto preocupan y afectan al profesorado.