A vueltas con el inglés
Pedagógicamente hablando, la introducción del inglés en alguna de las materias de los cursos de primaria no es el procedimiento más adecuado para despertar el conocimiento de un idioma en un alumno.
Se puede conocer más o menos el gallego o el castellano en determinados lugares, pero sus similitudes hacen que sean bastante comprensibles para sus hablantes dentro y fuera de un aula, mientras que el idioma de Shakespeare no tiene ningún parecido y, por tanto, se les muestra opaco. A esto hay que añadirle que para los profesores de las distintas materias no fue preceptivo a la hora de pasar su oposición o concurso para una plaza determinada el conocer este idioma, y menos todavía conocerlo desde la especialización de su asignatura, por lo que el abordarlo ahora supone no solo un reto para ellos sino para todo el sistema, y también un sobrecoste con los recortes que le están dando a la Educación en otras áreas de mucha más prioridad.
Algún padre me comentó que vería bien que se quitara el gallego de la escuela, puesto que su hijo suspendía las materias que se le impartían en ese idioma que, además, lo consideraba totalmente prescindible. Yo, ahora, le pregunto ¿a quién le va a echar la culpa cuando suspenda las materias que se le den en inglés?.
Pese a todo, algunos colegios han iniciado el camino marcado por los rectores de Educación de la Xunta. La inmensa mayoría han escogido la asignatura de plástica como piedra de toque. Se hace muy evidente para la mayoría que elegir esta opción es un puro cumplimiento del trámite, un cumplir por cumplir, pero sin comprometerse con el fondo de la cuestión.
El tema de la enseñanza del inglés corre por otros derroteros. Para aprender cualquiera idioma extranjero en Galicia lo que hace falta es un cambio metodológico. Hay que pasar de una enseñanza centrada en la gramática y en el vocabulario a una enseñanza más oral, en el que el alumno practique su expresión a través de la repetición de sus construcciones ya sea en el aula o en un laboratorio. Cada área de conocimiento tiene su propia metodología y solo aplicándola se consiguen los resultados deseados. Abordarlo de otra forma es querer pedirle peras al olmo.