El fracaso escolar es una entelequia porque, en realidad, es un fracaso social

El fracaso escolar no sólo es cosa de la escuela. Padres, profesores o incluso legisladores tienen parte de responsabilidad en el bajo rendimiento académico de muchos alumnos, según denuncia el presidente de la Asociación Profesional de Pedagogos de Galicia, José Manuel Suárez. Para él, las familias deben motivar a los chicos y supervisar que estudien lo que deben cada día. A quienes tienen exámenes para septiembre aconseja resumir los temas aunque asegura que, si no se trabajó en verano, no hay fórmulas mágicas.

ÁGATHA DE SANTOS | A CORUÑA
El presidente de la Asociación Profesional de Pedagogos de Galicia, José Manuel Sánchez Sandomingo, sostiene que el fracaso escolar es "una entelequia" porque se contabiliza por el número de fracasos en la escuela, cuando sus causas van más allá de los resultados en las aulas. Para este pedagogo y educador social, habría que hablar de "fracaso social", en el que están implicados tanto educadores como padres y legisladores. 

-¿Cómo se pueden afrontar a estas alturas los exámenes de septiembre? 

-O se ha programado durante el verano o en una semana ya no queda tiempo. En la recta final, solo queda resumir, esquematizar, coger ideas pequeñas de cada tema y memorizar porque lo que no se ha hecho en todo un año no se puede hacer en unos días. Como en el curso, hay que estudiar, aunque ahora se tiene que hacer de una forma individual, porque no están los compañeros para poder estudiar y repasar con ellos, algo que es muy positivo. 

-¿Los estudios se dejan para última hora? 

-Somos el país del último minuto, del ya me pondré en agosto. Ante la desmotivación, se va dejando el estudio y a última hora queremos hacer lo que no hemos hecho durante el curso escolar ni en los meses de verano. Aquí tienen que implicarse los padres. Un chaval que ha suspendido una asignatura es porque no le motiva y por tanto, ponerse a estudiarla tampoco le va a motivar. Es raro que se pongan a estudiar, porque no les divierte. 

-¿Y los padres se implican? 

-Muchos creen que el tema de los estudios no es cosa de ellos, sino del profesor, pero la motivación depende de la relación entre el profesor y el alumno, pero también de los padres y el hijo. Los padres tienen que saber si estudian o no. La actitud de los progenitores frente a los estudios motiva al hijo. Cuando el niño va bien no pasa nada; el problema aparece cuando tiene un bache y sus padres no están ahí. En los primeros años de escolarización, la motivación del niño es intrínseca; no entiende por qué tiene que estudiar más que porque le dicen que tiene que hacerlo, y si no encauzas los estudios desde una perspectiva personal no les sale estudiar. Es a partir de los 13 o 14 años cuando empieza a ver que la formación sirve para el futuro. Por eso hay que estar siempre pendientes de cómo van. 

-Pero cuando un niño fracasa en la escuela, los padres, y la sociedad en general, mira hacia el sistema educativo… 

-Hablar de fracaso escolar es una entelequia porque en realidad es un fracaso social. El fracaso escolar afecta a quien lo sufre, pero no solo tiene que ver con la escuela, sino con la actitud de los padres, de si tienen o no actitudes de ser padres; de la motivación de los profesores -en Francia, por ejemplo, acceder a Magisterio conlleva exámenes muy severos y quien elige la carrera es porque realmente le motiva- de los alumnos, y desde luego, de la capacidad de la sociedad para poner en marcha un sistema educativo que sea de calidad. 

-¿Cómo se puede mejorar el rendimiento escolar para evitar nuevos septiembres? 

-Cada maestro tiene su librillo. Sin embargo, lo fundamental es saber hacer resúmenes y esquemas de los temas, subrayados… Después, valorar las actitudes: saber qué quiere el profesor de nosotros, qué método de evaluación utiliza… De poco nos sirve chapar si el profesor evalúa el comportamiento en clase y suspendemos en esto. Y establecer unos horarios para el estudio. No es cuestión de llegar a casa y tirar los libros. Los primeros cursos no son difíciles, pero ya en 3º y 4º de Primaria ya no solo hay que hacer los deberes, sino aprenderse la lección, que es un deber más. 

-¿Cuánto tiempo hay que dedicar al estudio después de clase? 

-Se dice que en Primaria con una hora o media hora por cada asignatura, dependiendo de la capacidad de cada alumno, llega; en ESO ya hay que sumar un cuarto de hora más por curso, y en Bachillerato media o una hora por curso. 

-¿Cómo puede saber un padre que su hijo realmente está estudiando si se mete en su habitación? 

-No sirve solo con decir que estudie. Hay que interesarse por cómo va y estar atento al nivel de exigencia del curso. Sin embargo, si un 30% de los padres no va a hablar nunca con el tutor del niño, aquí pasa algo, o se cuestiona al profesor porque ¿qué actitud va a adoptar el chaval? Y luego los padres deberían controlarlos porque que estén en su habitación no significa que estén estudiando. Pueden estar con el ordenador. Lo recomendable es que el ordenador esté en un lugar común de la casa, como el salón, y no en la habitación del niño porque así sabremos además qué uso se le da.

Fuentes: La Opinión de A Coruña / Faro de Vigo

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