Todo está muy bien, pero donde está el dinero?
A escola da vida. Todo está muy bien, pero donde está el dinero?
José Manuel Suárez Sandomingo.
La Ley de la convivencia y la participación en los centros escolares está pasando de ser un texto anódino y sin las condiciones necesarias para ser proclamado como ley, a ser un manojo de ideas que pueden traer consigo toda una serie de innovaciones e implicaciones importantes para nuestros centros escolares.
El Parlamento enriqueció el contenido del texto enviado por el gobierno de la Xunta de Galicia con aportaciones que están en sintonía con lo que ya apuntamos en varias ocasiones desde esta columna. Entre las que más valoramos están la incorporación de los alumnos como mediadores escolares, la definición concreta de lo que se va a entender por acoso escolar o la creación de escuelas de padres y madres, y de aulas inclusivas para los alumnos que sean expulsados disciplinariamente de las aulas.
Pero ahora viene la segunda parte. Esta se refiere a la recomendación que desde aquí les queremos ofrecer a nuestros parlamentarios, y que está relacionada con que no se deben olvidar de su evaluación económica o, por el contrario, todo lo escrito quedará en el limbo de las buenas intenciones fracasadas.
Es muy fácil decir que los jóvenes deben mediar entre ellos, pero para que eso sea efectivo alguien los deberá instruir en las habilidades y técnicas necesarias para que puedan acometer esta función. Y, para eso, habrá que seleccionar a los jóvenes más idóneos para ejercer de intermediarios entre los conflictos de sus compañeros, buscar los momentos en que se les pueda impartir este entrenamiento y, como no, acreditar a los formadores que habrán de acometerlo, que, a buen seguro, también tendrán un coste añadido ya que no cualquiera vale para impartir esta formación. Lo mismo va a ocurrir con el tema de las escuelas de padres y madres, tan demandadas por el conjunto de la comunidad educativa y social. Y otro tanto sucederá con las aulas inclusivas que deberán acoger y reeducar a los alumnos conflictivos para que cambien su actitud de entorpecer la normalidad escolar.
Este país tan lleno de ideas quijotescas siempre necesita de un responsable Sancho que les lleve las cuentas a sus ideólogos, si no se quiere, como ocurrió con la ley antibotellón, que después de ponerla como la panacea para todos los males de nuestra juventud, vengan los ayuntamientos y se quejen de que no disponen de los medios policiales necesarios para cumplir los compromisos.
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