Revista Participación Educativa – Nº16 – Profesorado y calidad de la educación
La sociedad ha cambiado, nuestros alumnos han cambiado, la escuela ha cambiado y los profesores debemos cambiar. Pero ¿hacia dónde, de qué manera, cuáles de nuestras competencias tradicionales deben modifi carse y cuáles deben permanecer? La calidad del sistema educativo depende en gran parte –aunque no únicamente, por supuesto- de la calidad de los docentes. Al revisar las reformas educativas emprendidas en todo el mundo en los últimos decenios, se comprueba que han tenido éxito las que se basaban en una mejora del profesorado y han fracasado las demás. Refl exionar sobre nuestra profesión me parece imprescindible y urgente. Más todavía en una situación como la española en que el profesorado sufre una crisis de identidad y de desánimo. Por todo lo cual, aplaudo la iniciativa del Consejo Escolar del Estado de abrir este debate y espero que se prolongue.
La profesión docente se ha hecho cada vez más amplia y más compleja. Una sociedad heterogénea, con cambios acelerados, que basa su prosperidad en la técnica y el conocimiento, se ha convertido en realidad en una sociedad del aprendizaje continuo, lo que da al sistema educativo un protagonismo aún mayor que el que ha tenido en otras épocas. En un mundo globalizado, ferozmente competitivo y precario, nuestros alumnos van a sufrir unas formidables tensiones y tenemos que prepararles para ello. Nuestras responsabilidades aumentan, y nuestras competencias tienen que aumentar también. Tenemos que explicar a la sociedad que somos un cuerpo de élite, que sería importante que los mejores talentos se dedicaran a la educación.