Infancia y futuro. Nuevas realidades, nuevos retos
Los niños de hoy son los adultos que conformarán la sociedad del mañana. Por ello, la atención a la infancia no solo es determinante para conseguir su bienestar presente, sino también para encarar con garantías el futuro y prevenir posibles problemas que pueden tener su génesis en momentos tempranos de la vida.
La preocupación por la infancia ha sido una constante durante al menos el último siglo y, tomándola como guía, se han invertido grandes esfuerzos y muchos recursos en mejorar las condiciones de vida de los niños.
Con este objetivo, tradicionalmente se ha trabajado contra los problemas más urgentes, los que ponen en riesgo la propia vida de los niños o limitan gravemente sus oportunidades de desarrollo: entre otros, por ejemplo, la mortalidad, las enfermedades infantiles o las situaciones de pobreza y exclusión social. Gracias a ese esfuerzo se ha conseguido que en los países desarrollados la mortalidad infantil haya descendido de manera muy notable y que los niveles de pobreza extrema entre los niños disminuyan, o al menos no aumenten, aunque en este campo queda todavía un gran trabajo por hacer, incluso en las sociedades más avanzadas.
Sin embargo, más allá de unos retos que conviene no perder de vista, han aparecido otros, derivados de la gran transformación que está experimentando nuestra sociedad en las últimas décadas. Se trata de cambios que hacen referencia, por ejemplo, a la incorporación de la mujer al mercado laboral, a la redefinición del papel del hombre en la educación y cuidado de los niños, a la aparición de nuevos modelos de familia o a la creciente interculturalidad de las sociedades en las que vivimos, fruto de procesos migratorios desconocidos hasta hace pocos años.
Estas transformaciones, que afectan a los adultos, tienen también, inevitablemente, consecuencias para los niños: determinan decisiones sobre cuándo y cuántos hijos tener, sobre el tiempo que los padres pasan con sus hijos y las actividades en que participan con ellos, y configuran además la importancia de otros agentes sociales (la escuela, los abuelos, los compañeros, etc.) en la vida de los niños. Sin embargo, y pese a su importancia, disponemos todavía de pocos estudios centrados en el impacto de estas transformaciones sociales en la población infantil.
Precisamente en este contexto se sitúa el presente estudio, que aborda la organización de la vida de los niños en la sociedad actual y aporta interesantes datos acerca de quién se encarga de su crianza, en qué actividades se ocupan, cómo se relacionan con sus compañeros y hasta qué punto todo ello se ve condicionado por factores como la situación económica y laboral de los padres, la estructura familiar o la inmigración. También examina la aparición e incidencia de problemas como la obesidad, el fracaso escolar o la falta de competencias socioemocionales, problemas que se originan en la infancia y pueden tener consecuencias sobre la vida adulta.
Con este número de la colección de Estudios Sociales, la Fundación "la Caixa" pretende estimular el debate acerca de las nuevas necesidades y desafíos a que se enfrenta la infancia. Los niños no asisten de manera pasiva a los cambios que se producen en sus familias, en la actividad laboral de sus padres o en sus propias formas de ocio, sino que se ven fundamentalmente influidos y afectados por todo ello. Profundizar en estas cuestiones nos permitirá tener guías para planificar intervenciones efectivas que ayuden a las familias y contribuyan al bienestar de los niños de hoy y, asimismo, proporcionará herramientas para construir una mejor sociedad futura.