RINCÓN DE LA PEDAGOGÍA(*): Trastorno de aprendizaje (III)
Es un trastorno de aprendizaje relacionado con los procesos cognitivos que permiten acceder al niño a la comprensión de los textos escritos. Suelen presentar dificultades en cuanto al procesamiento fonológico de las letras, sílabas y/o palabras, lo que les obliga a cometer numerosos errores en la lectura y les impide comprender correctamente lo leído. Se ve muy alterada tanto la precisión lectora como la velocidad. Pueden presentarse además errores en la escritura y en el cálculo. Se da en alumnos con un desarrollo intelectual dentro de lo esperado para su edad y que no presentan ningún déficit sensorial. Es posible que estos niños ya hayan sufrido un retraso en la adquisición y manejo del habla; que su organización temporal y espacial, así como su lateralidad esté alterada y que muestren torpeza en la coordinación de movimientos.
Consecuencias de la dislexia
Debido a que la mayoría de los aprendizajes y tareas escolares están basadas en la lectoescritura, los alumnos que sufren dislexia encontrarán diariamente excesivas dificultades para abordar con soltura las actividades propuestas y por lo tanto acceder a los objetivos propuestos para su nivel de escolarización. Si estas dificultades no se atienden adecuadamente en el momento que se manifiestan y se atribuyen erróneamente a otras causas, estas se irán arrastrando a lo largo de la escolarización. Esto puede provocar, en primer lugar, fracaso escolar, que a su vez despertará una variada sintomatología emocional (irritabilidad, tensión nerviosa, retraimiento, baja autoestima, falta de atención, susceptibilidad, enuresis, problemas alimentación, cambios bruscos de humor,…). Este malestar que siente el niño influirá a su vez en sus relaciones sociales y familiares, haciéndolos en algún momento otro problema asociado de gran importancia.
Cómo identificar a un niño disléxico
Se deben tener identificados a los niños que sufren dislexia entre los 7-11 años, nunca se pasará por alto esta dificultad. Para ello estaremos atentos a las siguientes señales que posteriormente serán confirmadas por el orientador escolar o por un servicio privado de psicopedagogía. En cuanto a la lectura el niño tendría que cometer abundantes errores, cambiando unos sonidos por otros, omitiendo algunas letras, sustituyendo unas palabras no conocidas por otras conocidas; realizando una lectura lenta, poco precisa y muy monótona. Todo ello influyendo notablemente en la comprensión del texto.
En cuanto a la escritura se puede percibir que invierte letras y/o números; que realiza separaciones o uniones de sílabas indebidas. Además, le cuesta expresar ideas con coherencia, tanto a nivel oral como escrito. Su organización en el papel es mala, siendo incapaz escribir recto, atendiendo a pautas, márgenes,…. Puede cometer, también, errores en matemáticas. A veces en cálculo fallan porque se saltan números o los leen inadecuadamente. Les cuesta resolver problemas, pues necesitan mucho tiempo para entender correctamente el texto; tienen dificultades para manejar el reloj y calcular tiempos. También, suelen tardar en conocer la duración y el orden de otros períodos temporales (meses, semanas, estaciones, años…)
Qué hacer con un niño que sufre dislexia
En primer lugar ante las primeras sospechas se debe actuar. Los padres no deben pensar que son alarmistas; es preferible descartar una dislexia con 7-8 años, que confirmarla con 12-14 años. En ocasiones nos encontramos con familias que por unas u otras razones han ido posponiendo la valoración del trastorno y esto ha tenido un gran coste para el niño y también para la familia. Un niño con dislexia puede tener éxito académico, pero necesita las ayudas necesarias y adaptadas a sus características. Es básico ofrecerles confianza, en un entorno ordenado y previsible. Con instrucciones claras y sencillas. Con tareas escolares muy adaptadas a su nivel de aprendizaje. Todo ello en un ambiente escolar y familiar que entiende su situación y le ofrece contextos tranquilos que no le juzguen inadecuadamente.
Dolores Armas Vázquez
Psicopedagoga
Colaboración dominical especial de APEGA con Carriola de Marín