El día internacional contra el acoso escolar
El 2 de noviembre se celebra el Día internacional contra la violencia y el acoso escolar. Como todas las fechas que hacen referencia a un acto humano, esta tiene el interés de hacernos reflexionar sobre este tema en cuestión. Todos sabemos que el acoso escolar es un comportamiento en el que una persona o un grupo intimida a otra, con el objetivo de afirmar su autoridad y ejercer control sobre quien perciben como inferior o vulnerable. Esta dinámica implica una supeditación de la voluntad de una persona a la de otra y puede observarse en cualquiera de las relaciones humanas, ya estén estas en los ámbitos laboral, de la pareja o escolar. En este último es fundamental reconocer que los niños y jóvenes, al carecer de las habilidades necesarias para establecer reglas comunes y evaluar las consecuencias de sus acciones, deberán ser educados en el respeto hacia los demás como seres humanos iguales, con los mismos derechos y responsabilidades.
La solución al problema del acoso escolar radica en la comprensión colectiva de su gravedad. La intervención de tutores, profesores, coordinadores de bienestar y mediadores escolares es crucial para enseñar que en la escuela no sólo se adquieren conocimientos académicos, sino también valores y actitudes responsables. A pesar de que existen suficientes recursos en el entorno escolar para mitigar el acoso, todavía persiste un significativo temor a intervenir. A menudo, muchos minimizan el problema (“son cosas de niños”) o se ignora por miedo a las críticas de los padres o de los compañeros hacia quienes deciden actuar. Por lo tanto, la lucha contra el acoso es una tarea conjunta que requiere tanto de la prevención como de la intervención de todos.
Se estima que uno de cada tres adolescentes podría estar sufriendo acoso escolar y que dos de cada diez alumnos podrían ser víctimas de ciberacoso. Y, aunque el acoso no es un fenómeno nuevo, sus formas y modalidades han cambiado; los acosadores ahora utilizan también las redes sociales de manera anónima para hostigar o chantajear a sus compañeros.
La escuela es para los niños y jóvenes un ámbito fundamental para establecer sus relaciones sociales, pero una vez que salen de ella, sus problemas a menudo persisten y el acoso puede seguir manifestándose de múltiples formas, ya sea en la calle o a través de plataformas que permiten ocultar la identidad del acosador, como Internet. Fuera de la escuela, algunos jóvenes pueden sentirse presionados por sus compañeros a respaldar al acosador en lugar de detener su comportamiento y los acosadores a menudo imitan actitudes que observan en los adultos de su entorno.
Por ello, es importante que la prevención no se enfoque únicamente en los menores problemáticos o manipuladores, sino que se extienda a toda la comunidad escolar, reconociendo a todos como posibles acosadores, víctimas o mediadores. Es fundamental hacerles conscientes del rol que se espera de ellos en las situaciones de acoso.
Todos los centros educativos cuentan con manuales de intervención y directrices de actuación en casos de acoso. La clave ahora está en comprometer a toda la comunidad educativa para que utilice estos recursos de manera activa y sin reservas.
Parece interesante que la Consellería de Educación haya dado el paso de premiar a aquellos centros que se involucren en la tolerancia cero frente al acoso escolar y así reconocerles y premiarles su labor en la lucha contra el acoso y el ciberacoso, al tiempo que emprenden iniciativas que puedan servir como modelo de buenas prácticas para la comunidad educativa. Este premio cuenta con una dotación total de 30.000 euros, que se distribuirán en cuatro premios para la etapa de Primaria y otros cuatro para la de Secundaria. Esperemos que este aliciente económico suponga todo un revulsivo a la pasividad con que muchos contemplan el acoso entre iguales.
José Manuel Suárez Sandomingo