Cuando las niñas se comparan con personajes de videojuegos
El trabajo tenía por objetivo conocer de que forma incide ver la televisión o jugar a videojuegos en la satisfacción con el propio cuerpo y si influye de alguna forma la apariencia de los personajes de series, películas y videojuegos en la percepción que tienen de la suya los niños y niñas de entre cinco y nueve años. El estudio, titulado Satisfacción corporal y uso de pantallas en escolares españoles, ha concluido que hay una relación entre el consumo de televisión y videojuegos y la satisfacción con los propios rasgos faciales y el esquema corporal global.
Una de las principales conclusiones del estudio es que la apariencia de los personajes de los videojuegos influye en la insatisfacción de las niñas con su imagen y concretamente encontró correlaciones negativas en la satisfacción con el color de los ojos, la piel y el esquema corporal global de las niñas que juegan a videojuegos. Sin embargo, esta asociación no se dio ni entre los niños que juegan a videojuegos ni tampoco en los escolares consumidores de televisión, independientemente de su género.
Según ha explicado el investigador de la UPF J. Roberto Sánchez-Reina, «la presión corporal es mayormente femenina y no masculina, lo que hace que ellos se sientan más satisfechos con su cuerpo, aunque sea diferente al de los personajes que ven o con los que interactúan». «Tristemente, desde muy temprana edad las niñas son objeto de presión corporal por parte de sus amigos y familia. Los medios de comunicación amplifican este efecto; naturalizan la normatividad corporal: la belleza es blanca, delgada y femenina», ha subrayado el investigador.
Tanto los niños como las niñas se apropian de estereotipos y emplean las imágenes corporales que proporcionan los medios para relacionarse con el mundo, según el estudio. Por eso, aunque los personajes femeninos comienzan a romper los estereotipos de género, «persiste en muchos de ellos el canon corporal. Son protagonistas, audaces y empoderadas, pero siguen dentro de la norma corporal. Mientras las representaciones, en cuanto a expresiones de nuestro lenguaje y cultura, simplifiquen la diversidad corporal, las aspiraciones de las niñas se inclinarán por estar dentro de esta norma corporal», según Sánchez-Reina, también profesor de Estrategia y Creatividad en Publicidad de la UOC.
La también autora del estudio Mireia Montaña, directora del máster de Estrategia y Creatividad en Publicidad de la UOC e investigadora de Aprendizaje, Medios y Entretenimiento (GAME) de la UOC, ha afirmado que los medios se focalizan en la apariencia física de las mujeres en lugar de en sus habilidades o personalidades. Esto hace, según ella, que las niñas sientan que su valor depende únicamente de su aspecto físico y que deben cumplir con los estándares de belleza para ser aceptadas.
Por otra parte, a menudo se retrata a las mujeres como seres perfectos y delgados, «lo que puede hacer que las niñas se sientan inseguras sobre sus propios cuerpos si no se ajustan a estos estándares. Sin embargo, los niños a menudo se ven retratados como fuertes y musculosos, lo que puede hacer que se sientan más seguros sobre sus propios cuerpos», según la profesora.
En cuanto a que la influencia entre los personajes que ven y la percepción de su propia imagen se da solo en el uso de los videojuegos y no al consumir televisión, según el estudio, que lo atribuye a que estos dos tipos de pantalla no requieren el mismo interés. «El grado de interés que requiere el videojuego es mucho más intenso que el que requiere el consumo de televisión. Con un videojuego tú estás interactuando, con lo cual el impacto de ese videojuego es mayor que el de la televisión», ha asegurado la investigadora Mònika Jiménez Morales, directora del grado de Publicidad y Relaciones Públicas de la UPF. «Además, aunque la enorme influencia de la publicidad televisiva esté clara, a ciertas edades, como la de los niños de la muestra, se presta menos atención a cierto tipo de anuncios», ha precisado.
Según los autores del estudio, la solución pasa por la educación mediática y la formación de competencias desde un enfoque integral que abarque diversos aspectos. «Se debe promover una imagen corporal positiva. Es necesario que los menores aprendan a aceptarse y amar sus cuerpos tal y como son, en lugar de compararse con prototipos de belleza poco realistas», han señalado los investigadores.
«También es necesario visibilizar la diversidad corporal, fomentar la autoestima y luchar contra la presión social para cumplir con unos determinados ideales de belleza, y es importante enseñarles competencias digitales, que aprendan a hacer un uso responsable y crítico de las redes sociales, sabiendo detectar la información engañosa», han añadido.
Según Sánchez-Reina, aunque ha habido un gran avance en alfabetización mediática, la penetración de las redes sociales en la vida cotidiana «exige más que nunca educar sobre las pantallas y cómo vemos las imágenes».