Las 10 claves para aprobar los exámenes de septiembre
Para todo en la vida, existen las segundas oportunidades y septiembre es el mes idóneo para llevarlas a cabo. Los estudiantes lo saben bien. Según los últimos datos publicados en el INE, en 2012 un total de 278.818 alumnos accedieron a las pruebas de acceso a la universidad (PAU). De ellos, 198.952 se presentaron en junio y 45.701 en la convocatoria de septiembre (el resto accedió a través de las pruebas para mayores de 25 y 45 años).
Cada año alumnos de bachillerato, universitarios y demás estudiantes de otras formaciones se enfrentan en el noveno mes del calendario a exámenes de recuperación. Sin embargo, la preparación de estas pruebas conlleva mucha más presión que durante el curso ordinario. De hecho, el porcentaje de aprobados en las PAU en 2012, como suele ocurrir en otros años, fue mayor en la convocatoria de junio (91,5% vs 75,1%) que en la septiembre.
Las situaciones donde nos sentimos evaluados nos generan emociones negativas (estrés, inseguridad o preocupación) que dificultan y ralentizan nuestros procesos cognitivos (atención, concentración y memoria). De este modo, y según explican a EL MUNDO Cecilia Martín y Marina García, directoras del Instituto de Psicología y Desarrollo Personal PSICODE de Madrid ante los exámenes de septiembre el alumno siente mucha más presión y tensión, sobre todo si lo vive como una última oportunidad. Como una especie de todo o nada.
“Sus emociones negativas se incrementan, su rendimiento empeora e incluso puede producirle un bloqueo mental y emocional. Además, tiene que emplear más esfuerzo en estudiar porque durante las vacaciones ha perdido el hábito, tiene que recordar los conceptos aprendidos durante el curso y aprender a decir no a otros planes alternativos que surgen en verano. Todo ello hace que suponga un coste extra a nivel psicológico y emocional”, detallan ambas especialistas. En definitiva, “los exámenes de junio son el resultado de una evaluación continua durante todo el año, los de septiembre en cambio, son exámenes finales”, mantiene José Manuel Suárez Sandomingo, presidente de la Asociación Profesional de Pedagogos y Psicopedagogos de Galicia (APEGA).
Hábitos saludables de estudio
La alimentación y el sueño son elementos fundamentales en el estudio. Es importante que la alimentación antes de comenzar a estudiar no sea copiosa, mantiene Suárez.
Si el alumno lo desea puede comer algún alimento dentro de las horas de estudio. A ser posible, alimentos que contengan glucosa. “Diversos estudios sobre la glucosa han demostrado cómo puede mejorar el funcionamiento cognitivo, en particular la memoria a corto plazo y la atención”, explican Martín y García. Tal es así que, si un alumno pasa la noche previa al examen estudiando sin dormir y desayuna poco puede llegar al examen y sentir que no recuerda nada. Este fenómeno, detallan las especialistas, se produce porque sus reservas de azúcares se han agotado durante la noche y al llegar al examen los procesos de memoria no funcionan correctamente produciéndose el efecto de mente en blanco. Un buen consejo es tomar un tentempié rico en azúcares antes del examen.
Uno de los hábitos más extendidos en la población estudiantil es el de pegarse atracones o pasarse la noche estudiando antes del examen. Esto es un verdadero error, asevera Suárez. “Estimularse con café u otras sustancias no hace más que alejar el sueño pero no ayuda a la mente a absorber los conocimientos y, además, el cansancio acumulado hará que la recuperación física posterior sea más larga y el cuerpo se encuentre más estresado. Los conocimientos que se repasaron no habrán sido fijados convenientemente porque la mente necesitaba en aquellos momentos de un descanso que no se le ha dado y su embotamiento no le permitirá recuperarlos en las horas siguientes”, expone.
Por ello, el sueño es fundamental, no sólo porque fija los conocimientos sino porque nos ofrece el descanso necesario para poder recuperar la atención y activación. “Las horas de sueño deben ser las adecuadas a cada uno, entre siete y nueve horas normalmente”, puntualiza el presidente de APEGA.
El estudio requiere una serie de rutinas. Por ejemplo, es importante tener “el mismo lugar de estudio, las mismas horas, las mínimas distracciones, luz suficiente, y todos los recursos necesarios para realizar las tareas”, especifica Suárez.
En cuanto al espacio físico, ha de tener en cuenta que la habitación esté bien iluminada, que preferiblemente la luz le entre por la parte contraria al brazo con el que se escribe, que esté aireada, y que no haya ruidos que le puedan distraer. Es preferible que “el lugar o contexto de estudio sea el mismo que durante el curso escolar”, añaden por su parte las expertas de Psicode.
Planificar las horas de estudio es una de las claves del éxito. Según Martín y García, el aprendizaje es mucho más eficaz cuando la práctica se realiza de una forma distribuida y no de forma masiva. Por ello, es importante, planificar tiempo para imprevistos y descansos. No es recomendable alargar los periodos de descanso más de 15 minutos porque tras ese intervalo, explican las psicólogas, se pierde la capacidad de concentración y cuando el alumno retome el estudio le costará mucho más esfuerzo y tiempo volver a rendir al mismo nivel. Es recomendable también una fragmentación del temario de estudio en pequeños temas. “Si divide las grandes tareas en pequeños trozos será más fácil que se motive a estudiarlo y que lo termine”, informan.
Por otra parte, los especialistas aconsejan iniciar el estudio con aquellas tareas más difíciles o que más esfuerzo y concentración nos requieran, y dejar para las últimas horas del día aquellos temas que sean más amenos y fáciles para el alumno. “El momento más propicio es en las primeras de las horas de la mañana -el cuerpo está más cargado de energía- o en las últimas de la tarde -al remitir la actividad física intensa, la mente está más relajada para concentrarse-“, comenta Suárez.
Por último, algo fundamental para la preparación en los exámenes es reducir al máximo los ‘ladrones del tiempo’: evitar las interrupciones, estudiar sin móvil ni internet cerca; y repasar lo aprendido. “Si algo se estudia pero no se repasa, fácilmente será olvidado, cuantas más repeticiones mejor”, sostienen las expertas en psicología.
Igual que es importante una buena preparación física y cognitiva, también es muy importante que el alumno tenga la mente firme, que esté seguro de sí mismo y que, sobre todo, crea en sus posibilidades. Algunos consejos que ofrecen García y Martín para tener una buena preparación psicológica son los siguientes: Visualizar el éxito porque esto es clave para afrontar cualquier desafío, combatir los pensamientos negativos y cambiarlos en seguida por otros positivos acordes con el objetivo. Repasar todas las ventajas que va a tener si consigue ser consecuente con el plan de estudio marcado. Compensarse con pequeños premios según se vaya avanzando en las planificaciones del estudio. Por último, si tiene una preocupación que impide la concentración, hay que hacer un pacto con ella: “si no es muy importante, hay que posponerla para la última hora del día y repetirse mentalmente: ‘Pensaré en ello cuando termine de estudiar'”.
Un aprobado en 10 pasos
- Hacer un plan realista de lo que se tiene que estudiar intentando distribuirlo en el mayor número de días posibles.
- Poner el modo alerta para rechazar cualquier excusa o pensamientos negativos que boicoteen la planificación, motivación y calma.
- Tener en cuenta los descansos e imprevistos en la planificación.
- Evitar las distracciones cerca de la mesa de estudio.
- Posponer el momento de preocuparse para después de la jornada de estudio.
- Empezar estudiando los temas más complicados y dejar para el final los más amenos.
- Repasar cada tema en días diferentes para que se consolide la información en la memoria a largo plazo.
- Imaginarse a uno mismo cumpliendo la planificación y realizando el examen con seguridad y éxito.
- Durante todo el proceso hay que ofrecerse pequeños premios por el esfuerzo y por conseguir las planificaciones establecidas.
- Descansar, alimentarse bien y creer en uno mismo, sobre todo antes del examen.
Fuente: El Mundo
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