RINCÓN DE LA PEDAGOGÍA(*): Primera evaluación del curso
En la actualidad, el éxito o el fracaso escolar de los hijos determina en gran medida el bienestar de la familia. La idea, real, de que el acceso a un puesto de trabajo viene determinado en gran medida por la formación académica, implica que los miembros de la familia dirijan un gran cantidad de recursos (tiempo, dinero, esfuerzo..) hacia lo académico, y la vida cotidiana se planifique en función de la escuela e instituto. Es por ello que la llegada de las notas de cada evaluación genera emociones tanto a los padres, como a los hijos, como a otros miembros de la familia. Esas primeras emociones al leer el boletín de calificaciones, nos harán expresarnos y tomar medidas que seguramente no sean las más adecuadas. Es recomendable no leer las notas en presencia de los hijos, y una vez leídas reflexionar sobre las actuaciones que se llevarán a cabo.
¿Qué hacemos si aprueba todas las asignaturas?
Aprobar todas las asignaturas significa que el alumno ha adquirido los conocimientos y conseguido los objetivos de cada asignatura; por tanto ha cumplido con lo que se espera de él en el ámbito escolar. En la mayoría de los casos esto no es algo excepcional y por lo tanto no ha de premiarse. Estudiar, cumplir con las actividades y tareas propuestas es una obligación de los estudiantes. Los propios aprobados ya son un premio, pues les permite descansar durante las vacaciones posteriores a la evaluación, dedicar su tiempo al ocio y no seguir repasando los contenidos académicos. Será suficiente con que los padres los feliciten, muestren su agrado por los buenos resultados y les faciliten en esos días de vacaciones actividades que les caigan en gracia (salir con sus amigos, ir al cine, jugar a ciertos juegos, viajar, …..).
¿Qué hacemos si suspende?
Leer las notas sin la presencia del hijo permite evitar los castigos sin sentido, los discursos, los reproches y los enfados. Se está en disposición de realizar un análisis exhaustivo de la situación para buscar las mejores soluciones. Lo primero que se debe hacer, vistas las notas, es preguntarse ¿cuáles son las razones de estos resultados? No es lo mismo suspender una o dos asignaturas que suspender 6 ó 7. En el primer caso tendríamos que ver qué aspectos relacionados con la asignatura necesitan ser reorientados y qué ayudas concretas le facilitaríamos tanto a corto como a largo plazo. A lo mejor estas Navidades necesita repasar de nuevo los contenidos que no superó de esa asignatura; es posible que precise un profesor de apoyo, o a lo mejor tiene que reforzar aspectos instrumentales y estratégicos para abordar el estudio; también puede ser que no se ajusta el esfuerzo y el tiempo de estudio a cada área,…. En el segundo caso debemos analizar las causas de ese fracaso generalizado, pensar qué está exteriorizando el niño con esos resultados. Es necesario descubrir si existe alguna dificultad de aprendizaje, si hay algún problema emocional relacionado con amigos o con el centro de estudio; si se trata de problemas con la planificación, organización y tiempo dedicado al estudio, o….Es preciso poner a la luz las causas del bajo rendimiento antes de plantear acciones. Para ello, si el centro educativo no colabora con la premura necesaria, se puede solicitar asesoramiento a otros profesionales (psicólogo educativo, psicopedagogo, pedagogo) que indiquen las medidas más adecuadas.
En cualquier caso se deben evitar esos castigos eternos y reiterados, que no educan, que no producen ningún cambio en la conducta ni en el rendimiento del alumno; castigos que sólo producen resentimiento y malestar en el niño, que no les ayuda a mejorar, sino a quedarse en el mismo lugar en el que estaban. Los padres deben ser auditores y facilitadores de los recursos necesarios para que progresen adecuadamente. Eso a veces supone ayudarles a planificar, supervisar y ser constantes en ese seguimiento; hacer cumplir los compromisos, exigirles que asuman responsabilidades, dejarles que sufran las consecuencias de no haber cumplido con la tarea y ayudarles a buscar soluciones.
Fuente: Carriola