Se cumplen 100 años desde que el arqueólogo Howard Carter descubrió, en una de sus expediciones a Egipto, la enigmática tumba del Faraón Tutankamón. Prácticamente intacta y envuelta en misterio, la historia de esta momia y sus riquezas se convirtió en la semilla del gusto por la historia para muchos niños y niñas.

Y es que hay aventuras que empiezan en la infancia, casi siempre gracias un libro que nos traslada a otros mundos. En este caso, al Antiguo Egipto. Y para celebrar esta fecha tan especial, no podemos escoge otro que “Tut-ank-amón, el joven Faraón”, de Enric Lluch.

Este escritor valenciano (Algemesí, 1949) es profesor de Historia y escritor de relatos, como los divertidos “El Faraón Nari-zotas” o “La Faraona Barbuda”.

Ahora, claro, le toca contar la historia de este joven Faraón.

Enric Lluch es profesor, escritor e historiador.

Enric Lluch es profesor, escritor e historiador.

¿Qué tiene el antiguo Egipto que tanto gusta a los más pequeños?

Es puro misterio, el país, su historia y su cultura. Está repleto de intriga y esoterismo, a pesar de que, cuanto más sabemos sobre ellos, menos secretos hay. Con el descubrimiento de la tumba de Tutankamón y las muertes que le siguieron, la historia de las maldiciones… cosas que ahora sabemos que no son ciertas, pero que siguen guardando misticismo. Es normal que sus historias de Dioses llamen mucho la atención, A mí también me la llamaban.

Y de hecho, ahora das clase de historia, ¿qué vino antes, la historia o la literatura?

La tendencia natural es esta, mezclar los dos elementos y hacerlo de una forma aplicada para niños. Yo estudié Historia Antigua, no solo escribo relatos sobre Egipto, también sobre otras muchas civilizaciones. Y lo hago convirtiendo a esos personajes en lo que son: humanos. Humanos gobernantes, humanos con poder, puede ser. Pero eran iguales a nosotros, solo que en otra época.

Es más accesible cuando se le quita ese tono de “seriedad”

Del mismo modo que lo hacía Indro Montanelli con la Antigua Roma. Todos tenemos esa imagen de, por ejemplo, Julio César, como un hombre imponente sobre un caballo blanco, pero la cosa cambia si te cuentan que medía 1’50, llevaba peluca y perdió una batalla por culpa de una diarrea.

¡Es que son esos detalles curiosos los que mejor se recuerdan después de una clase de historia!

El humor sirve para trasladar mejor este tipo de conceptos, y los niños no son idiotas, lo entienden, se ríen, y aprenden que los antiguos también eran personas normales y corrientes.

Tutankamón, el joven faraón.

Tutankamón, el joven faraón.

Normales y corrientes… y algunos también eran niños, como el joven Tutankamón.

Subió al trono con nuevo años y estaba lleno de problemas de salud, además era cojo… Su tumba estaba casi intacta y con el mayor tesoro encontrado precisamente porque no la habían saqueado, porque no se imaginaban que en esa tumba tan pequeña hubiera nada de valor. Y lo mejor, aún queda mucho por descubrir, se considera que la mayor parte de tesoros egipcios aún no han sido encontrados.