Análisis sobre la calidad democrática en España
¿Qué consideramos calidad democrática?
Definir la calidad democrática resulta una tarea compleja, tanto que aún no hay consenso acerca de su contenido, sus dimensiones o cómo puede medirse. En este caso, se utiliza el término de “calidad democrática” para referirnos al grado de democratización o de desempeño respecto a categorías fundamentales para un régimen democrático. Este último enfoque es el que caracteriza a algunos de los estándares internacionales que miden la calidad democrática y las libertades cívicas, como en el caso del de Freedom House, el de The Economist o el del Instituto de Democracia y Asistencia Electoral (IDEA). En estos estándares, la calidad democrática se aborda como una cualidad gradual y multidimensional que puede estar presente en diferentes grados, desde democracias consolidadas, hasta en regímenes más híbridos o autocráticos.
En el caso de esta investigación, vamos a utilizar índices que miden el grado de democratización y el nivel de desempeño democrático de los países basándonos en una aproximación multidimensional, abordando la democracia como un proceso continuo y evolutiva[1].
En relación con el nuevo ecosistema digital, el acceso a Internet ha supuesto una transformación en la forma en la que nos comunicamos, aprendemos, consumimos o nos movilizamos y, por supuesto, ha tenido un impacto también en la naturaleza de la democracias. Es evidente que el nuevo ecosistema digital es un espacio que revoluciona e influye directamente en el ejercicio de las libertades cívicas o en la participación, entre otros aspectos. Las tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, el 5G o los avances en técnicas biométricas, suponen un cambio de paradigma respecto al futuro de la privacidad, la libertad de expresión y los sistemas democráticos[2].
Fuente: Ciecode