El chat arde: ¿jornada continua o partida en los coles concertados?
El chat de padres y madres de los coles concertados echa humo. Desde que se planteó la posibilidad de instaurar la jornada continua en algunos centros como medida de seguridad ante el covid-19 el debate está que arde. Hay muchos padres a favor porque consideran que, por encima de todo, prima la seguridad de los niños y de esta forma se reduce considerablemente los riesgos, que ya de por sí se asumen al llevar a los menores a los centros educativos. Y hay otros que están radicalmente en contra. Fundamentalmente, no porque no estén a favor de extremar las medidas de seguridad, sino porque sus circunstancias personales y/o laborales les impiden tener este horario. La palabra conciliación se convierte en una auténtica espada de Damocles para algunos progenitores que tienen el corazón dividido entre lo que es mejor para el menor y atender su trabajo, en un momento en el que hay que estar más que nunca a la altura de las circunstancias en el terreno laboral.
El debate se extiende no solo entre padres que están a favor y otros en contra. Sino también entre padres y colegios concertados —en el caso de los públicos ya está prácticamente instaurada la jornada continua en las principales ciudades gallegas—: «Hay centros que lo han solicitado. Otros, que están a la espera. Y en algunos los padres quieren, pero los centros no», explica Patricia Pérez, de Congapa —la principal confederación de AMPA de la educación concertada en Galicia— del área de Ferrolterra, que resume así la situación que se está viviendo en las zonas de A Coruña y Ferrol. Ella aclara que ya han solicitado a Educación que se facilite la aprobación de estos cambios a los centros gallegos que lo soliciten y «siempre que las familias y los colegios estén de acuerdo». Asimismo, también han pedido que se agilice el proceso en la medida de lo posible para permitir la organización de los centros y de los padres: «Tienen que existir también alternativas para los progenitores que no están en disposición de recoger a los niños al mediodía», puntualiza Nacho Louro, de Congapa en A Coruña.
MÁS ALTERNATIVAS
Una opción es poner actividades extraescolares dentro de los grupos burbuja que cubran ese horario hasta las cuatro o cinco de la tarde. Pero esta alternativa tendría un coste adicional también para los padres que no tienen esa disponibilidad horaria y que, en la mayoría de los casos, solo obtienen la tan deseada conciliación familiar a golpe de talonario. «Sabemos que es complicado porque cada familia tiene sus circunstancias y claro que necesitan cubrir ese horario. El debate está ahí y sabemos que es complicado», aclara Louro, consciente de los problemas de los padres para ajustar sus horarios a los de sus hijos y del desembolso que eso supone: «Lo que le pedimos a Educación es que den libertad a los centros para hacer este cambio de manera excepcional mientras dure esta situación y siempre y cuando estén de acuerdo las familias», añade.
Precisamente en A Coruña, el colegio Calasanz PP. Escolapios ha sido de los primeros en solicitarlo. Su director, Alberte Velo, explicó que tramitaron la petición el 14 de septiembre, apenas unos días después del inicio del curso escolar y que Educación se la aceptó el pasado día 22, que fue cuando ellos informaron a las familias. «Nosotros veíamos dos puntos conflictivos a la hora de elaborar el plan de adaptación al contexto covid porque el protocolo de la Xunta señalaba que había que disminuir el número de personas con las que se interaccionan y evitar aglomeraciones. En ese sentido, nosotros contábamos a partir de octubre con cuatro momentos de aglomeraciones en las entradas y salidas del colegio con la jornada partida. Y de esta forma se reducían a dos, aparte de que las entradas se sigan haciendo de manera escalonada», explica. «Y luego el segundo punto conflictivo era el comedor. En septiembre tenemos a doscientos niños, pero en octubre serían más de 500. Además de ampliar turnos, algunas alumnos tendrían que comer en las aulas, con el consiguiente riesgo que eso suponía. Así que decidimos que, por la seguridad de los niños, lo mejor era imponer la jornada continua de forma excepcional y mientras dure esta situación», apunta. Lo que sí han establecido es actividades extraescolares de 15 a 17 horas para aquellas familias que no pueden recoger antes a los niños: «Mantenemos los cinco períodos lectivos de 50 minutos en cada jornada y somos conscientes de la necesidad real de conciliación de algunos padres. Es por eso que preferimos estudiar cada caso casi en particular y, al igual que ningún niño se queda sin comedor si sus padres tienen problemas para pagarlo, pues en el caso de las extraescolares también se estudiará cada caso». Aun así, Velo sabe que la medida no ha sido bien recibida por todos los padres: «Ha habido de todo. Pero entendemos que lo primero es la seguridad de los niños. Y que también se trata de una medida excepcional. Ojalá que a la vuelta de Navidad pudiéramos volver a la normalidad. Es lo que a todos nos encantaría».
HORARIO DE LOS COMEDORES
Otra de las quejas muy recurridas por parte de algunos padres también está relacionada con el horario del comedor durante la jornada partida, que se sitúa en torno a las doce y media del mediodía en algunos cursos y centros. Un horario que consideran completamente incompatible con la jornada laboral y que les impide recoger a sus hijos en el colegio para llevarlos a comer a casa, obligando a dejarlos en el comedor, con el consiguiente gasto que esto supone.
TAMBIÉN EN OURENSE
El debate no solo afecta a las comarca de Ferrolterra y A Coruña, en Ourense también se ha abierto este melón. La federación de asociaciones de padres y madres de colegios privados y concertados de la provincia se reunieron con Educación y propusieron «continuar con la jornada continua hasta diciembre». Creen que esa alternativa supondría un menor riesgo de contagio entre los niños, ya que solo habría un turno de entrada y otro de salida, y no cuatro como se hace actualmente. Y al igual que sucede en A Coruña también entienden que la medida puede provocar problemas de conciliación. De ahí que contemplen que no solo se mantenga el servicio de comedor, sino que se propongan actividades por la tarde para quienes las soliciten.
Lo que sí lamentan es la falta de información sobre las posibilidades a las que se pueden acoger los centros: «Desconocemos si hay alguna normativa a la que se pueden acoger los centros, o si es una decisión que depende de cada jefatura territorial. Hay poca información en ese sentido», explica Nacho Louro que aclara que ya han solicitado más información a Educación para que aclare este aspecto.
LOS PEDAGOGOS
Pero, ¿y qué opinan los pedagogos sobre la idoneidad de este tipo de medidas? En ese sentido, tienen claro que los niños se adaptan con facilidad a cualquier tipo de horario: «Por el niño no hay problema, pero ahora son los padres los que tienen que buscar la alternativa. La jornada partida es favorable para los que no tienen actividades extraescolares ni apoyo familiar. Nos encontramos ahora en una situación en la que la restricción de los servicios externos es acuciante. Desde ludotecas a otros tipo de servicios, incluso académicos, que antes sí había para los chavales y que ahora pueden estar cerrados. Entonces a muchos padres se les plantea el problema de qué hacer si los niños salen de clase y no tienen a nadie que los pueda recoger. ¿Qué hace un crío en casa solo? Y además, dependiendo de qué edades porque hay niños que que no pueden quedarse solos en casa», explica José Manuel Suárez Sandomingo, presidente de la Asociación de Pedagogos de Galicia, que reconoce que el teletrabajo es una ayuda, pero que no todos los trabajadores pueden acogerse a esta fórmula. «Muchos padres están teletrabajando y tienen posibilidades de estar con el niño en casa aunque le interrumpa constantemente, pero el que no teletrabaja y sigue trabajando en el almacén y tiene que ir todos los días y no tiene alternativa en casa, ¿qué hace?». Está claro que el debate está que arde. Y esto solo acaba de empezar.