¿Cómo gestionar el uso de los dispositivos electrónicos en los niños? Cuatro pautas en el ámbito familiar
Los niños están en pleno proceso de formación de la personalidad y en pleno proceso de maduración tanto de las estructuras neurofisiológicas como de los mecanismos psicológicos. Es decir, todavía no controlan sus emociones y sus impulsos como un adulto maduro y sano. En este sentido, el uso de smartphones, tablets o consolas en ellos puede tener efectos perjudiciales si su uso no es debido y si se abusa. Por eso, tal y como destaca la psicóloga y experta en adicciones tecnológicas, Gabriela Paoli, es totalmente necesario establecer una serie de pautas dentro del ámbito familiar que regulen la utilización de los dispositivos electrónicos con el fin de preservar el bienestar de los niños.
¿Por qué les atrae tanto?
Lo primero que habría que hacer es comprender por qué los móviles, tablets, etc. les generan a los niños o adolescentes tanta atracción. Los dispositivos son altamente adictivos porque introducen al niño o adolescente en un circuito de recompensa digital a través de la producción de un neurotransmisor, la dopamina, también conocido como la “hormona del placer” o la “hormona de la felicidad”.
“Los estímulos que reciben a través de la pantalla cuando juegan a videojuegos o cuando hablan con los amigos por el WhatsApp hacen que su cuerpo produzca dopamina, lo que les genera una sensación placentera y les empuja a volver una y otra vez a la pantalla en busca de esa sensación”, comenta Gabriela Paoli, a lo que añade “a mayor estímulo, más dopamina y más placer”. Además, el móvil les da seguridad porque permite expresarse más libremente que cara a cara, la tecnología les entretiene y les alivia la tensión o ansiedad, incluso es una barrera de seguridad frente a los padres, es algo que protegen con una clave y es un espacio solo suyo.
El móvil les da seguridad porque permite expresarse más libremente que cara a cara, la tecnología les entretiene y les alivia la tensión o ansiedad
Normas claras
“Es primordial que los padres establezcan unas normas muy claras en lo que se refiere al uso de la tecnología en el ámbito familiar, especialmente del móvil, las videoconsolas, la televisión y el portátil o la tableta, en caso de que ya tengan”, afirma Paoli. Los niños tienen que saber qué reglas hay a la hora de utilizar este tipo de dispositivos. “Recomiendo que estas normas se digan no solo de voz, sino que exista un panel –contrato firmado por ambas partes donde se queden claras las normas de utilización y sus consecuencias de su incumplimiento– que se pueda consultar y que esté a la vista en la casa”, aconseja la experta.
Diálogo
Muchas veces se tiende a la imposición y al mero hecho de decir órdenes sin explicarlas ni razonarlas. Y en este aspecto es muy importante que exista un diálogo con los niños y explicarles de manera razonada los riesgos de un mal uso o abuso de la tecnología a su alcance, así como los beneficios de un uso saludable y adaptativo de la misma. “Son muchos los padres que pensarán que intentar dialogar y razonar con los hijos cae en saco roto y no se obtiene un resultado. Sin embargo, existe la obligación de mantenerlo, además de la responsabilidad. Al final, el mensaje irá calando”, sostiene Paoli.
Son muchos los padres que pensarán que intentar dialogar y razonar con los hijos cae en saco roto y no se obtiene un resultado
Vínculo afectivo sólido
Como en todo, la prevención es primordial. Por esto, la experta recomienda que establezca un vínculo afectivo sólido que prevenga de situaciones de dependencia con la tecnología. De esta forma, el niño estará acostumbrado a tener una buena comunicación con sus padres, a realizar actividades con ellos, al aire libre, a contar con ellos en su tiempo de ocio, al ser algo que ha vivido desde siempre desde una base sólida.
Predicar con el ejemplo
Y, por último, y una pauta esencial es el hecho de ser un buen ejemplo para los hijos en relación al uso de la tecnología. Los niños observan constantemente a sus padres, son su modelo a seguir en todos los aspectos. Por eso, si los padres viven conectados a sus pantallas, los niños no entenderán por qué ellos no tienen que hacerlo. “Debemos desconectarnos de nuestras propias pantallas para poder conectarnos con ellos”, argumenta Paoli.
¿Cuál sería entonces la fórmula?
“Normas + diálogo + cariño + ejemplo”, añade la psicóloga. Los límites ayudan a crecer a los hijos en virtudes y valores, proporcionan seguridad y ayudan a fomentar la tolerancia a la frustración, que es aceptar con naturalidad que no siempre se puede obtener lo que se desea en la vida.
Fuente: Magisterio