Aprender a ser padres
Educar desde el respeto y el cariño, pero con la firmeza y autoridad que exige ser padres. Fijar límites y normas de comportamiento a los hijos desde pequeños, pero sin gritos, con la explicación de por qué se toma esa decisión siempre por delante y con la premisa de ser constantes y dar ejemplo ya que ningún padre puede exigir a sus hijos algo que él incumple día sí y día también. Estas son las principales pautas que dan psicólogos y pedagogos gallegos a los padres a la hora de enfrentarse a la “difícil” tarea de educar a sus hijos. Los expertos advierten de que los padres actuales pecan de “un exceso de permisividad con los niños”, lo que a corto o largo plazo puede derivar en problemas de conducta. Ante el aumento de la demanda de ayuda, las escuelas y talleres para padres en los que se les dan pautas para manejar la crianza de sus hijos en el día a día se han multiplicado en los últimos años en A Coruña.
Ser padre nunca tuvo manual de instrucciones, pero los expertos reconocen que los padres de hoy se enfrentan a retos que no tenían generaciones anteriores. “Hoy tienen que hacer frente a cosas para las que no tienen un modelo anterior de referencia como el uso de nuevas tecnologías, el acoso escolar o simplemente que ahora no es como antes, los niños no pueden estar solos por la calle”, explica la psicóloga del centro Supera Bibiana Infante que imparte talleres para padres por toda Galicia. “Además, han desaparecido las redes de ayuda que antes tenían casi todos los padres. Muchos no cuentan hoy con la familia extensa cerca, trabajan todo el día y se encuentran ellos solos para resolver cualquier reto”, añade el psicólogo Javier Aznar, del Centro de Asesoramiento Familiar de la Fundación Meniños de A Coruña.
Un nuevo escenario que, según los expertos, ha llevado a muchos padres a optar por un modelo de educación que no es el más adecuado. “Hay una tendencia a confundir disciplina y autoridad con castigo y represión y se tiende a una excesiva permisividad”, explica la vicepresidenta de la sección de Psicoloxía Educativa del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia, Ana María Ulloa, quien añade: “Para que un niño crezca y se desarrolle de manera eficaz los padres deben tener cierta autoridad y disciplina, lo que equivale a fijar normas y límites no a ser autoritario. No puede ser que el niño sea el que ordene, el que haga lo que quiera en el hogar”. Una opinión que comparten Bibiana Infante y Javier Aznar. “Hay muchos padres que como no quieren ser autoritarios o seguir el modelo tan rígido que tuvieron ellos se van al otro extremo”, señala Bibiana. “Tanto ser muy rígido en la educación como muy flexible puede llevar a problemas de comportamiento del menor”, reconoce Javier.
Ser padre es un trabajo de 24 horas desde el minuto uno y por ello, tanto psicólogos como pedagogos gallegos recuerdan que fijar límites y normas de conducta es una tarea que se realiza desde que el pequeño nace, aunque “adaptándose a cada edad”. Todos ellos dan una serie de pautas para ayudar, especialmente a los padres primerizos, a manejar ciertas situaciones de la educación de los menores.
Fijar límites. “Los padres deben fijar límites y normas a sus hijos desde pequeños, no esperar a que tenga 7 años porque son fundamentales para que crezcan de una manera eficaz y se manejen en la sociedad”, señala la psicóloga Ana María Ulloa. “Para que un niño obedezca antes hay que educarlo y esto implica poner los límites necesarios y que el pequeño comprenda las normas siempre de forma adecuada a su edad”, señala el presidente de la Asociación Profesional de Pedagogos de Galicia, José Manuel Suárez, quien añade: “El sistema de educación democrático es el más ponderado y consiste en dejar participar al hijo en todas las decisiones que tome la familia en función de sus necesidades y esto le permitirá ser responsable de sus actos y de las actividades en la parte que le corresponda”. Para fijar límites con éxito, Ulloa da una serie de consejos: “Con frases cortas y órdenes precisas, es decir, no ‘hay que ser educado en la mesa’ sino ‘la comida no se tira al suelo’; con tono de firmeza pero sin gritos; explicar siempre el por qué de tomar esa decisión; dar alternativas, por ejemplo, si el niño quiere pintar en la pared se le da la opción de hacerlo en un papel; y sobre todo mantener el cumplimiento del límite o norma. Si se establece que el niño se acuesta a las nueve será siempre a esa hora, no un día a esa hora y dos más tarde, por ejemplo”.
Rabietas. Hasta los cuatro años, los pedagogos gallegos reconocen que esta actitud entra dentro de la normalidad ya que el niño “se empieza a hacer autónomo y quiere imponer su propio criterio”. Sin embargo, abogan por reconducir este tipo de actitudes. “Los padres deben analizar si lo que demanda el niño es lógico o no y si no lo es hay que hacerle razonar y llevarlo al terreno apropiado”, señala José Manuel Suárez. “Hay que actuar con calma, sin desesperarse ni gritar, pero sobre todo, no se puede ceder a lo que quiere el niño porque si ve que con la rabieta lo consigue, lo volverá a hacer”, indica Ana María Ulloa.
Celos. Entre hermanos que se llevan poca edad es habitual que puedan aparecer episodios de celos a los que los expertos aconsejan estar muy atentos. “Hay que estar muy pendientes porque no siempre se manifiestan del mismo modo. Se solucionan cuando ellos ven que se quiere y se trata a todos por igual”, indica Ulloa. “Si el mayor colabora en las tareas de cuidado del pequeño se la hace más responsable y se le hace sentir diferente y privilegiado”, apuesta Suárez.
Castigos. Los expertos consultados difieren sobre la necesidad o no de castigar para educar a los pequeños aunque coinciden en una premisa: siempre ha de ser en positivo. “La idea es que el niño aprenda que lo que hizo está mal, es decir, si le ha estropeado la libreta a un compañero, por ejemplo, no sirve sólo quedarse sin recreo sino que hay que instarle a ayudarle a su compañero a solucionar el problema”, indica la psicóloga Ulloa. “Es un error pensar en castigo como un acto represivo físico o verbal, también es retirar un premio o no conceder lo prometido cuando no se han cumplido las expectativas”, indica Suárez. Sin embargo, Bibiana Infante, defensora de la disciplina positiva, asegura que el castigo sólo es eficaz “a corto plazo” y si está la “figura de control”. “¿Querémos que nuestros hijos se comporten bien porque creen que es lo adecuado o por miedo al castigo? Lo que hay que hacer que el niño reflexiones sobre su actitud y esto se puede hacer mediante preguntas para que analice si lo que ha hecho está bien o no”, sostiene.
Modelo a seguir. “Los niños copian lo que ven, no lo que se les dice”. De este modo tan tajante psicólogos y pedagogos gallegos advierten a los padres que son el modelo a seguir y que de nada sirve fijar unas normas a los pequeños si ellos las incumplen con cierta frecuencia.
Y cuando los niños crecen y llegan a la adolescencia toca renovar la estrategia. Ya no sirve fijar límites y normas de manera unilateral sino que los expertos aconsejan a los padres que -aunque sean en último caso quienes marquen las directrices a seguir sobre diferentes temas- hagan partícipes a los jóvenes en la toma de decisiones. “Igual que los padres quieren llevarse bien con sus hijos, ellos también con los padres. Tener un buen vínculo con sus padres les ayuda a lograr sus metas”, señala el psicólogo Javier Aznar, quien añade: “Hay cierta tendencia a ver a los adolescentes como más jóvenes de lo que son y hay que evitarlo y hacerles partícipes, ver su opinión”.
Tanto para cuando los hijos son pequeños como cuando llegan a la adolescencia, la oferta de escuelas o talleres para padres se ha multiplicado en los últimos años en A Coruña. A las charlas que periódicamente ofrecen algunos centros cívicos, colegios o asociaciones de padres se unen centros especializados en asesorar a los padres cuando ya existe un conflicto más complejo con sus hijos. Es el caso del Centro de Asesoramiento Familiar de la Fundación Meniños que aborda casos de adolescentes agresivos o niños con problemas de comportamiento. En la actualidad unas 40 familias acuden a terapia. Lo mismo ocurre en la escuela de padres de Cruz Roja A Coruña, pensada para familias que participan en algún otro programa de la entidad y en la que se asesora sobre educar, pero también sobre alimentación o el sentimiento de paternidad.
Ana María Ulloa – Área educativa del Colegio de Psicoloxía de Galicia
“En la adolescencia hay que negociar con ellos, incluirlos en las decisiones”
Tiene claro que la educación que reciba un niño durante su primera infancia influirá en cómo afronte la adolescencia y que se forme como persona de forma eficaz. Por ello advierte de la excesiva permisividad que ve en muchos padres actuales. “Las familias tienen que fijar límites y normas para que los niños se manejen de forma apropiada en la sociedad, pero muchas confunden la autoridad que debe tener un padre con castigo y represión y no es lo mismo”, señala la vicepresidenta de la sección de Psicoloxía Educativa del Colegio Oficial de Psicoloxía de Galicia, Ana María Ulloa, quien cree que este exceso de permisividad tiene su origen en esta confusión y en que muchos padres “que se educaron en un modelo restrictivo tienden al otro extremo cuando lo ideal sería un equilibrio”.
Educar con respeto, argumentando cada decisión y adaptando la explicación a la edad del niño es fundamental, según esta experta, quien reconoce que hay que cambiar la dinámica cuando el hijo llega a la adolescencia. “En esta fase es importante negociar ciertas normas con ellos como puede ser la hora de acostarse o ponerse o no un piercing”, indica Ulloa, quien añade: “Es importante que a esta edad comiencen a ser partícipes de la decisiones, hay que tenerlos en cuenta y no perder nunca la comunicación aunque eso sí, recordando que no somos sus amigos sino sus padres y hay que orientarles sobre lo correcto”.
Clara Tello y Ana Veira – Responsables de la escuela de padres y abuelos de Cruz Roja
“Lo que más preocupa a los abuelos es cómo limitar el uso de la tecnología”
Dos escuelas, una para padres y otra para abuelos, es la apuesta de Cruz Roja A Coruña para echar un cable a las familias que tienen dudas o problemas a la hora de educar a los pequeños del hogar. El taller para progenitores de la ciudad de A Coruña „al que una docena de familias acuden una vez a la semana durante dos horas y media„ surgió en 2014 “a raíz de que en otros programas vimos cómo con la crisis se descuidaban ciertas pautas del día a día”, señala la responsable del área de Menores, Clara Tello, quien añade: “En él hablamos desde los sentimientos de paternidad y maternidad hasta las distintas etapas evolutivas de los niños, pautas para fijar límites, sobre alimentación…”.
La entidad también cuenta con una escuela para abuelos (en Carballo, Laxe, Coristanco y Malpica), destinada a quienes se encargan durante parte del día de su cuidado o viven con ellos. “No se trata de enseñarles nada, ellos ya han pasado esa etapa sino de refrescar temas y actuar como un sitio donde compartir experiencias”, señala Ana Veira, quien reconoce que las principales dudas que plantea este colectivo “están relacionadas con el uso de nuevas tecnologías, cómo limitar el uso de videojuegos y también les inquieta el parecer de los padres, ver que cuando llegan a casa no tienen los mismos criterios que ellos, etc.”, sostiene Veira que explica que en la actualidad hay 53 usuarios en la escuela.
José Manuel Suárez – Presidente de la Asociación Profesional de Pedagogos
“La educación es el alimento de la vida como la comida lo es del cuerpo”
“Tener un hijo es fácil, criarlo y educarlo mucho más difícil”. El presidente de la Asociación Profesional de Pedagogos de Galicia, José Manuel Suárez, se muestra así de tajante a la hora de analizar las dificultades que muchos padres se encuentran para educar a sus hijos. “Se empieza a ser padre o madre desde el momento en el que nace el niño, lo que supone que se le debe educar a la vez que se le alimenta. La educación es el alimento de la vida como la comida lo es del cuerpo”, sostiene este pedagogo, quien entre todos los estilos de crianza que existen apuesta por “el modelo democrático”, aquel en el que el pequeño participa en todas las decisiones de la familia “en función de sus capacidades”.
Suárez tiene claro que cuando un niño no obedece o se niega a comer, por ejemplo, detrás se esconde una mala fórmula de inculcarle los límites y las normas de comportamiento adecuadas. Ya en la adolescencia, cuando los chicos quieren más autonomía, este pedagogo apuesta por mantener la línea de contar siempre con la opinión de los hijos. “Si se va facultando al hijo para que se vaya haciendo responsable de sus actos en función de lo que puede y debe hacer y que este se responsabilice y se frustre con sus experiencias negativas y aprenda de ellas, estará en el buen camino”, señala este experto, quien recomienda a los padres dejar que sus hijos se equivoquen porque “muchas veces de los errores se aprende más que de los consejos”.
Fuente: La Opinión Coruña
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