Familias, niños, niñas y jovenes migrantes
La participación de las mujeres como primer eslabón de la cadena migratoria en algunos flujos de población hacia Europa ha provocado un reacomodamiento de los vínculos de género y generacionales en el ámbito de las familias migrantes. Los cambios fundamentales hacen referencia a las rupturas ideológicas en torno a la concepción y el ejercicio de la maternidad (y la paternidad) y a las nuevas formas y relaciones familiares. En este sentido, la estructura y la dinámica de los grupos domésticos, los patrones de conyugalidad, las prácticas de crianza y los procesos de adaptación de los hijos e hijas de familias migrantes en origen y destino enfrentan nuevos desafíos en un contexto migratorio transnacional. Estos desafíos implican conflictos y negociaciones en el marco de las familias, ahora, transnacionales.
A partir de la aceleración y feminización de los flujos migratorios, a inicios del siglo XXI, las madres transnacionales y sus familias están consolidando nuevos espacios, expandiendo límites nacionales e improvisando estrategias de maternidad, hecho qse presenta como una verdadera odisea con altos costos afectivos y económicos. La renegociación de estos roles se ha realizado en un contexto muchas veces adverso para las mujeres migrantes. Si bien a nivel económico se acepta que la transferencia del trabajo reproductivo —proceso también denominado "la globalización de los cuidados"— es consecuencia de la nueva división internacional y sexual del mercado de trabajo, que genera una demanda de mano de obra femenina que ha acelerado los movimientos Norte-Sur; la paradoja nos remite a que las mujeres migrantes dejan su rol de cuidadora en origen y postergan su autonomía personal y profesional para migrar a cuidar a niños, ancianos y hogares a cambio de un salario en el Primer Mundo.