La dificultad para conciliar duplica los niños con horario escolar ampliado en Galicia
Hay jornadas escolares más largas que un día de trabajo. Niños que se pasan hasta diez horas en el colegio y que conviven mucho más con sus profesores que con sus padres. El problema es que los horarios laborales no casan con los escolares, las familias no tienen ayuda para conciliar y deben hacer encaje de bolillos para cuidar de sus hijos sin desatender el trabajo. Casi 17.000 escolares gallegos tienen que entrar antes al colegio, quedarse más horas a mediodía o después de clases en espera de que sus padres puedan ir a recogerlos. Es el doble que hace ocho años. Cada vez son más los centros educativos que ofrecen a las familias servicios de ampliación de horario escolar para facilitarles la conciliación, ¿pero a costa de qué? ¿Es bueno para los niños pasar tantas horas en la escuela?
Los expertos lo ponen en duda. Puede afectar al rendimiento de los niños, provocarles estrés y además dificulta que los padres pasen más tiempo con sus hijos, les transmitan valores y se estrechen lazos familiares.
Según los datos del Ministerio de Educación, en el pasado curso un total de 582 centros educativos gallegos ofrecían un servicio de ampliación de horario escolar a sus alumnos. Hace ocho años eran solo 257. Es una demanda de los padres. De hecho, cuando buscan colegio para sus hijos una de las condiciones que pueden hacer inclinar la balanza a favor de un centro o de otro son los horarios y los servicios que se ofrezcan para conciliar.
Dentro del servicio de ampliación del horario escolar, lo más frecuente es que los colegios abran sus puertas una hora antes del inicio de las clases para que a los padres les dé tiempo de dejar a sus hijos antes de ir a trabajar. Es el servicio de madrugadores. Normalmente los niños aprovechan este tiempo para desayunar en el centro.
Sin embargo, hay colegios que también amplían su horario después de las clases. Al margen de las actividades extraescolares, los niños pueden quedarse en la escuela hasta que sus padres puedan recogerlos. Pueden pasar el rato jugando, haciendo deberes o se organizan actividades lúdicas para entretenerlos. También a mediodía si los chavales van a comer a su casa pero, por ejemplo, sus padres no salen de trabajar hasta las tres, pueden quedarse en el centro bajo la supervisión de un profesor.
Los usuarios de estos servicios de ampliación del horario escolar son mayoritariamente niños de Infantil y Primaria, es decir, de entre tres y doce años.
Pero éste no es el único recurso de los padres para conciliar. Casi 126.000 alumnos se quedan a comer en el colegio y luego están las actividades extraescolares, en el propio centro o fuera.
De esta manera, un niño que acude al servicio de madrugadores a las ocho de la mañana y se queda a comer puede salir del colegio a las seis de la tarde, es decir, habrá pasado diez horas en el centro. Y al llegar a casa aún le tocará hacer los deberes.
Pero los colegios no solo amplían su horario en jornada escolar, sino que hay cada vez más centros que también abre sus puertas en días en los que no hay colegio pero son laborables para los padres: por ejemplo, en Semana Santa o en verano.
La jornada continua se ha ido extendiendo además en los centros escolares gallegos. Tres de cada diez ya la tienen y eso pone también en un aprieto a muchos padres que trabajan por la tarde.
Fuente: www.laopinioncoruna.es