Educar las emociones
Este libro forma parte de una experiencia formativa que hemos organizado con mucho entusiasmo para quienes se encuentran en un proceso de profesionalización y requieren crecer emocionalmente. Fue concebido como una "carpeta de trabajo" para que cada futuro profesional tenga la oportunidad de sentirlo, vivirlo, reconstruirlo y descubrir desde sus distintas aplicaciones, la riqueza de sus propias emociones.
"Educar las emociones" constituye uno de los recursos didácticos del programa de educación emocional creado para ofrecerle a los estudiantes de hoy, profesionales de mañana, una doble experiencia pedagógica: adquirir conocimientos acerca de la inteligencia emocional y desarrollar sus propias habilidades emocionales.
Particularmente, esta "carpeta de trabajo" es un apoyo a las diversas actividades que se pueden realizar en un programa de educación emocional, por ello se estructuró en cuatro segmentos:
I. Contenidos temáticos, dedicado a exponer, en forma breve, algunos conceptos básicos relacionados con la inteligencia emocional.
II. Actividades para la educación emocional, con sugerencias de ejercicios para el desarrollo de las habilidades de la inteligencia emocional, así como cuestionarios para la auto-evaluación.
III. Propuestas para reflexionar, en el que se recopilan algunos textos que invitan a profundizar sobre aspectos inherentes al desarrollo personal como son: el sentido de la enseñanza, la comunicación personal, la autenticidad, la perseverancia, el trabajo en equipo, el control de la ira, el temor a fracasar y el sentido del esfuerzo.
IV. Referencias, incluye información para localizar distintas fuentes, tanto de libros como de sitios en la Internet, sobre el tema de la inteligencia y la educación emocional.
Deseamos que esta propuesta sea útil para ayudarlos a profundizar en el autoconocimiento, punto de partida del programa de educación emocional que hemos diseñado y en el que se considera el desarrollo emocional como un proceso auto-constructivo, que se logra a través de la implicación del propio estudiante; en ese sentido, el papel del facilitador del programa es promover las mejores oportunidades y condiciones para que cada uno de los participantes en el programa construya su propio conocimiento y se eleve a la condición de protagonista de su proceso de formación, teniendo también como norte su futura salud emocional y la calidad de las relaciones que modelarán y promoverán como profesionales y como personas.